En ocasiones, cuando se publican noticias tristes o negativas como la corrupción de algunos políticos, el aumento de la criminalidad, el abuso de menores o la violencia doméstica, suele aducirse a la necesidad de que en la sociedad se inculquen valores como la solidaridad, el altruismo, la compasión o el amor por la justicia. En definitiva, aquellos conceptos excelsos que, contrarios a los regímenes totalitarios, apuestan por la libertad, la dignidad del ser humano y la defensa de sus derechos inalienables.
Aunque inculcar esos altos valores en toda la población mundial es, según un informe de las Naciones Unidas, una tarea realmente ingente e imposible, algo se puede lograr desde las instituciones, pero sobre todo mucho más cuando se inculcan en el mismo hogar. Y es que no hay mejor lugar donde educar o inspirar esos altos principios que en el mismo entorno familiar.
Una vez más me gustaría recomendar una pelicula que es una de mis favoritas. Se trata de Matar a un Ruiseñor. La historia es una adaptación de la novela homónima escrita en 1960 por Nelle Harper Lee y que contiene rasgos autobiográficos. Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado sureño que defiende a un hombre negro acusado de violación. En una ciudad del sur de los Estados Unidos, en la época de la Gran Depresión, una mujer blanca acusa de violación a un hombre negro. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el resultado del juicio es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetado de la ciudad. Su compasiva y valiente defensa le cuesta muchas amistades, pero le otorga el respeto y la admiración de sus dos hijos, huérfanos de madre. Como indica una crítica literaria de la obra:
«También aborda el asunto del aprendizaje moral, el crecimiento personal y la confrontación clásica entre el bien y el mal, expresando los hechos de una forma afectiva, humorística, nostálgica y crítica.» (http://www.alohacriticon.com/viajeliterario/article1302.html)
Charles J. Shields, autor de «Mockingbird. A portrait of Harper Lee (Ruiseñor. Un retrato de Harper Lee), escribió:
«Creo que hay tres razones por las que la gente vuelve una y otra vez a «Matar a un ruiseñor». Primero, porque es una buena historia y siempre habrá sitio en nuestras estanterías para las buenas historias. Segundo, porque el libro trata un tema esencial en todas partes: el desafío de vivir en paz con gente que es diferente. Y tercero, porque esta novela comparte algo con muchas otras grandes creaciones literarias: te pregunta, ¿qué harías? ¿defenderías lo que crees justo como Atticus aunque te enfrentes a las críticas e incluso al odio?»
Algunas frases memorables de Matar a un ruiseñor
«Los ruiseñores no se dedican a otra cosa que a cantar para alegrarnos. No devoran los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen nada más que derramar el corazón, cantando para nuestro deleite. Por eso es pecado matar un ruiseñor«.
“Matar a un ruiseñor es un grave pecado, porque lo único que hace es cantar para regalarnos el oído”. – Atticus a Jem y Scout.
“Si consigues aprender una sola cosa te llevarás mucho mejor con tus semejantes, nunca llegarás a comprender a una persona hasta que no veas las cosas desde su punto de vista”. – Atticus a Scout.
“Ha dicho que le tenía compasión, ¿a una mujer blanca?, de modo que le tenía compasión”. – El fiscal a Tom Robinson (acusado)
“Si no defendiera a ese hombre no podría ir con la cabeza bien alta”. – Atticus a Scout.
“Hay hombres en este mundo que han nacido para cargar con las tareas desagradables de los demás, tu padre es uno de ellos”. – Molly a Jem.
“Hijo mio, hay muchas cosas feas en el mundo, me gustaría que no las vieras, pero no es posible”. – Atticus a Jem.
«Para poder vivir con otras personas tengo que poder vivir conmigo mismo. La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno».
«Te digan lo que te digan, no permitas que te hagan perder los nervios. Procura luchar con el cerebro, para variar».
«El que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer».
«Cuando un niño te pregunte algo, contéstale. Los niños son niños, pero descubren una evasiva con mayor presteza que los adultos, y las evasivas sólo sirven para atontarles».
«Quería que descubrieses lo que es la verdadera bravura, en vez de creer que la bravura la encarna un hombre con un arma en la mano. Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence».
«Es posible pararle los pies a una turba, simplemente porque continúan siendo seres humanos».
«Antes que a nadie, mis hijos dirigen su mirada hacia mí, y yo he procurado vivir de forma que siempre pueda sostenerla sin desviar los ojos».
«Nuestros tribunales tienen sus defectos, como los tienen todas las instituciones humanas, pero en este país nuestros tribunales son los grandes niveladores, y para nuestros tribunales todos los hombres han nacido iguales«.
«No soy un idealista que crea firmemente en la integridad de nuestros tribunales ni del sistema de jurado; esto no es para mi una cosa ideal, es una realidad viviente y operante. Caballeros, un tribunal no es mejor que cada uno de ustedes, los que están sentados delante de mí en este Jurado. La rectitud de un tribunal llega únicamente hasta donde llega la rectitud de su Jurado, y la rectitud de un Jurado llega sólo hasta donde llega la de los hombres que lo componen«.
«El formar parte de un Jurado obliga a un hombre a tomar una decisión y pronunciarse sobre algo. A los hombres esto no les gusta. A veces es desagradable«.
«¿Llorar por qué? Llorar por el infierno puro y simple en que unas personas hunden a otras… Sin detenerse a pensarlo tan sólo. Llorar por el infierno en que los hombres blancos hunden a los de color, sin pensar que también son personas«.
«El motivo de que personas razonables se pongan a delirar como dementes en cuanto surge algo relacionado con un negro es cosa que no pretendo comprender«.
«A veces la Biblia en manos de un hombre determinado es peor que una botella de whisky en las de…, oh, de tu padre«.
«Todo el mundo tiene que aprender, nadie nace sabiendo«.
«El tener un arma equivale a invitar al otro a que dispare contra ti«.
«Las personas que están en sus cabales no se enorgullecen de sus talentos«.
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Es sin duda uno de esos filmes para ver en familia, y sobre todo con los niños y los jóvenes. Tiene el poder de transmitir valores excelsos como la valentía, el amor por la justicia, la verdad o la dignidad del ser humano.
A veces la vida propone situaciones en las que es necesario nadar contra corriente, contra la injusticia o contra la ambigüedad moral más abyecta. Incluso se puede vivir en una sociedad donde ciertos valores se relativicen. Luchar contra eso no es fácil. No obstante, a veces hay héroes. Atticus Finch quizá pueda representar a esa clase de héroes que luchando contra corriente en un entorno difícil, han sabido ganarse hasta el respeto de sus propios enemigos.
Un film absolutamente recomendado.
Esteban López
– Banda Sonora de la película «Matar a un ruiseñor» (To Kill a Mockingbird, 1962) compuesta por Elmer Berstein. Música de profunda inspiración tan bella como la historia misma del film y los positivos valores que transmite.
Donde se puede ver la pelicula
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