Había estado en prisión varias veces, y desde allí escribía a su esposa Olga, expresando de mil maneras su sentir y su lucha interior. Y es que muy insensible habría que ser para estar en la cárcel y no sentir flaquezas, y aunque no lo estuviera por ser un delincuente, sino por amar la libertad y por disentir del régimen comunista que atenazaba a su país. Más tarde aquellos escritos se publicarían como unas memorables «Cartas a Olga«.
Václav Havel (1936-2011) nació en Praga, en el seno de una familia culta. Su padre tenía un estudio cinematográfico y su abuelo había sido diplomático y periodista. Todo eso no se veía muy bien en el régimen comunista bajo el que vivían, ya que se consideraba todo demasiado «burgués». De ahí que Václav tuviera problemas para que se le permitiera estudiar en la Facultad de Económicas de Praga, aunque finalmente lo lograría.
Pero Václav tenía sobre todo alma de poeta. Quizá por tener esa fibra sensible que le llevaría también a percibir mucho mejor la injusticia y anhelar profundamente la libertad. Esa sensibilidad le llevaría a estudiar Arte Dramático y se convertiría finalmente en dramaturgo. Al final no resultaría en que le faltara talento, pues algunas de su obras poéticas, como «La fiesta» (1963), o «El memorandum» (1965), lo convirtieron en un autor muy conocido en su país y eso le llevó a la fama.
Václav tenía también una gran inquietud por la situación política de su país. Por eso durante la llamada «Primavera de Praga«, apoyaría las reformas políticas impulsadas por Alexander Dubcek (1921-1992), quien por entonces era jefe de gobierno de Checoslovaquia. Dubcek personificaba el nuevo espíritu de lo que se llegó a llamar el “socialismo de rostro humano”, encarnando también el deseo de todo un pueblo por conseguir su propia autonomía política del totalitarismo soviético, y alcanzar un régimen de libertades reales, como la libertad de partidos políticos, libertad de prensa, de información, etc. Pero cuando se produjo la invasión de Checoslovaquia por las fuerzas del Pacto de Varsovia, en agosto de 1968, Václav firmó junto a otros intelectuales la llamada «carta de las dos mil palabras» en la que se condenaba con firmeza toda la represión que aquello representaba, siendo por ello encarcelado.
Y es que durante toda la década de los setenta, Václav había estado escribiendo distintos manifiestos en los que mostraba la necesidad de que hubiera un diálogo abierto sobre los problemas reales que el régimen comunista ocultaba, y eso hizo que en varias ocasiones fuera a prisión. Pero aquel régimen autoritario no estaba dispuesto a ceder ni un ápice. Para 1975, movido por la presión y la necesidad, el Pacto de Varsovia había firmado una serie de compromisos en defensa de los derechos humanos a cambio de algunas concesiones económicas por parte de Occidente, pero siempre eran sistemáticamente ignorados. De modo que Vaclav Havel tomó la iniciativa en crear el movimiento Carta 77, al que se adhirieron también varios intelectuales. La repercusión de todo ello lo llevaron de nuevo a prisión en 1979 acusado de sedición. Sin embargo, eso no hizo más que aumentar todavía más su fama como resistente intelectual y político, tanto dentro de su país como en el exterior.
Václav Havel fue liberado en 1984, pero el régimen comunista checoslovaco estaba todavía firmemente determinado a seguir con la ortodoxia marxista, y a pesar de la exhortación de Mijail Gorbachov de que se tomaran medidas liberalizadoras como las que ya se habían tomado en la Unión Soviética. Eso llevó a la creación del movimiento político opositor Foro Cívico, que reclamaba un nuevo régimen de libertades democrático de derecho para Checoslovaquia, y que se elegiría como líder a Václav Havel. Con el tiempo y a pesar de su resistencia, el régimen comunista checoslovaco se desplomó finalmente en septiembre de 1989 durante la llamada Revolución de Terciopelo, siendo Václav Havel nombrado presidente de la República Checoslovaca el 29 de diciembre de 1989. Había sido también aquí un largo camino hacia la libertad.
Václav Havel se había ganado el respeto de propios y extraños por su trayectoria política y ética. Fue un presidente muy querido por su pueblo y gentes de todo el mundo hasta su fallecimiento el 18 de diciembre de 2011. Entre los muchos reconocimientos que recibió estuvo también el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades el 11 de abril de 1997.
Dice un viejo proverbio que «cuando los sabios gobiernan el pueblo de alegra«, mientras que cuando ocurre lo contrario, «el pueblo gime«. Y es que pocas cosas se agradecen tanto como el que gobierne alguien justo y con sentido común, que solo procure el bien de sus ciudadanos y no sus propios intereses egoístas. Lejos de que algo así fuera una utopía, Václav Havel unió su nombre al de otros líderes políticos profundamente respetados, como lo fueron Konrad Adenauer, John F. Kennedy, Olof Palme, Raúl Alfonsín, etc., que no hicieron otra cosa que, con las luces que tenían, luchar por el bien de sus conciudadanos. Y es que toda sociedad normal aprecia y necesita tener buenas referencias éticas en sus políticos, entre otras cosas porque eso también es un estímulo para todos y destruye por completo el abatimiento. Recuerda también aquellas preciosas palabras de Isaías:
«Si un monarca reina con justicia y los príncipes gobiernan rectamente, serán como refugio contra el viento, como cobijo ante la lluvia, como acequias que riegan en secano«.- Isaías 32:1, 2, BLP.
Algo de su pensamiento
“La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin”.
“La salvación de este mundo humano no se encuentra en ninguna otra parte más que en el corazón del hombre, en el poder humano para reflexionar, con humildad humana y responsabilidad humanas”.
«Estoy solo con el dolor y no tengo más remedio que saborearlo hasta el fondo. He estado cerca de la desesperación«.- Cartas a Olga, (1983).
«Una mejora realmente fundamental y esperanzadora del «sistema» no puede ocurrir sin un cambio significativo en la conciencia humana«.- Perturbar la Paz, (1986).
«La creación de riqueza ha dejado de corresponderse con la creación de valores reales y significativos«.
«La esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido sin importar el resultado final«.- Perturbar la Paz, (1986).
«A veces se necesita tocar el fondo de la miseria para poder entender la verdad, igual que hay que lanzarse hasta el fondo del pozo para llegar a ver las estrellas».- El poder de los sin poder, (1978).
«A cada paso siento la gran ventaja que representa para el buen ejercicio de la función de presidente la convicción de que no me la merezco y de que puedo ser expulsado de ella en cualquier momento«.
«No permitamos que el deseo de servir a uno mismo prospere de nuevo bajo la bella máscara del deseo de servir al bien común».- Discursos políticos, (1995).
«La política se va transformando en un campo de batalla entre lobbies. Los medios trivializan los problemas graves. Con frecuencia, la democracia parece un juego virtual para consumidores, en vez de un trabajo en serio para ciudadanos serios«.
«Enseñémonos, y enseñemos a los demás, que la política no sólo puede ser el arte de lo posible, en especial si esto implica el arte de la especulación, el cálculo, la intriga, los tratos secretos y las maniobras pragmáticas, sino incluso también el arte de lo imposible, el arte de mejorarnos a nosotros y mejorar el mundo».- Discursos políticos, (1995).
«El intelectual tiene primero que pensar lo que dice, inmediatamente después decir lo que piensa y a continuación vivir lo que dice y lo que piensa«. – El poder de los sin poder, (1978).
«La tragedia del hombre moderno no es que sabe cada vez menos sobre el sentido de su propia vida, sino que se preocupa cada vez menos por ello«. – Cartas a Olga, (1983).
«Todos nos habíamos acostumbrado al sistema totalitario, lo habíamos aceptado como un hecho inalterable y, por tanto, contribuíamos a perpetuarlo. Dicho de otro modo, todos nosotros -si bien, naturalmente, en diferente grado- somos responsables del funcionamiento de la maquinaria totalitaria; nadie es sólo su víctima, todos somos partícipes también de su creación«.- Discursos políticos, (1995).
«También soñábamos con un orden internacional más justo. El fin del mundo bipolar fue una gran oportunidad para humanizarlo más. En lugar de eso, presenciamos un proceso de globalización económica que se ha desbocado políticamente y, por lo mismo, está ocasionando un caos económico y arruinando la ecología en muchas partes del mundo».
«Desconfiar de las palabras es menos nocivo que la confianza injustificada en ellas. Además, desconfiar de las palabras, y acusarlas de los horrores que podrían hibernar discretamente dentro de ellas, ¿no es esto, después de todo, la verdadera vocación del intelectual?»
«Lo que ahora importa de verdad no es qué partido, qué club o qué grupo prevalecerá en las elecciones. Lo importante es que los ganadores sean los mejores de entre nosotros, en el sentido moral, cívico, político y profesional, sea cual sea su afiliación política».- Discursos políticos, (1995).
«Mientras el hombre sea hombre, la democracia, en el pleno sentido de la palabra, no dejará de representar un ideal al que -como al horizonte- podemos acercarnos más o menos, pero que nos es imposible alcanzar en su totalidad«.
«La humanidad entera enfrenta este dilema crucial: observar en silencio la autopropulsión suicida de nuestra civilización o entrar a participar activamente en el mantenimiento de los bienes públicos mundiales, incluido el más preciado: nuestro planeta y su biosfera, de los que formamos parte«.
«Si la esperanza del mundo estriba en la esfera de la conciencia humana, es más comprensible que precisamente los intelectuales no puedan evitar continuamente su corresponsabilidad por el mundo, ocultando su antipatía por la política bajo la supuesta necesidad de ser independientes«.
«La ideología como modo aparente de relacionarse con el mundo, que da al individuo la ilusión de ser una persona con una identidad digna y moral y así le hace más fácil no serlo«. – El poder de los sin poder, (1978).
«Vivimos en un entorno moral contaminado. Nuestra moral enfermó porque nos habíamos acostumbrado a expresar algo diferente de lo que pensábamos. Aprendimos a no creer en nada, a hacer caso omiso de los demás, a preocuparnos sólo por nosotros mismos. Conceptos como amor, amistad, compasión, humildad o perdón perdieron su profundidad y sus dimensiones, y para muchos de nosotros pasaron a representar tan sólo singularidades psicológicas».- Discursos políticos, (1995).
«No nos dejemos convencer de que es absurdo intentar cambiar el orden «establecido» y las leyes «objetivas». Tratemos de construir una sociedad civil global. Insistamos en que la política no es una mera tecnología del poder y necesita tener una dimensión moral«.
«Reflexionamos y soñamos, en las cárceles o fuera de ellas, con una Europa sin alambradas ni altos muros, sin naciones artificialmente divididas, sin gigantescos almacenes de municiones; con una Europa liberada de los esquemas de bloques, con una política europea basada en el respeto del hombre y de sus derechos, que no estuviera subordinada a intereses provisionales ni particulares. Si, soñamos con una Europa como comunidad amistosa de pueblos independientes y Estados democráticos«.
«No es difícil estar detrás de los éxitos de cada uno. Sin embargo, aceptar la responsabilidad de los fracasos de uno (…) ¡Eso es endemoniadamente duro! Pero sólo desde allí el camino lleva a una nueva visión radicalmente distinta de la misteriosa gravedad de la propia existencia como una empresa incierta y su significado trascendental«.
«Incluso un acto puramente moral que no tenga ninguna esperanza de un efecto político inmediato y visible puede gradual e indirectamente, con el tiempo, ir ganando en importancia política«. – Perturbar la Paz, (1986).
«El Estado sirve al pueblo, y no a la inversa. Si una persona sirve a su Estado, sólo debería hacerlo hasta donde fuere necesario para que el Estado preste un buen servicio a todos sus ciudadanos. Los derechos humanos están por encima de los derechos estatales. En el derecho internacional, las disposiciones que protegen a la persona humana deberían tener precedencia sobre las que protegen al Estado«.
«Cualesquiera que sean nuestras convicciones, todos corremos el riesgo de ser víctimas de nuestra miopía. Ninguno de nosotros puede escapar a nuestro destino común. Dado lo anterior, sólo tenemos una posibilidad: tratar de encontrar en nuestro interior y alrededor de nosotros un sentido de responsabilidad hacia el mundo, el entendimiento mutuo y la solidaridad, la humildad ante el milagro de ser, la capacidad para refrenarnos en aras del interés común y para llevar a cabo obras buenas, aunque no se vean ni reciban reconocimiento».
«Sueño con una república independiente, libre y democrática, una república económicamente próspera y, no obstante, socialmente justa. En pocas palabras, una república humana que sirva al individuo y que, por tanto, albergue la esperanza de que el individuo la sirva a ella a su vez. Una república de personas enteras, porque sin ellas es imposible solucionar ninguno de nuestros problemas, ya sean humanos, económicos, medioambientales, sociales o políticos«. – Discursos políticos, (1995).
«Una democracia vacía de valores, reducida a una competencia entre partidos políticos que tienen soluciones «garantizadas» para todo, puede ser muy poco democrática«.
«Cada vez más, la democracia es vista como un mero ritual. Se diría que, en cierto sentido, las sociedades occidentales en general viven una crisis del carácter democrático y del ejercicio activo de la ciudadanía. Tal vez asistamos a un simple cambio de paradigma, para nada inquietante, provocado por las nuevas tecnologías. Empero, el problema podría ser más profundo: las corporaciones globales, los carteles mediáticos y las burocracias poderosas están convirtiendo a los partidos políticos en organizaciones cuya tarea principal ya no es servir al público, sino proteger determinados intereses y clientelas«.
«La tarea primordial no es destruir lo que está mal, sino construir desde abajo una nueva persona y un hombre nuevo. La tarea más urgente y necesaria es la conversión del corazón del hombre. Es ahí donde anida el mal que hay que destruir, el cáncer que es preciso erradicar. (…) El corazón convertido es el que puede propulsar la «revolución existencial». Ese es el auténtico poder de los sin poder, el único camino para frenar el «totalitarismo rampante» y emprender la reconstrucción moral de la sociedad. Así será posible la paz, la libertad, la justicia, la solidaridad; Eso es también lo que puede hacer que el poder se convierta en servicio».- El poder de los sin poder, (1978).
«La verdad es que vivo en un sistema en el que las palabras son capaces de sacudir toda la estructura del gobierno, donde las palabras pueden ser más poderosas que diez divisiones militares«.
«A menos que haya una revolución universal en la esfera de la conciencia del hombre, nada mejorará nuestra existencia humana, y la catástrofe a la que se encamina este mundo (…) será ineludible«.
«Esa necesidad nuestra, irreprimible, de trascender los horizontes situacionales, de cuestionar, conocer, explorar, entender, buscar la esencia de las cosas, ¿Qué otra cosa es esa necesidad sino otra de las formas de aquel anhelo interminable por recobrar la integridad perdida del ser, aquel anhelo del yo de regresar al ser? ¿Qué otra cosa es sino ese anhelo intrínseco de despertar al propio ser oculto, adormilado, olvidado tantas veces, y a través de él alcanzar aquella plenitud e integridad de la existencia que nuestra intuición nos permite vislumbrar?«.- Cartas a Olga, (1983).
Esteban López