«En el año quince del reinado de Tiberio César, Poncio Pilato gobernaba la provincia de Judea, Herodes era tetrarca en Galilea, su hermano Felipe en Iturea y Traconite, y Lisanias en Abilene; el sumo sacerdocio lo ejercían Anás y Caifás. En aquel entonces, la palabra de Dios llegó a Juan hijo de Zacarías, en el desierto«. -Lucas 3:1,2, Nueva Versión Internacional.
Este es uno de esos pasajes que llaman la atención por la gran cantidad de datos facilitados. Se nota que Lucas quería documentar bien la poderosa irrupción de Jesús de Nazaret en la historia humana. Lucas era hombre inteligente y bien formado, médico de profesión. Su relato no tiene la apariencia de una narración mítica, oscura o legendaria; no usa expresiones parecidas a las de El Quijote, tales como «en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero ni acordarme». No; ofrece datos concretos ratificados por la historia en un estilo y rigor propios del mejor periodismo documentado. Detalles no faltan:
- Tiberio César: emperador romano durante los años 14 a.C.-37 d.C.
- Poncio Pilato fue prefecto o gobernador romano de Judea, Samaria e Idumea durante los años 26 a.C.-36 d.C.
- Herodes, llamado Antipas, hijo de Herodes el Grande (Mt 2.1 nota b), fue tetrarca de Galilea y Perea del 4 a.C. al 39 d.C.
- Felipe, otro hijo de Herodes el Grande, gobernó en Iturea y Traconítide, regiones al nordeste de Galilea, del 4 a.C. al 34 d.C.
- Abilinia: región al occidente de Iturea.
- Anás fue Sumo sacerdote durante los años 6-15 d.C., y su yerno Caifás en los años 18-36 d.C. Al parecer, se seguía aplicando el título también a Anás, debido a su prestigio y a que conservaba cierto grado de autoridad (cf. Jn 18.13; Hch 4.6).
Es muy interesante lo que el historiador Eusebio de Cesaréa (263-339) escribe en su obra «Historia de la Iglesia«, capítulo 2:
«Pilato notificó a Tiberio los rumores que corrían por toda Palestina acerca de la resurrección de entre los muertos de nuestro salvador Jesús… En su «Apología de los cristianos», Tertuliano, que conocía con exactitud las leyes romanas, famoso por diversos hechos y muy notable en Roma, redacta estas cosas en el idioma de Roma, pero traducido al griego. A continuación cito textualmente sus palabras:
«Así pues, Tiberio, en tiempos del cual entró en el mundo el nombre de cristianos, en el momento en que le fue anunciada esta doctrina que venía de Palestina -pues allí empezó-, se la comunicó al Senado, mostrándoles que a él le agradaba esta doctrina. No obstante, el Senado la rehusó por no haberla aprobado antes. Pero Tiberio persistió en su decisión anterior y amenazó con la muerte a los acusadores de los cristianos».
César Augusto
El cónsul romano Publio Sulpicio Cirenio (51 a.C-21 E.C) fue enviado a Siria por César Augusto para hacer un censo con intención de establecer un impuesto. Judea estaba incluida.
«Y aconteció en aquellos días que salió un edicto de César Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado. Este fue el primer censo que se levantó cuando Cirenio era gobernador de Siria. Y todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta. Y sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón».– Lucas 2:1-7, La Biblia de las Américas.
Es interesante cómo la arqueología corrobora también parte de ese registro evangélico. En un artículo aparecido el 13 de diciembre de 2007 en el diario La Vanguardia de Barcelona, España, se decía:
«La prospección geofísica realizada en el subsuelo de la Catedral de Tarragona ha permitido localizar un templo de ocho columnas frontales igual al dedicado a Cesar Augusto, por lo que los arqueólogos dan prácticamente por seguro que se trata del construido en honor del emperador romano…
«Ya en los Anales de Tácito queda documentada la existencia de un templo de culto dedicado al emperador Augusto en la antigua Tarraco, e incluso parece probado que una embajada tarraconense viajó a Roma en el siglo I d.C, y obtuvo el permiso de Tiberio, sucesor de Augusto, para la construcción del recinto».
En los versículos finales de este capítulo, Lucas ofrece incluso una genealogía de Jesús que se remonta hasta el mismo Adán, prueba del carácter universal de Lucas y de la solidaridad de Jesús con toda la raza humana.
Tenía treinta años de edad cuando Jesús fue bautizado por Juan en el río Jordán, el mismo río que todavía fluye hoy día en la tierra de Israel. «Jesús, al comenzar su ministerio, era como de treinta años».- Lucas 3:27-38.
Véase también Orígenes históricos del cristianismo
Esteban López