Aunque era médico, su inclinación natural por haber visto tanto sufrimiento en la vida era la reflexión. Solía decir que «si realmente reflexionas, todo es maravilloso en este mundo, todo, excepto nuestros pensamientos y acciones cuando nos olvidamos de reflexionar«. Es siempre interesante encontrar personas en la historia que han sobresalido en sensibilidad y profundidad de pensamiento, a menudo en medio de circunstancias difíciles y oscuras.
Antón Chéjov (1960-1904), fue un escritor, dramaturgo y médico ruso considerado como uno de los maestros del cuento moderno y figura clave de la literatura universal. Nació el 29 de enero de 1860 en Taganrog, Rusia, en una familia humilde. Mientras estudiaba Medicina en Moscú, comenzó a escribir relatos humorísticos para revistas, pero pronto desarrolló un estilo más profundo y realista.
Como médico, Chéjov solía decir que la medicina era su esposa y la literatura su amante; sin embargo, fue en la escritura donde alcanzó fama duradera. Su narrativa se caracteriza por la observación minuciosa de la vida cotidiana, el análisis psicológico de los personajes, una fina e inteligente ironía y una visión compasiva y melancólica del ser humano. De su corazón surgía una compasión y una humanidad que abarcaba el mundo entero. Afirmaba que en sus obras no pretendía juzgar nada ni a nadie, sino sólo describir con veracidad la realidad.
Entre sus obras más destacadas se encuentran los cuentos La dama del perrito, El beso, El estudiante, y las obras teatrales La gaviota, Tío Vania, Tres hermanas y El jardín de los cerezos. Su legado literario transformó la narrativa y el teatro modernos, influyendo en autores como Franz Kafka, Ernest Hemingway y Tennessee Williams.
Aquejado de tuberculosis, pasó sus últimos años buscando alivio en climas más templados. Murió el 15 de julio de 1904 en Badenweiler, Alemania, a los 44 años. Demasido jóven para tanta grandeza de espíritu.
Pensamiento
El sentir filosófico en la obra de Antón Chéjov (también escrito Chekhov o Chejóv) es uno de los aspectos más profundos y sutiles de su creación literaria. Aunque Chéjov no fue un filósofo sistemático ni escribió tratados teóricos, su narrativa y su teatro están impregnados de una visión existencial y humanista que refleja una actitud filosófica ante la vida.
Chéjov muestra personajes que buscan sentido en medio de una vida gris, repetitiva o vacía. No hay respuestas grandilocuentes, sino una especie de aceptación del sinsentido, un anticipo del existencialismo del siglo XX.
En cuentos como La tristeza o El estudiante, o en obras teatrales como Tío Vania o El jardín de los cerezos, los personajes experimentan una melancolía ante la fugacidad de la existencia y la imposibilidad de alcanzar una felicidad plena. La vida se percibe como una serie de momentos, a menudo triviales, donde el dolor y la esperanza coexisten.
Chéjov observa al ser humano con una mirada profundamente empática. No juzga a sus personajes; los comprende en su debilidad, su mediocridad o su desesperanza. Su filosofía moral se basa en la tolerancia, la bondad y la comprensión: valores que él consideraba esenciales para enfrentar el sufrimiento humano. El médico Chéjov creía que la literatura debía curar el alma mostrando la verdad sin adornos, pero también sin crueldad.
Uno de los temas filosóficos más presentes es el concepto de parálisis vital. Los personajes saben que deberían cambiar, pero no pueden. El tiempo pasa, y con él se escapa la posibilidad de vivir de otra manera. Este motivo expresa una reflexión sobre la pasividad y la resignación del ser humano ante su propio destino. En Las tres hermanas, por ejemplo, el sueño de ir “a Moscú” simboliza la esperanza postergada, la vida que nunca llega.
En muchos textos, la naturaleza aparece como símbolo de eternidad y de serenidad, en contraste con la pequeñez y el desasosiego humanos. En cuentos como El estudiante o En el barranco, hay momentos en que los personajes perciben la continuidad de la vida más allá de su propia angustia, vislumbrando una especie de trascendencia natural. Esto sugiere una visión filosófica panteísta o cósmica, donde el individuo es solo una parte de un todo inmenso e indiferente.
Chéjov rechazaba los sistemas cerrados de pensamiento o las moralejas. Su filosofía literaria se basa en la observación honesta y en la ambigüedad. Decía: “El papel del artista no consiste en resolver problemas, sino en plantearlos correctamente«. En este sentido, su sentir filosófico es agnóstico y antidogmático, abierto a la interpretación.
El sentir filosófico de Chéjov es existencial, compasivo y profundamente humano.
No predica ni enseña, sino que invita a mirar la vida tal como es, con sus silencios, sus pequeñas esperanzas y sus inevitables decepciones. Su obra es una meditación sobre la dignidad de vivir sin certezas, sobre la belleza de la fragilidad humana.
Tenemos que reconocer que esta es una existencia agridulce, con sus luces y sus sombras. En ella se pueden encontrar razones para ser creyente o también razones para ser agnóstico, como era el caso de Antón Chéjov. Pero ¿quién puede juzgar la conciencia de nadie formada por la experiencia vital de cada uno? Y siendo sinceros, ¿qué creyente no tiene algo de agnóstico o qué agnóstico no tiene algo de creyente?
En sus propias palabras
“El arte de escribir consiste en decir mucho con pocas palabras”.
“Los hombres inteligentes quieren aprender; los demás, enseñan”.
“La literatura es mi esposa legítima y la medicina mi amante. Cuando me canso de una, paso la noche con la otra”.
“Cuando pienso en mi vocación no temo a la vida”.
“El hombre vulgar espera lo bueno y lo malo del exterior, el hombre que piensa lo espera de sí mismo”.
“Aislarse en el trabajo creativo es mejor que las críticas negativas que no hacen nada en absoluto”.
“El amor es un escándalo de tipo personal”.
“Es fácil conquistar al que piensa que está conquistado”.
“La felicidad no existe. Lo único que existe es el deseo de ser feliz”.
“La brevedad es la hermana del talento”.
“Cuando uno ama y quiere juzgar ese amor, hay que partir de un punto más elevado o más importante que la felicidad o la desdicha”.
«Si realmente reflexionas, todo es maravilloso en este mundo, todo, excepto nuestros pensamientos y acciones cuando nos olvidamos de reflexionar«.
«Sólo durante los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos«.
«La obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro criterio«.
«La pena de muerte mata de inmediato, mientras que la cadena perpetua lo hace lentamente. ¿Quién es más verdugo? ¿El que te mata en pocos minutos o el que tarda toda una vida?«
«El conocimiento no tiene valor alguno si no se lleva a la práctica«.
«Los infelices son egoístas, injustos, crueles e incapaces de comprender al otro. Los infelices no unen a las personas, las separan«.
«La universidad saca a la luz todas las capacidades, incluida la incapacidad«.
«Una buena educación no significa que no se te derrame salsa en el mantel, sino que no lo notarás cuando alguien lo haga«.
«Los hipócritas pretenden ser palomas, políticos, literarios, águilas… Pero no se deje engañar por su apariencia, no son águilas, son ratas«.
«El mundo no perece por los bandidos y los incendios, sino por el odio, la hostilidad, y todas estas pequeñas rencillas«.
«Cuando se sugieren muchos remedios para una enfermedad, quiere decir que no se puede curar».
«Los médicos son como los abogados; la única diferencia es que los abogados simplemente te roban, mientras que los médicos te roban y también te matan».
«Cualquier idiota puede afrontar una crisis, es el vivir día a día lo que te agota«.
«A la gente le encanta hablar de sus enfermedades, a pesar de que son las cosas menos interesantes de sus vidas».
«Las personas deben ser bellas en todos los sentidos: en su rostro, en su forma de vestir, en sus pensamientos y en su interior.«
«Todo en la tierra es bello, todo… excepto lo que nosotros mismos pensamos y hacemos cuando olvidamos los fines superiores de la vida y nuestra propia dignidad humana«.
«Creo que los seres humanos debemos tener fe o debemos buscar la fe, de lo contrario nuestra vida está vacía, vacía. Vivir y no saber por qué vuelan las grullas, por qué nacen los niños, por qué hay estrellas en el cielo. Debes saber por qué estás vivo, de lo contrario todo es un sinsentido, sólo sopla el viento«.
«La vida sólo se da una vez, y uno quiere vivirla con valentía, con plena conciencia y belleza».
«Si quieres trabajar en tu arte, trabaja en tu vida».
«Quizá los sentimientos que experimentamos cuando estamos enamorados representen un estado normal. Estar enamorado muestra a una persona quién debe ser».
«La sabiduría…. no proviene de la edad, sino de la educación y el aprendizaje».
Esteban López

Esteban, me he permitido dejarte este borrador para un prólogo que tengo pensado, si me decido,..a publicar algunos escritos.
Hace tiempo pensé que la inspiración y la intuición, espolean mi imaginación de la misma forma que el silencio compone la música del pasado, el lenguaje del presente y el eco del futuro.
Esta afirmación me ha servido de premisa para armar mis escritos, como huérfano y
ambidiestro emocional, hurgo en la verdad, tu verdad, la verdad que se esconde bajo la almohada del universo, intentando que no se convierta en una sombra entre dos espejos sino en un tragaluz, una luz que pueda alumbrar como el sol de una vela para arrinconar al silencio
Comprendo que cada uno de nosotros conserva su propia copia del universo, pero no todos tienen los mismos continentes, por esa razón entiendo que la imaginación extrae lo mejor de nosotros en las fronteras de un instante, mientras nos encontramos despellejando el tuétano de la eternidad, observando como los minutos se solapan con la horas y algunas mañanas, lo hacen con los años
He comprobado que toda la humanidad cabe en un libro, una lágrima en el penúltimo verbo de cada poesía, una emoción en la montaña de un adjetivo y una metáfora, en todos los epílogos
Como habrás advertido, me mantengo firme en mi creencia que la primera función del espíritu es fabular, por ese propósito, en mis escritos, aspiro a trascender la melancolia de unir palabras, coser vocales y entretejer párrafos para que puedan transmitan algo de sentido en una anónima página albina
Las palabras, aparte de representar el tiempo, también sirven para imaginar, compartir y, a veces, para construir vastos micro universos, y desde el mío, anhelo construir un paso de cebra con el de los lectores
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