Frida Kahlo, ¡viva la vida!

FridaFrida Kahlo nació en Coyoacán, México, en 1907. Aunque su obra como pintora fue extensamente admirada sobre todo a partir de 1970 (después de su fallecimiento), su vida estuvo marcada por el sufrimiento: de niña una enfermedad como la poliomielitis la dejó postrada durante nueve meses dejándole secuelas de por vida. Tuvo también un grave accidente en su juventud mientras viajaba en un autobús que la mantuvo postrada durante largos periodos de tiempo, llegando a someterse hasta a 32 operaciones quirúrgicas. Se había fracturado la columna vertebral por tres partes, la pelvis, la clavícula y once huesos de la pierna derecha. Tuvo también un desdichado matrimonio con el pintor Diego Rivera debido a sus continuas infidelidades. Y su último año de vida fue el más difícil para ella todavía: le amputaron una pierna debido a la gangrena. Eso la llevó a una profunda depresión que hizo que intentara suicidarse en dos ocasiones.

Su lucha titánica con la adversidad y el tremendo sufrimiento que tuvo casi toda su vida, se refleja en toda su obra. Además de colores vivos y motivos llenos de expresión, pueden encontrarse también constantes elementos surrealistas y que sorprenden. Sin embargo Frida decía que su obra no reflejaba surrealismo alguno sino la realidad misma de su propia existencia. No es de extrañar que como ser humano doliente estuviera marcada de por vida debido a tanta desdicha. Y es que nadie es indemne al sufrimiento. Y sin embargo y a pesar de todo, Frida todavía dijo antes de morir: «¡viva la vida!» Solo tenía 47 años.

Para muchas personas la vida a veces se torna agria y desesperante. A menudo la existencia humana es como una lotería. Puede tocar lo peor. Javier Muguerza usa la expresión «este perro mundo«.  Y es que es difícil saber con exactitud qué sentido puede tener el sufrimiento. Se dice a veces que éste logra madurarnos y que está ahí para que podamos luchar contra él. Y eso es verdad en el caso de cierto grado de sufrimiento. Sin embargo, hay que reconocer con humildad que es muy difícil comprender el mal cuando persiste, pertinaz, frío e implacable y se alarga o se hace simplemente insoportable. Y la verdad es que, por una razón u otra, ese es el caso de millones de personas en el mundo. Esa es de hecho la gran cuestión, el gran dilema, al que indefectiblemente se encaran tanto la filosofía como la religión, aunque ésta última siempre mantenga una puerta abierta a la esperanza.

Frida todavía mostró el deseo de colaborar a hacer de este mundo un lugar mejor donde vivir. Se afilió al partido comunista mexicano y defendía los derechos de las mujeres y de los indígenas. Pero tanto sufrimiento hizo que desarrollara una personalidad rebelde y contestataria. Sin embargo, ¿quién puede juzgarla? No en vano dice Ortega y Gasset: «Yo soy yo y mi circunstancia. Y si no la salvo a ella no me salvo yo«. Queramos o no, nuestras propias circunstancias personales moldean y condicionan sobremanera nuestro carácter, nuestra manera de actuar y el modo en que percibimos la existencia. De modo que, ¿quién es nadie para juzgar a nadie?

En sus propias palabras

«Pies, ¿para qué los quiero si tengo alas para volar?», cita extraída de su diario.

«A veces prefiero hablar con obreros y albañiles que con esa gente estúpida que se hace llamar gente culta».

«Hay algunos que nacen con estrella y otros estrellados, y aunque tú no lo quieras creer, yo soy de las estrelladísimas», frase extraída de su carta enviada en 1927 a su novio Alejandro Gómez Arías.

«Pinto autorretratos porque estoy mucho tiempo sola». «Me pinto a mí misma, porque soy a quien mejor conozco».

«Intenté ahogar mis dolores, pero ellos aprendieron a nadar».

«Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior».

«¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?».

«Árbol de la esperanza, mantente firme», frase extraída del título de su cuadro pintado en mayo de 1927.

«Doctor si me deja tomar este tequila le prometo no beber en mi funeral».

«Yo solía pensar que era la persona más extraña en el mundo, pero luego pensé, hay mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en que yo me siento. Me la imagino, e imagino que ella también debe estar por ahí pensando en mí. Bueno, yo espero que si tú estás por ahí y lees esto sepas que, sí, es verdad, yo estoy aquí, soy tan extraña como tú».

– Frida Kahlo, 1907-1954.

Esteban López

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