José Antonio Marina es un filósofo, pedagogo, escritor y ensayista español, nacido en La Rasa (Soria) el 26 de septiembre de 1939. Es conocido principalmente por su trabajo en el ámbito de la educación, la creatividad y la inteligencia, siendo un referente de la pedagogía contemporánea en España.
Recuerdo que no hace mucho tiempo tuve la oportunidad de saludarle personalmente. Es una persona muy afable. Le di las gracias por su libro «Por qué soy cristiano» recordando uno de sus interesantes planteamientos como es el del concepto de «verdad», que según el Evangelio no es un concepto intelectual sino de acción ética. Se mostró agradablemente sorprendido, supongo porque saqué a relucir alguno de sus planteamientos y porque ese es un tema minoritario en la actual sociedad secular en la que vivimos. Recuerdo también que leí el libro con mucho interés pues hace planteamientos que invitan a la reflexión y bastante innovadores. Siempre es agradable coincidir con personas como José Antonio Marina por lo mucho que han laborado por el bien común. Todo un contraste cuando tantos otros sólo viven para su yo.
La reseña de su libro «Por qué soy cristiano» (Anagrama, 2005) dice:
«La religión atraviesa en la actualidad un momento de auge y descrédito a la vez. A pesar de que la alianza de las religiones con el poder y las interpretaciones dogmáticas a que han sido sometidas han provocado grandes desdichas, la religión ha tenido un efecto beneficioso en la evolución de la Humanidad, muchos de los conceptos éticos sobre los que fundamos nuestra cultura provienen de ella, y el pensar a Dios como suprema bondad es el origen de la humanización de nuestra especie.
«El libro es un breve tratado sobre la religión en general y su genealogía, haciendo especial hincapié en el cristianismo, base de la cultura occidental, y en la figura histórica de Cristo y el valor actual de su mensaje. Estudia también el concepto de verdad y su relación con la religión. Incluye una biografía intelectual del autor, con el desarrollo de su proyecto creador basado en una teoría de la inteligencia cuya culminación es la ética, mundo personal totalmente coherente con el mensaje de Jesús. Se apoya en una amplia bibliografía de los filósofos, teólogos y divulgadores más reputados, sin olvidar la poesía, especial fuente de conocimiento.
«Cristo, Buda, Confucio, Tao o Mahoma, son grandes creadores espirituales que han propuesto formas innovadoras de vida más nobles y grandes, y son el origen de una serie de experiencias que avanzan a través de la historia y se van engrosando con la aportación de las experiencias personales de sus fieles, que a veces cristalizan en estructuras sociales o políticas que aumentan su poder, aunque estancan su vitalidad. Marina considera que un filósofo tiene que enfrentarse con los temas esenciales de su cultura, y en una civilización cristiana como la nuestra parece evidente que debemos saber a qué atenernos respecto al personaje al que constantemente se hace referencia: Jesús de Nazaret.
«Casi todas las religiones convierten esas experiencias personales no verificables por la razón en verdades absolutas, lo que da lugar a un gran número de conflictos y contradicciones y a una dialéctica continua entre religión, ciencia y ética. Esta difícil relación puede resolverse mediante la teoría de los dos niveles de verdad: hay unas verdades absolutas verificables mediante el uso de la razón y válidas universalmente; y otras derivadas de la experiencia personal, no verificables objetivamente- lo que no significa que sean falsas, sino que son poco cognoscibles-, y aunque pueden explicarse, difundirse, y se puede actuar conforme a ellas, su ámbito es privado. Esta teoría de la doble verdad ya fue esbozada por Marina en libros como Elogio y refutación del ingenio, y, sobre todo, en su Dictamen sobre Dios. El último capítulo habla de las verdades privadas del mundo de J.A. Marina, y se responde a la pregunta: ¿Por qué soy cristiano?«
Algunas porciones del libro
«Es cierto que las religiones han sido instrumentalizadas políticamente desde el poder, pero creo que su función moralizadora ha supuesto una benéfica limitación de la arbitraria acción del poderoso… hasta que ellas se convirtieron en poderosas«.
«Las culturas semíticas tienen un concepto de verdad que resulta muy adecuado para la vida. Llaman a la verdad ‘emunah’: lo firme, lo que permite construir encima«.
«Quien se inmuniza contra toda evidencia nueva se mantendrá incólume en su convicción. Vive una existencia falsa porque ha renunciado a buscar la verdad, pero muy estable porque nada le conmoverá. El avestruz puede mantener sus creencias con gran facilidad. Es un animal de profundas convicciones. Crédulo es el que resulta fascinado por cualquier parecer. Y fanático el que no se deja convencer por la evidencia más fuerte«.
«Una persona religiosa puede acomodar su vida a sus creencias, puede explicarlas, pero en lo que afecta a los demás tiene que someterse a dos grandes verdades universales: la verdad científica y la verdad ética«.
«La experiencia cristiana gira en torno a la caridad – a la agapé, según el término acuñado por el Nuevo Testamento o para designar la energía amorosa – y a su realización. Considera que pensar en Dios es actuar… ‘Sabemos que le hemos conocido si guardamos sus mandamientos’ (1 Jn 2, 3)».
«El Concilio de Nicea fue el momento definitivo. Jesús, el hijo de María y de José, el judío marginal, el ajusticiado, fue reconocido como ‘omoousios’ del Padre, como consustancial a Dios, de su misma sustancia. Y poco después, en el trascendental Concilio de Calcedonia, intentaron poner en claro esta definición y acabaron diciendo que en Jesús había dos naturalezas – divina y humana- pero sólo una persona, y que en Dios, que era Uno, había que reconocer una trinidad de personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los profetas judíos, tan celosos de su monoteísmo, debieron de removerse en sus tumbas, y estoy seguro de que si Jesús se hubiera dado una vuelta por el Concilio no hubiera entendido nada de lo que decían en él«.
«El cristiano lo que tiene que ser es confiado y ‘se dedere in fidem Christi’, confiar en la fidelidad de Cristo. Esta es por otra parte, la noción bíblica. Creer (hifil he’emin) significa apoyarse en alguien que merece un crédito absoluto y otorga plena confianza«.
«Cuando los cristianos primitivos repiten insistentemente ‘Dios es amor’, tendemos a interpretar esta frase en clave sentimental. Nos equivocamos porque el cristianismo es muy poco patético. Amar no es un sentimiento, sino una acción. Una acción creadora de lo bueno. Cuando se dice en las Escrituras que Dios es amor, no se están refiriendo a un corazón derretido, sino a un comportamiento amoroso, a una actividad… Jesús dijo: ‘Mi padre obra siempre’. El modelo moral del cristianismo se basa en esta afirmación«.
«En el lenguaje bíblico ‘verdad’ no es ‘aletheia’, descubrimiento, luz, conocimiento. Verdad es lo que funda nuestra acción, lo que nos permite construir encima, y ‘hacer la verdad’ (ash’ émet) era sinónimo de vivir virtuosamente (Gn 32, 11: Is 26, 10). Convertirse a la verdad es ‘apartarse de la iniquidad’. En los testos de Qumrán ‘verdad’ significa ‘norma de acción’. Lo contrario a esta verdad no es el error, sino la maldad. Lo contrario a esta fe no es la incredulidad, sino el mal obrar, la mala fe«.
«La colaboración entre religiones sólo progresa en el campo moral, no en el dogmático«.
«Alguien puede negarse por sus creencias religiosas a aceptar una transfusión de sangre para sí mismo, pero no puede imponérsela a su hijo. Alguien puede creer que el martirio lleva directamente al Paraíso, pero eso no le autoriza a suicidarse provocando una carnicería. Que se inmole a solas, si quiere«.
«Si la inteligencia desplegara su actividad creadora, su brillante capacidad de bondad, enérgica y bella, fértil en existencia, ¿qué aparecería? Pues aparecería lo que en términos evangélicos se llama el Reino de Dios».
«La ciencia… es maravillosa, pero nos trivializa. Cuando Weber habló del ‘desencantamiento’ del mundo que produce la ciencia no estaba diciendo ¡albricias! sino ¡socorro! Para la ciencia el ser humano es una parte más de la naturaleza y no hay diferencia radical entre él y la bacteria. Esto es muy bueno porque nos permite reconocer nuestros mecanismos biológicos compartidos, pero es muy malo porque nos convierte en individuos insignificantes de una especie insignificante, cuando en realidad nuestra esencia consiste en ser ‘significativos’, en crear signos, puntos de ruptura, irrealidades a realizar, religiones. Por estas razones quiero mantener en ‘mi mundo’ la religión: no quiero ser una naturaleza monda y lironda. Me parece importante recuperar el sentido de lo sagrado como zona protegida y a salvo, como dominio de lo significativo y de lo no trivial«.
«El fenómeno del ‘existir’ me parece el gran fundamento de lo religioso, y en ella hago residir mi dimensión divina de la realidad«.
Biografía
Marina estudió Filosofía en la Universidad de Madrid y fue influenciado por el pensamiento de autores como Kant, Heidegger, y Sartre. A lo largo de su vida profesional, se ha dedicado a la reflexión filosófica y a la investigación sobre la inteligencia, la creatividad y el proceso educativo.
En la década de 1970, se volcó en la pedagogía y fundó la Fundación SM, una institución dedicada a la investigación educativa, donde se centró en cuestiones relacionadas con el aprendizaje, el desarrollo de la inteligencia, la emocionalidad y las estrategias para mejorar la educación en España.
A lo largo de su carrera, ha desarrollado una obra extensa que aborda aspectos filosóficos, educativos, psicológicos y sociales. Ha sido un defensor del concepto de «educación integral», que propone un enfoque que respete la individualidad y las necesidades emocionales del alumno, al mismo tiempo que fomente la creatividad y el pensamiento crítico.
La obra de José Antonio Marina se caracteriza por su interés en la educación, la inteligencia y el desarrollo del potencial humano. Su enfoque integrador y su capacidad para conectar diversos campos del conocimiento lo han convertido en una figura clave en el ámbito pedagógico y filosófico contemporáneo.
Obra
La producción literaria y ensayística de José Antonio Marina es amplia y abarca diversos campos. Entre sus libros más relevantes se encuentran:
- «La inteligencia ejecutiva» (1996): En este libro, Marina profundiza en los procesos de la inteligencia humana, haciendo especial énfasis en las capacidades que nos permiten gestionar y dirigir nuestra vida cotidiana. Introduce el concepto de «inteligencia ejecutiva», un conjunto de habilidades mentales que hacen posible la toma de decisiones y el autocontrol.
- «La educación del talento» (1999): En esta obra, Marina reflexiona sobre el talento y cómo la educación debe potenciar la creatividad y las habilidades innatas de los estudiantes. Sostiene que la educación debe ser capaz de identificar y nutrir el talento en todas sus formas, no solo en los aspectos académicos.
- «El cerebro y la inteligencia emocional» (2006): Este libro explora la relación entre el cerebro, las emociones y la inteligencia, destacando la importancia de las emociones en el proceso de aprendizaje y en la toma de decisiones.
- «Ética para navegantes» (2007): En esta obra, Marina aborda cuestiones éticas de una manera accesible y práctica, proponiendo una reflexión sobre los principios que deben guiar nuestras decisiones en un mundo complejo.
- «El laberinto de la creatividad» (2013): Un libro en el que analiza el proceso de la creatividad desde una perspectiva neurocientífica y psicológica, así como sus aplicaciones en diversos campos, especialmente en la educación.
- «La novela de la inteligencia» (2018): En esta obra, Marina hace un recorrido por la historia de la inteligencia, analizando los diferentes enfoques y teorías que se han propuesto a lo largo del tiempo sobre este tema.
A lo largo de su carrera, José Antonio Marina ha influido profundamente en el ámbito de la educación en España, participando en la creación de políticas educativas y asesorando a instituciones gubernamentales y educativas. Además, su obra ha sido traducida a varios idiomas, lo que le ha permitido ampliar su impacto fuera de España.
Algo de su pensamiento
“Yo no creo en el destino. Al contrario, me parece que una de las grandes metas de la inteligencia humana es liberarnos de él«.
«Aunque disponemos de muchos medios (tecnológicos, financieros y científicos) para resolver algunos de los graves problemas que padece la humanidad en general y nuestra sociedad en particular, no sé si vamos a tener la suficiente inteligencia como para aprovecharlos o si, por el contrario, vamos a complicar la vida del hombre para unos cuantos decenios«.- Aprender a vivir, conferencia publicada en el Correo Digital el 9 de mayo de 2005.
«Si existe una teoría científica de la inteligencia, debería haber otra igualmente científica de la estupidez«.- «La inteligencia fracasada: Teoría y práctica de la estupidez«. José Antonio Marina. Anagrama, 2010.
«Unas veces, debemos ampliar la mirada hacia el futuro, que es el territorio de la esperanza, para hacer más fácil la travesía del presente; otras, nos conviene centrarnos en el «ahora», en el eternal Now, para impedir que una hemorragia mental hacia el futuro nos impida contemplar el presente«.
«La arbitrariedad de un Estado policíaco, los atentados terroristas, los chantajes de cualquier tipo, las crueldades domésticas, los ataques preventivos, las operaciones de escarmiento se sirven del miedo para alcanzar unos objetivos».
«El Creador del mundo ha determinado que la esperanza nazca y se sustente con levísimas motivaciones«.
«De la esperanza pueden brotar las más virulentas formas de fanatismo, de impermeabilidad a la crítica, de entusiasmo y de agitación«.
«Nuestra calidad de vida va a depender de cómo seamos capaces de afrontar las situaciones difíciles«.
«A lo largo de los siglos ha habido una poesía que elogia la guerra, la batalla, en una palabra, la excitación, una actitud que convierte el peligro en riesgo que se desea afrontar«.
«El enamorado que aguarda la llegada de su enamorada también siente un nerviosismo delicioso«.
«El miedo a la mujer, demonizada previamente, convertida en la mitad subversiva de la humanidad, que culminó con la caza de brujas«.
«Rilke consideraba que el amor perfecto es el que no pide nada, ni espera nada«.
«El esclavo de mi kafkiano infierno quiere escaparse para calentarse al sol del valor, es decir, de la libertad«.
«Sueño con una historia de la humanidad que cuente el empeño de la inteligencia para aceptar y manejar las emociones«.
«Aunque nacemos todos miedosos, las culturas han elogiado siempre el coraje, y esta insistencia me hace sospechar que estamos avizorando algún elemento esencial de la naturaleza humana«.
«Tanto el respeto como la justicia nos imponen deberes, y aquí tropezamos con algo que hemos olvidado. La obligación de comportarnos justa, respetuosa, valientemente no afecta sólo a nuestro trato con los demás, sino también al trato con nosotros mismos. Si no debemos atentar contra la dignidad de otra persona, tampoco debemos atentar contra la nuestra. Si la dignidad implica libertad, no podemos abdicar de nuestra libertad, por ejemplo mediante las adicciones o la cobardía; si la dignidad implica conocimiento, no podemos permanecer en la ignorancia; si la dignidad implica rechazar la tiranía, no podemos claudicar ante nuestros tiranos interiores«.
«La educación se distingue del poder a secas porque, aunque pretende dirigir la conducta del educando, no lo hace con el propósito de someterlo sino de ayudarle a liberarse. Tiene que ser siempre una educación para la libertad«.
– Anatomía del miedo, Anagrama, 2006.
Esteban López

