Su vida estuvo dedicada a intentar comprender la naturaleza humana y a la búsqueda de una sociedad más justa y solidaria. Durante su adolescencia, fue impactado por la Primera Guerra Mundial, lo que despertó en él una sensibilidad hacia los problemas sociales y su repercusión en el ser humano. Su dedicación a la investigación hizo que sus escritos llegaran a ser fuente de inspiración en la psicología, la filosofía y las ciencias sociales.
Erich Fromm nació el 23 de marzo de 1900 en Fráncfort del Meno, Alemania, en el seno de una familia judía ortodoxa. Su educación religiosa influyó tempranamente en su interés por la espiritualidad y la ética. Su obra no es solo un tratado de psicología más. Su origen judío la inviste de una sensibilidad y compasión poco vista en otros autores dedicados a la misma causa.
El núcleo del pensamiento de Fromm es su humanismo, que destaca la capacidad del ser humano para desarrollarse plenamente en una sociedad que a menudo no favorece la libertad y la creatividad. Fromm estudió cómo las estructuras sociales influyen en la psique humana. Creía que muchas patologías individuales tienen raíces en problemas sociales como el capitalismo, el consumismo y la alienación. Criticó el capitalismo por fomentar el materialismo. Enfatizó que el deseo de poseer (tener) impide al ser humano vivir plenamente (ser). Propuso una economía humanista que priorizara el bienestar humano sobre el lucro. Fromm consideró el amor como un elemento central para superar la alienación. Para él, el amor maduro es una unión que conserva la autonomía y fomenta el crecimiento personal y mutuo. Defendió una ética basada en la realización personal y el respeto por los demás. Su enfoque no era religioso en el sentido tradicional, pero promovía una espiritualidad humanista centrada en la conexión con la vida.
Erich Fromm comenzó a estudiar derecho en la Universidad de Fráncfort, pero posteriormente se trasladó a la Universidad de Heidelberg, donde obtuvo su doctorado en sociología en 1922. Allí estudió bajo la influencia de Alfred Weber (hermano de Max Weber) y Karl Jaspers. Más tarde, Fromm inició su formación psicoanalítica en el Instituto Psicoanalítico de Berlín, donde abrazó las teorías de Sigmund Freud y Carl Jung.
El ascenso del nazismo en Alemania durante la década de 1930 obligó a Fromm, de origen judío, a emigrar a los Estados Unidos en 1934. Allí se vinculó al Instituto de Investigaciones Sociales, asociado con la Escuela de Frankfurt, junto a figuras como Theodor Adorno y Herbert Marcuse. Sin embargo, Fromm se distanció de esta corriente debido a diferencias teóricas, especialmente por el énfasis que ponía en el humanismo y su crítica al determinismo marxista.
En Estados Unidos Fromm trabajó como profesor en la Universidad de Columbia y más tarde en Bennington College. Su enfoque comenzó a fusionar el psicoanálisis freudiano con ideas humanistas y sociológicas, creando una perspectiva única que priorizaba la libertad, el amor y la ética.
En la década de 1950, Fromm se trasladó a México, donde se convirtió en profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Allí ayudó a establecer el Centro Mexicano de Psicoanálisis y el Instituto Mexicano de Psicoanálisis. Durante este tiempo, Fromm consolidó su reputación como uno de los pensadores más influyentes que han existido.
En sus últimos años, Fromm se retiró a Suiza, donde continuó escribiendo y reflexionando sobre los problemas de la modernidad. Falleció el 18 de marzo de 1980 en Muralto, cerca del lago Maggiore, cinco días antes de cumplir 80 años. La vida de Fromm estuvo dedicada a la comprensión de la naturaleza humana y la búsqueda de una sociedad más justa y solidaria. Sus escritos siguen siendo una fuente de inspiración en la psicología, la filosofía y las ciencias sociales.
Obra
La obra de Erich Fromm es vasta y abarca temas como la psicología, la sociología, la ética, la religión y la crítica social. Su enfoque humanista busca entender al ser humano como un individuo integral, influenciado por factores internos y sociales. Entre sus obras más destacadas se encuentran:
1. «El miedo a la libertad» (1941)
En este libro, Fromm analiza cómo el ser humano enfrenta el dilema de la libertad. Argumenta que, aunque la modernidad ha liberado al individuo de las restricciones tradicionales, esta misma libertad genera inseguridad y soledad. Muchas personas optan por «escapar de la libertad» sometiéndose a sistemas autoritarios.
2. «El arte de amar» (1956)
Esta es una de sus obras más populares, donde Fromm presenta el amor como un arte que requiere conocimiento, esfuerzo y práctica. Propone que amar no es solo una emoción pasiva, sino una actitud activa que implica cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento hacia uno mismo y los demás.
3. «Psicoanálisis y religión» (1950)
Fromm aborda aquí la relación entre la psicología y la espiritualidad, defendiendo la idea de una «religión humanista» que fomenta el crecimiento personal y el amor a la vida, en contraste con religiones autoritarias que reprimen al individuo.
4. «¿Tener o ser?» (1976)
En esta obra, Fromm contrasta dos modos de existencia: el «tener«, basado en la posesión material y el consumismo, y el «ser«, que prioriza el desarrollo del carácter, la autenticidad y la experiencia plena de la vida. Fromm aboga por una transformación cultural hacia un modo de vida más orientado al «ser«.
5. «La anatomía de la destructividad humana» (1973)
Fromm explora aquí las raíces de la agresión y la destructividad en el ser humano. Diferencia entre una agresión «benigna» (instintiva y defensiva) y una agresión «maligna» (orientada al placer de destruir). Analiza figuras históricas como Hitler para ilustrar su teoría.
6. «El humanismo como utopía real»
En esta obra póstuma, Fromm articula su visión de un futuro en el que los valores humanistas puedan ser la base de una sociedad más ética y justa.
7. «El Dogma de Cristo«
En el ensayo principal que da título al libro, Fromm analiza cómo el cristianismo pasó de ser un movimiento mesiánico radical de las clases bajas judías en Palestina a convertirse en la religión oficial. Examina cómo el dogma cristológico, que enfatiza el sufrimiento y la redención a través de Cristo, refleja las necesidades psicológicas específicas de las personas oprimidas. Critica cómo esta transformación institucionalizó el cristianismo, alejándolo de su mensaje original de liberación y justicia. Diferencia entre religiones autoritarias (que exigen sumisión a una figura divina o institucional) y religiones humanistas (que promueven la auto-realización y la conexión con los demás)
En sus propias palabras
«¿Exterminó Talaat Pachá por sí solo millones de armenios? ¿Exterminó Hitler por sí solo a millones de judíos? ¿Exterminó Stalin por sí solo a millones de enemigos políticos? Esos hombres no estaban solos, contaban con miles de hombres que mataban por ellos y que lo hacían no solo voluntariamente, sino con placer». – Erich Fromm (1900-1980), «El corazón del hombre«.
“El hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico”.- Erich Fromm (1900-1980) El corazón del hombre.
«La gente parece llevar bastante bien su vida económica y social; sin embargo, sería peligroso no percatarse de la infelicidad profundamente arraigada que se oculta detrás. Si la vida pierde su sentido porque no es vivida, el hombre llega a la desesperación«.
«El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando en realidad, desea únicamente lo que se supone socialmente ha de desear… en este proceso pierde su propio yo, que debería constituir el fundamento de toda seguridad genuina del individuo libre«.
«El hombre sólo puede realizarse a sí mismo si está en contacto con los hechos fundamentales de su existencia, si puede experimentar la exaltación del amor y de la solidaridad… Si está completamente envuelto por la rutina y por los artilugios de la vida, si no puede ver más que la apariencia del mundo… pierde su contacto con el mundo y la percepción real de éste y de sí mismo. En todas las culturas encontramos el conflicto entre la rutina y el intento de volver a las realidades fundamentales de la existencia. Ayudar en ese intento ha sido una de las misiones del arte y de la religión«. – Eric #Fromm (1900-1980), «Psicoanálisis de la sociedad contemporánea».
«Quien se ha sobrepuesto a la avidez no se adhiere a ningún ídolo o cosa y, por lo mismo, no tiene nada que perder: es rico porque nada posee, es fuerte porque no es esclavo de sus deseos». – Erich Fromm (1900-1980), «La revolución de la esperanza» (1968).
«¿Es posible que la vida de prosperidad que lleva la clase media, si bien satisface nuestras necesidades materiales, nos deje una sensación de profundo tedio, y que el suicidio y el alcoholismo sean medios patológicos de escapar de ese tedio? ¿Es posible que esas cifras constituyan una radical ilustración de la verdad de aquel aserto según el cual «no sólo de pan vive el hombre», y que revelen que la civilización moderna no satisface algunas necesidades profundas del individuo humano?».- Eric Fromm (1900-1980), «Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea», Fondo de Cultura Económica, 1957.
«La sociedad de masas convierte al hombre en una mercancía. Su valor en cuanto persona radica en su carácter vendible y no en sus cualidades humanas de amor y razón o sus capacidades artísticas… El trabajo alienante influye en la amistad, en el concepto de justicia y en el de la verdad… Temo que la gente se esté volviendo indiferente al prójimo; si todos son mercancías, no hay nada que los diferencie de las cosas». – Eric Fromm (1900-1980), «Psicoanálisis de la sociedad contemporánea».
«La época de la Ilustración se caracterizó por la lucha contra la iglesia y el clericalismo… Pero esta negación no era más que una nueva forma de pensamiento que expresaba el antiguo entusiasmo religioso… La idea mesiánica encontró nueva expresión en nombre de la razón y de la felicidad, de la dignidad y de la libertad humanas… En realidad, el fervor de la Revolución Francesa fue fervor mesiánico en lenguaje profano... Para Lessing, el futuro iba a ser la era de la razón y de la autorrealización del hombre, que se efectuaría por la educación de la humanidad, cumpliéndose así la promesa de la revelación cristiana. Fitche creía en la venida de un milenio espiritual, Hegel en la realización del reino de Dios en la historia, traduciendo así la teología cristiana en filosofía profana… El pensamiento de Marx es mesiánico-religioso en lenguaje secular, quizá más claramente que el de muchos otros filósofos de la Ilustración… con el socialismo se introducirá el reino de la historia humana, de la libertad humana. La sociedad sin clases gobernada por la justicia, la fraternidad y la razón será el comienzo de un mundo nuevo, hacia cuya formación se encaminaba toda la historia anterior».
«De lo que hablan Owen y Proudhon, Tolstoi y Bakunin, Durkheim y Marx, Einstein y Schweitzer, es del hombre y de lo que le sucede en nuestro régimen industrial. Aunque lo expresan con términos diferentes, todos hallan que el hombre ha perdido su lugar central, que se ha convertido en un instrumento de objetivos económicos, que se ha convertido en un extraño para sus prójimos y para la naturaleza, que ha perdido las relaciones concretas con los demás y que ha dejado de tener una vida con sentido«.
«No necesitamos ideales nuevos ni metas espirituales nuevas. Los grandes maestros de la humanidad han postulado las normas para una vida sana. Es cierto que hablaron idiomas diferentes, que señalaron aspectos diferentes y que sustentaron opiniones diferentes sobre ciertas cosas; pero, en conjunto, esas diferencias son pequeñas; el hecho de que las grandes religiones y los grandes sistemas éticos hayan luchado unos contra otros con tanta frecuencia, y hayan subrayado sus diferencias y no sus analogías, se debió a la influencia de quienes erigieron iglesias, jerarquías y organizaciones políticas sobre los sencillos cimientos de la verdad puestos por hombres de espíritu«.
«El hombre se sintió así mismo una mercancía, una inversión; su finalidad se redujo a tener éxito, es decir, a venderse en el mercado del modo más provechoso posible. Su valor como persona radica en su ‘vendibilidad’, no en sus cualidades humanas de amor y razón, ni en sus talentos artísticos. La felicidad se identifica con el consumo de mercancías más nuevas y mejores, con la absorción de música, películas, diversiones, actos sexuales, licores y cigarrillos. No poseyendo más sentido de sí mismo que el que puede proporcionar la conformidad con la mayoría, se siente inseguro, angustiado y dependiente de la aprobación ajena«.
«La persona mentalmente sana es la persona productiva y no enajenada; la persona que se relaciona amorosamente con el mundo y que emplea su razón para captar la realidad objetivamente; que se siente a sí misma como una entidad individual única, y al mismo tiempo se siente identificada con su prójimo«.
– Erich Fromm (1900-1980), «Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Hacia una sociedad sana», Fondo de Cultura Económica, 1955.
«Otra manera de desalentar el pensamiento original… es la de considerar toda verdad como relativa. Se considera la verdad como un concepto metafísico, y cuando alguien habla del deseo de descubrir la verdad, los pensadores ‘progresistas’ de nuestra época lo tildan de reaccionario. Se declara que la verdad es algo enteramente subjetivo, casi un asunto de gustos… Las consecuencias de este relativismo, que a menudo se presenta en nombre del empirismo o del positivismo… son que el pensamiento pierde un estímulo esencial: los deseos e intereses de la persona que piensa… en la medida de que exista algún anhelo de verdad en los seres humanos, ese anhelo es fruto de la necesidad que se alberga en todo hombre de conocer lo verdadero».- Erich Fromm, «El miedo a la libertad», Paidós, 1980.
«Después que Hitler llegó al poder surgió otro incentivo para el mantenimiento de la lealtad de la mayoría de la población al régimen nazi. Para millones de personas el gobierno de Hitler se identificó con «Alemania»… la oposición al nazismo no significó otra cosa que oposición a la patria misma… personas que no son nazis y, sin embargo, defienden al nazismo contra la crítica de los extranjeros porque consideran que un ataque a este régimen constituye un ataque a Alemania«.– Erich Fromm, «El miedo a la libertad», Paidós, 1980.
«El régimen de Calvino en Ginebra se caracterizaba por un clima de sospecha y hostilidad universales que colocaba a cada uno contra todos los demás, y, ciertamente, en este despotismo hubiera podido hallarse muy poco espíritu de amor y fraternidad… En el desarrollo ulterior del calvinismo aparecen frecuentes advertencias contra los sentimientos de amistad hacia los extranjeros, actitudes crueles para con los pobres y una atmósfera general de sospecha«.- Erich Fromm, El miedo a la libertad, 156. Paidós, 1980.
«El fascismo y el stalinismo tienen en común que ofrecieron al individuo atomizado un refugio y una seguridad nuevos. … Se hace al individuo sentirse impotente e insignificante, pero se le enseña a proyectar todas sus potencias humanas en la figura del jefe, en el estado, en la «patria», a quien tiene que someterse y adorar. Escapa de la libertad hacia una nueva idolatría«. – El miedo a la libertad, Paidós, 1980.
«El amor intenta entender, convencer, vivificar. Por este motivo, el que ama se transforma constantemente. Capta más, observa más, es más productivo, es más él mismo«. – Erich Fromm (1900-1980), «El arte de amar» (1959).
Esteban López


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