Éxito y fracaso, una reflexión

Hay que reconocer que el mundo en que vivimos no es el «mejor de los mundos posibles«, tal y como solía afirmar el filósofo Gottfried Leibniz (1646-1716) cuando escribía sobre teodicea y el problema del mal. Y es que hay demasiados aspectos que se nos escapan y que no podemos controlar a lo largo de nuestra existencia.

Es verdad que por ejemplo, la ciencia y la medicina, entre otras, han logrado muchísimo a la hora de facilitar la vida del ser humano. Es el caso también del derecho, en su noble propósito de igualdad ante la ley de todos los seres humanos. Sin embargo se puede apreciar que la naturaleza no nos ha hecho a todos iguales. Y cuántas veces han sido los más pudientes los que han salido mejor parados, siendo los más pobres a menudo los que reciben todo el peso de la ley, a veces por verdaderas minucias.

Por otro lado está claro que las circunstancias de las personas varían enormemente. No es lo mismo recibir una buena formación académica que trabajar explotado por empresas que a menudo muestran pocos escrúpulos; no es lo mismo disfrutar de la mejor atención médica que formar parte de un sistema de sanidad hacinado; no es lo mismo disfrutar de una vida de familia feliz que vivir en una constante incertidumbre y estrés; no es lo mismo haber heredado genes paternos inteligentes, que provenir de un entorno pobre y sin formación alguna. No, nuestras circunstancias no son todas iguales. Eso hace a este mundo un lugar extraño y difícil para muchos y que los conceptos de «éxito» y «fracaso» adquieran un sentido profundamente relativo. Hace también que muchas personas tengan la permanente sensación de que no son dueños de su vidas. Como lo expresó el dramaturgo y escritor ruso Antón Chekóv (1860-1904)

Sólo durante los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos”.

Hay que decir también que son muchos los que no soportan el dolor recibido en la vida y simplemente eligen «irse» o suicidarse. Por ejemplo, Cesare Pavese (1908-1950) escritor italiano que se suicidó con sólo 42 años. Y es que el dolor se había acumulado para él en su vida: el fallecimiento temprano de su padre cuando él tenía seis años, la muerte de varios de sus amigos durante la II Guerra Mundial y un doloroso desengaño amoroso. Todo eso junto fue suficiente para él; no resistió y simplemente eligió «irse». Otros podrían quizá haber aguantado y ver todas esas pruebas como una oportunidad para fortalecerse. Él sin embargo no pudo. Estos son algunos de sus sentimientos que había escrito en su obra:

«Si es cierto que nos acostumbramos al dolor, ¿cómo es que con el paso de los años sufrimos cada vez más?… la única alegría en el mundo es comenzar. Es hermoso vivir porque vivir es comenzar, siempre, a cada instante. Cuando falta esa sensación uno quisiera morir… Es verdad que sufriendo se puede aprender muchas cosas. Lo malo es que al haber sufrido hemos perdido fuerzas para servirnos de ellas… Serás amado el día en que puedas mostrar tu debilidad sin que el otro se sirva de esto para afirmar su fuerza».

Puntos de anclaje

Personas sensibles y poetas de todos los tiempos han expresado muy bien la necesidad de bálsamos o puntos de anclaje para poder tener una vida buena y digna sin desfallecer, como por ejemplo dar y recibir amor, escribir, la poesía, la música, etc. Estos son sólo algunos ejemplos:

«La finalidad de la poesía es hallar la certeza única, el nudo que ate y dé sentido a tantas imágenes rotas, tanta oscura presencia, tanta vida sin tino«.- Claudio Rodríguez (1934-1999), poeta español perteneciente a la Generación del 50.

«El lápiz y la pluma nos defiende mucho mejor que el activismo, la venganza, el aislamiento o la regresión. La escritura reúne en una sola actividad el máximo número de mecanismos de defensa: la intelectualización, el ensueño, la racionalización y la sublimación». – «La maravilla del dolor» (1998), Boris Cyrulnik (1937), psiquiatra francés desarrollador del concepto de resiliencia como un renacer del sufrimiento.

El último gesto del poeta: ofrecer sus palabras para invocar la lucidez y oponerse sin descanso a un mundo inaceptable”. – Aimé Césaire (1913-2008), poeta y político francés creador del concepto ‘negritud’ en defensa de sus raíces africanas.

Escribo porque me resulta un placer que no puedo traducir… escribo para mí, para sentir mi alma hablando y cantando, a veces llorando«. – Clarice Lispector (1920-1977), escritora ucraniana-brasileña de origen judío, considerada una de las escritoras brasileñas más importantes del siglo XX.

A un hombre sensible tiene que bastarle con la compañía que encuentre en sí mismo”. – “Cumbres borrascosas”, de Emily Brontë (1818-1848), escritora británica de la época victoriana. Al principio los críticos se mostraron fríos y escépticos, pero con el tiempo la novela fue considerada como expresión de la más genuina, profunda y contenida del alma romántica inglesa. Emily Brontë tuvo que usar seudónimo para escribir porque no se veía bien en su día que las mujeres lo hicieran.

Hay vacío prácticamente detrás de todo, una razón por la que muchos artistas famosos caen en adicciones. Es una situación trágica. Tener éxito en el cine no significa tener éxito en la vida”.Sam Shepard (1943-2017), actor y dramaturgo estadounidense.

«La gran herencia que nos deja es que la poesía es el arte de contemplar, el arte de hacer de la biografía una meditación, el arte de hacer del poema una confesión cultural y un riesgo donde la lengua forma parte del pensamiento y de la emoción«. – Diego Doncel (ABC 14/10/2023) sobre Louise Glück, Premio Nobel de Literatura 2020.

«No podría vivir en ninguno de los mundos que se me ofrecieron: el mundo de mis padres, el mundo de la guerra, el mundo de la política. Tenía que crear un mundo propio, como un clima, un país, una atmósfera en la que pudiera respirar, reinar y recrearme cuando la vida me destruyera. Ésa, creo, es la razón de toda obra de arte«. —Anaïs Nin, The Diary of Anaïs Nin, Vol. 5: 1947-1955.

«La poesía es omnipresente, la verás allá adonde viajes, en cualquier persona, y te sorprenderá gratamente… Un poema es la expresión del corazón, sus verdades sobre la vida«. – Jaime Sabines Gutiérrez (1926-1999), reconocido como uno de los más grandes poetas mexicanos del siglo XX.

«La tarea del escritor es una aventura solitaria y conlleva todos los titubeos, incertidumbres y sorpresas propios de cualquier aventura emprendida con entusiasmo«. – Carmen Martín Gaite (1925-2000) escritora española, una de las más importantes de las letras hispánicas del siglo xx. Recibió, entre otros, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1988.

«A la hora de la verdad, que es la de buscarse a sí mismo en lo objetivo, uno olvida todo y se dispone a no ser fiel más que a su propia sinceridad«. – Gerardo Diego (1896-1987), poeta y escritor español perteneciente a la llamada Generación del 27.

«En estos tiempos de miserias omnipresentes, de ciegas violencias, de catástrofes naturales o ecológicas, podría parecer que hablar de la belleza es incongruente, inconveniente, provocador, casi un escándalo. Pero precisamente por todo esto, vemos que, en oposición al mal, la belleza se sitúa en el otro extremo de una realidad a la que debemos hacer frente». –François Cheng (1929), académico y escritor francés miembro de la Academia Francesa desde 2002.

«Llego a preguntarme a veces si las formas superiores de la emoción estética no consistirán, simplemente, en un supremo entendimiento de lo creado. Un día, los hombres descubrirán un alfabeto en los ojos de las calcedonias, en los pardos terciopelos de la falena, y entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado era, desde siempre, un poema”. – Alejo Carpentier, 1904-1980, novelista y narrador del periodo conocido como el «boom latinoamericano”.

Todos luchamos contra la soledad. Hay quien la elude buscando la seguridad de una familia, otros se rodean de gente. Yo escribo porque es una compañía constante”. – Sam Shepard (1943-2017), escritor y dramaturgo estadounidense.

Hay en la poesía una relación específica y fundamental con el tiempo, es lo que hace que ella sea el acercamiento más directo con la verdad de la vida«. – Yves Bonnefoy (1923-2016), poeta y prosista francés traductor de las obras de Shakespeare considerado el más importante poeta francés del siglo XX.

«Todo hombre tiene sus penas secretas que el mundo no conoce; y muchas veces llamamos frío a un hombre cuando solo está triste«. – Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882), poeta estadounidense. Escribió la primera traducción estadounidense de la «Divina Comedia» de Dante Alighieri y de las «Coplas por la muerte de su padre», de Jorge Manrique. Se dejó la barba larga para ocultar las quemaduras al intentar salvar a su querida esposa de las llamas en su vestido, la cual murió al día siguiente.

Huye, refúgiate en la espesura más íntima de tu ser, en tu trabajo, ahí donde sólo eres tu “yo” anhelante, no un ciudadano, no el objeto de ese fuego infernal, ahí, el único lugar donde la poca razón que te queda todavía puede actuar con sensatez en un mundo que ha enloquecido“. – Stefan Zweig (1881-1942) “El mundo de ayer. Memorias de un europeo“.

Si lo piensas bien, lo único que se necesita en esta vida es un poco de calor en el momento adecuado, un poquitín nada más, ¿no crees?”Juan Marsé (Barcelona, 8 de enero de 1933 – Barcelona, 19 de julio de 2020), «El embrujo de Shanghai», novelista español de la llamada «Generación de los 50», Premio Cervantes 2008.

El aspecto en el cual el abrazo y la lectura se asemejan más, es que en su interior se abren tiempos y espacios distintos del tiempo y del espacio mensurables”. – Italo Calvino (1923-1985), escritor italiano, considerado uno de los grandes autores del siglo XX.

«Escribir es algo precioso y espero que con el tiempo, cuando vaya adquiriendo la sincera convicción de que la vida real es hostil e inextricable, sabré resignarme a vivir esa otra vida, tan dulce y placentera«. – Isabelle Eberhardt (1877-1904), escritora y exploradora suiza.

La ilusión de una morada en el tiempo es el deseo de hombres y mujeres. La esperanza y el instante de la felicidad, únicos asideros para vivir este errar sin fin. Y la cultura, para muchos, la salvación de toda tragedia: vivir en cualesquiera de los géneros teatrales, pero no vivir muerto”. – Octavio Paz (1914-1998).

Somos seres humanos fragmentados que nos vamos consolidando, pero siempre existen grietas. Que logremos convivir con esas grietas es la clave para llegar a ser unos seres, digámoslo así, razonablemente sanos”. – Siri Hustvedt (1955), “Elegía para un americano”. Escritora, novelista, ensayista y poetisa estadounidense de origen noruego. Premio Internacional Gabarrón de Pensamiento y Humanidades 2012. Premio Princesa de Asturias de las letras 2019.

Aunque sea inútil, creo que, con todo, es necesario llorar. Porque la desesperación es tangible. El recuerdo de la desesperación permanece. A veces mata”. – Margarite Duras (1914-1996) «Escribir» (1993). Escritora francesa nacida en Saigón, Vietnam.

Solo verdaderas manos escriben verdaderos poemas. No veo ninguna diferencia entre un apretón de manos y un poema… La poesía es una especie de regreso a casa”. – Paul Celan (1920-1970), poeta alemán de origen rumano judío. Sus padres murieron en un campo de exterminio nazi, hecho que nunca pudo superar. Más tarde en su vida y después de varios tratamientos psiquiátricos, él mismo se suicidó arrojándose a las aguas del Sena.

Solo la música es capaz de abolir las diferencias de idioma o costumbres de dos seres humanos y tocar algo indestructible en su interior”. – Irène Némirovsky (1903-1942), “Suite francesa”, escritora ucraniana de origen judío asentada en Francia. En aplicación de las leyes racistas, fue deportada a Auschwitz muriendo de tifus el 17 de agosto de 1942.

«La música sobrevive a todo, y como Dios, siempre está presente. No necesita ayuda, y no sufre ningún obstáculo«.- Eric Clapton (1945), guitarrista y compositor británico considerado uno de los artistas de la cultura de masas más respetados e influyentes de la historia.

Si la vida fuera siempre terrible, nadie la querría vivir”. – Alma Guillermoprieto (1949), periodista y escritora mexicana Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2018.

«No olviden que a pesar de todo lo que les digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo… Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería… son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son cosas que nos mantienen vivos«. – Fragmento del film «El club de los poetas muertos,» 1989.

La soledad era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en el que se mueven las estrellas”. -“ El lobo estepario”, Herman Hesse (1877-1962).

«Nunca una noche ha vencido al amanecer, y nunca un problema ha vencido a la esperanza«. – Bernard Arthur Owen Williams (1929-2003), filósofo británico.

La juventud me resulta mucho más cercana ahora que cuando yo era joven. Quizá porque ya no veo la felicidad como algo inalcanzable. Ahora sé que la felicidad puede ocurrir en cualquier momento y que no se debe perseguir”. – Jorge Luis Borges (1899-1986).

«Prevalece el absurdo. Sólo el amor nos salva de elloEl amor no nos purga del egoísmo, pero nos permite sentirlo y nos ofrece una idea de una patria lejana donde ese egoísmo ya no desempeñaría ningún papel«.- Albert Camus (1913-1960), novelista, ensayista y dramaturgo francés, Premio Nobel de Literatura 1957.

«Creo que un escritor o todo hombre debe pensar que todo lo que le ocurre es un instrumento. Todas las cosas le han sido dadas para un fin, y esto tiene que ser más fuerte en el caso del artista. Todo lo que le pasa, incluso las humillaciones, los bochornos y las desventuras, todo eso le ha sido dado como arcilla, como material para su arte… y transformarlo en cosas eternas«.- Jorge Luis Borges (1899-1986), escritor y poeta argentino, considerado figura clave de la literatura hispana y universal.

Reflexión

Es bueno entender que los conceptos éxito/fracaso tienen siempre un sentido relativo, y que ninguna de las dos cosas deben condicionar nuestra esencia y paz interior. Es cuestión de valorar nuestro ser y dignidad personal, por mucho que otros intenten minusvalorarnos. Como decía Abrahám Lincolm (1809-1865), «es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo«. Además, suele ocurrir también que lo que se considera éxito o fracaso en un entorno determinado, no lo es en absoluto en otro diferente. De ahí la importancia de relativizar ambos conceptos y ver la situación con suficiente perspectiva.

Por ejemplo en una relación de pareja puede existir sin duda el perdón, pero nadie tiene por qué aguantar indefinidamente ciertas situaciones opresivas, como humillaciones, desprecios, insultos, violencia física o psicológica de ningún tipo, etc; ante algo así no cabe duda de que lo mejor es salir de todo eso con la mayor dignidad. ¿Cómo ha sido entonces esa relación de pareja, ¿un éxito o un fracaso? Sin duda todo un éxito si al final lo que se logra es paz en el corazón y una vida feliz y plena.

La sociedad actual mantiene sus propios baremos en cuanto a lo que significa el éxito o el fracaso, y a menudo son profundamente materialistas, superficiales y poco humanos. «Lo importante es la marcha del sistema, de la empresa, etc«, suele aducirse. Pero, ¿a qué precio? Creo que aquel hombre sabio del Tibet tenía razón cuando escribió:

El planeta no necesita más personas exitosas. El planeta necesita desesperadamente más personas que cultiven la paz, personas que ayuden a sanar y rehabilitar, que narren historias y den amor en todas las formas posibles. Necesita gente que viva de forma significativa en sus lugares de origen, con coraje moral, dispuestos a luchar por un mundo más habitable y humano; y estas cualidades, tienen muy poco que ver con el éxito tal como lo entiende nuestra cultura actual”. – Dalai Lama, 1935.

Y hay que recordar que aunque ciertos éxitos agradan, los fracasos encierran lecciones que acrisolan el alma y a menudo conceden todavía más sabiduría. El psiquiatra español Enrique Rojas (1949) catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Extremadura lo expresa muy bien cuando escribe:

«La educación para el éxito es un error muy grave, porque el éxito y el fracaso son dos impostores. El éxito en el sentido social es el reconocimiento general de que alguien ha triunfado. Sin embargo, ¿qué precio hay que pagar para llegar a lograrlo? Me gustan las personas que han tenido un fracaso importante en su vida y empiezan de nuevo, porque el fracaso enseña lo que el éxito oculta».

En el cristianismo, se entiende una vida de éxito cuando se consigue imitar en amor al prójimo y buenas obras a su Fundador, Cristo Jesús. Es decir, procurar llevar una vida buena y plena. Pero incluso cuando sobreviene algún fracaso, se puede leer en las Escrituras:

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.- Pablo de Tarso (Filipenses 4:6,7, NVI)

El cantautor británico Peter Gabriel (1950) compuso una preciosa canción (Don’t give up -no te rindas) que invita a nunca cansarse de apostar por uno mismo y la vida a pesar de los fracasos. Porque como escribió Ana María Matute, (1925-2014), escritora española miembro de la Real Academia Española y Premio Cervantes 2010, “el mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad”.

Esteban López

3 comentarios sobre “Éxito y fracaso, una reflexión

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  1. Excelente,la idea de la soledad y los diferentes artilugios,que tomamos para defendernos de ellas.

    pero es una realidad nacemos y morimos solos.

    Debemos aprender a sobrellevarlo y convivir.Es una esperanza

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