Consideración por los animales

animales

Dotado de la suficiente inteligencia y sensibilidad, era de esperar que el hombre tratara bien y con responsabilidad la gran variedad de animales que tenía ante sí, algo que seguramente le maravillaría como de hecho nos maravilla a nosotros hoy día. Sería un dominio de los animales justo, usado del mejor modo. No en vano, el hombre había sido creado a imagen y semejanza de Dios y no debería comportarse como un maltratador.

Si reconocemos que Dios es el creador de todo lo que existe, entonces sería de esperar que respetáramos, en el entorno en que nos toque vivir, toda forma de vida animal y vegetal que existe, porque en realidad y bien pensado, nada nos pertenece. Vivimos en el hogar terrestre que el Creador nos ha alquilado, pero el verdadero dueño de todo es Él:

«Todos los animales del bosque son míos, y del ganado de mil colinas yo soy dueño. Cada ave de los montes y todos los animales del campo me pertenecen«.- Salmo 50:10,11, NBV.

La Ley Mosaica

La Ley de Moisés o Ley Mosaica, contemplaba el sacrificio de animales en su forma de adoración, y también se podía matar a un animal si éste resultaba peligroso:

«Si un buey mata a cornadas a un hombre o a una mujer, habrá que apedrear al buey y se prohíbe comer su carne. En ese caso, sin embargo, el dueño del buey no será responsable«.- Éxodo 21:28, NBV.

Sin embargo, la Ley Mosaica también se aseguraba de mostrar consideración por los animales que se usaban para trabajar:

«Si encuentran el buey o el burro extraviado de su enemigo, llévenselo a su dueño. Si ven que su enemigo trata de levantar su burro que ha caído bajo una pesada carga, deberán detenerse a ayudarle«.- Éxodo 23:4,5, NBV.

Las diferencias personales con otros no eran suficiente razón como para despreocuparse de las terribles circunstancias en que pudieran estar sus animales. Había que ayudarles para que no sufrieran innecesariamente.

La Ley también decía,

«No ararás con un buey y un burro en el mismo yugo… No le pondrás bozal al buey que trilla«.- Deuteronomio 22:10; 25:4, NBV.

Era una muestra de consideración no poner juntos a esos dos animales tan diferentes en el tiro, sobre todo porque uno de ellos sufriría mucho más. Tampoco debería ponerse bozal a un buey que trillara, para que pudiera saciar su hambre cada vez que lo necesitara y cobrar fuerzas. También se tenía en cuenta que pudieran descansar:

«Trabajarán seis días solamente y descansarán el séptimo. Esto es para dar descanso a su buey y su asno«.- Éxodo 23:12, NBV.

Trato considerado y equilibrado

Dicen las Escrituras que fue después del diluvio del día de Noé, que dijo Dios:

«Les doy todos los animales, lo mismo que las plantas y verduras para que los usen para su alimentación«.- Génesis 9:3, NBV.

Por primera vez se daba permiso para comer carne de animal (totalmente desangrada), lo que quiere decir que antes el ser humano podía vivir comiendo solo vegetales. Pero era de esperar que el modo de tratarlos fuera equilibrado, sin necesidad de tortura innecesaria. Como decía la sabiduría hebrea,

«El hombre bueno se preocupa por el bienestar de sus animales, pero el hombre malo es cruel«.- Proverbios 12:10, NBV.

Jesús de Nazaret mismo ayudó a pescar a sus discípulos para que pudieran comer (Juan 21:4-13), y de Juan el bautista se dice que «Juan usaba un vestido de pelo de camello ceñido con un cinto de cuero y se alimentaba con langostas del desierto y miel silvestre» (Marcos 1:6, NBV).

Sin embargo, hay que reconocer que hoy día todavía hay algunas “tradiciones” ancestrales y «paganas» en algunos países, como podrían ser las corridas de toros, peleas de gallos, etc, que nada tienen que ver con el cristianismo, y que deberían repensarse seriamente porque envuelven un gran sufrimiento para el animal además del peligro existente para el hombre. También debería ser causa de reflexión el trato cruel por el que pasan muchos animales en granjas o mataderos, algo que ha hecho que muchas personas sensibles se hayan negado a nunca más comer carne. O la gran cantidad de animales heridos y maltratados por humanos sin compasión que llegan a las perreras municipales, según testimonian muchas personas que trabajan allí.

Como escribió Albert Schweitzer (1875-1965), teólogo, filósofo, músico y médico misionero alemán:

Debemos luchar contra el espíritu inconsciente de crueldad con que tratamos a los animales. Los animales sufren tanto como nosotros. La verdadera humanidad no nos permite imponer tal sufrimiento en ellos. Es nuestro deber hacer que el mundo entero lo reconozca. Hasta que extendamos nuestro círculo de compasión a todos los seres vivos, la humanidad no hallará la paz”.

Y como ilustración: en la India hay un grupo religioso, los jainas (Jainismo), que han desarrollado una gran sensibilidad y respeto por toda clase de vida existente. Hasta el extremo de ir andando y al mismo tiempo barriendo con una escobilla delante de ellos. Quieren asegurarse con ello de que no pisan ni una sola hormiga o insecto inocente. Algo que tantas veces en este mundo pasa desapercibido y sin necesidad de ninguna clase de “Declaración de derechos“, ellos han comprendido perfectamente la dignidad y el respeto que todos deberíamos tener por toda clase de vida. También el Evangelio, cuando indica que es mucho más importante una ovejita caída en un pozo y un hombre enfermo que “la ley del Sábado“. Por eso Jesús de Nazaret dijo en cierta ocasión con toda seriedad y convicción, “felices son los que trabajan en favor de la paz, porque Dios los llamará hijos suyos” (Mat.5:9, BLP).

Por otro lado, y bien pensado, debería decirse con claridad como reflexión ampliada: es una contradicción abyecta defender por un lado a los animales y su sufrimiento, lo cual es verdad, pero por otro lado no inmutarse apenas ante los millones de abortos humanos que tienen lugar todos los años de manera cruenta en todo el mundo. Es necesario ser completamente coherente cuando se trata de defender causas que realmente lo merecen.

Los animales son un misterio de la creación de Dios que nos embelesa y llena de admiración y perplejidad, y que durante toda la historia humana han sido fuente de ayuda y de alegría para el hombre. Quien tiene un animal de compañía o una granja sabe muy bien lo que significa eso; descubre lo mucho que sienten y transforman por completo la perspectiva que tenía uno antes de tenerlos. No es de extrañar que Franz Kafka (1883-1924) dijera, “Todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro“. Y que se entienda que muchas personas se nieguen a comer carne de animal. Sin duda una muestra de sensibilidad y que nadie debería criticar. En definitiva es siempre una cuestión de decisión personal y de conciencia.

De modo que «ejercer dominio» sobre los animales, tal y como prescribió Dios, y disponer de ellos apropiadamente no incluye torturarlos ni hacerles sufrir innecesariamente. Al fin y al cabo, la compasión no es un asunto de izquierdas ni de derechas, es simplemente ser un ser humano civilizado.

Esteban López

 

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