Como el arte de gobernar y de administrar los asuntos públicos que es, la política puede ser una de las actividades más nobles del ser humano cuando camina junto con la ética. Es verdad que en ese campo ha habido a menudo abusos y toda clase de corrupción. Pero también lo es que han existido (y existen) políticos que con su honradez y buen hacer se han ganado el respeto sincero de la mayor parte de sus conciudadanos.
Según Aristóteles (384-322 a. C.), la política es el fin superior cuando lo que busca es lo mejor para el hombre. Un buen político, como era el caso de Pericles (495-429 a. C.), es aquel que tiene capacidad de ejecución, entendimiento y capacidad de mando. Pero la sagacidad y la astucia son positivos solo si el fin que persiguen es bueno. Porque podrían usarse del modo contrario. Por eso es imprescindible que todas esa cualidades se ejerciten desde la virtud moral. Y la única virtud que modula y articula el entendimiento y la sagacidad es la prudencia, es decir, templanza, sensatez, cautela, moderación, buen juicio, en definitiva, discernir entre lo bueno y lo malo. Porque un hombre que no sea bueno no puede ser prudente. ‘No es posible ser bueno en sentido estricto sin prudencia, ni prudente sin virtud moral. Cuando existe la prudencia todas las virtudes están presentes‘, insiste Aristóteles.- «Aristóteles. Ética Nicomáquea«, Libro IV, por Fernando Quesada en «La Aventura de la moralidad«, Alianza 2007.
En la tradición hebrea también se expresó poéticamente el ideal del buen gobernante. Dice por ejemplo el profeta Isaías que un buen príncipe debería ser como “un refugio contra la tempestad, como corrientes de agua fresca, como la sombra de un peñasco en una tierra árida”. O como se expresa en Proverbios 29:2,“Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; cuando domina el malvado, el pueblo gime». Esos pensamientos ilustran la seriedad que envuelve el estar en un puesto de mando o de responsabilidad. El objetivo primordial debería ser obrar con sabiduría y la preocupación sincera por las necesidades de las personas. Como fue el caso del rey Salomón de Israel, lo único que le pidió a Dios al llegar al poder fue «sabiduría para gobernar a mi pueblo» (2 Crónicas 1:7-13, LBLA).
En España y otros países existe lo que se llama ‘democracia de partidos‘. Y el objetivo de los partidos políticos es alcanzar el poder. Se comprende que la política administre los asuntos públicos ya que es una necesidad colectiva. Lo que entristece profundamente es la lucha política descarnada en donde a menudo casi todo vale, así como los modos impropios, groseros y deshonestos por parte de tantos políticos. Sin embargo, desde una perspectiva ética, habría que decir que en esa lucha por el poder no todo vale. No vale por ejemplo la falta de honradez, no vale el amor al dinero, no valen las trampas, no vale la mentira, no vale el engaño, no vale la calumnia ni el insulto gratuito al contrario o su descalificación por método solo porque “no es de los nuestros“. Más bien lo que debería primar es la exposición razonada de argumentos o de alternativas que intenten convencer, la dedicación sincera a la labor política que se esté llevando a cabo teniendo como único fin el bien común de toda la comunidad a la que se esté sirviendo, un mínimo de respeto incluso a la oposición, y trabajar sincera y enérgicamente por la paz y el bienestar de toda la ciudadanía.
Quizá un ejemplo bien conocido de falta de honestidad política podría ser el de Richard Nixon, (1913-1994), trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos. Aunque muchos politólogos reconocen sus grandes logros, fue el único presidente que, hasta el día de hoy, tuvo que dimitir de su cargo antes de que acabara su mandato. Y es que después de mucha investigación, un tribunal consideró a Nixon copartícipe en una conspiración para obstruir la acción de la justicia en la investigación del caso Watergate. En la tarde del 8 de agosto de 1974 Nixon anunció su dimisión. Al hacerlo interrumpió el procedimiento de«impeachment» ya iniciado por el Senado, lo que hubiera significado su enjuiciamiento y destitución como alto funcionario público. De modo que el resultado final fue que los logros positivos alcanzados durante su mandato fueron oscurecidos debido al ‘juego sucio‘ en varios aspectos de su política, causando una verdadera conmoción en la opinión pública estadounidense.
Si como la experiencia muestra los principios éticos dan el mejor fruto en las transacciones comerciales, así debería ser también en el caso de la política. Como dice el filósofo español Emilio Lledó, «a la política deberían dedicarse solo las personas honradas«.
Reflexiones sobre ética y política
«El Estado Democrático debe aplicarse a servir a la mayoría y procurar a todos la igualdad delante de la ley, debe al mismo tiempo protegerse contra el egoísmo y proteger al individuo contra la arbitrariedad del Estado”.- Pericles, 461-429 a. C. Político y orador de Atenas. Honesto y virtuoso, fue el gran promotor de las artes y la literatura
“Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos». – Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C).
«Si supiera algo que me fuese útil, pero que fuese perjudicial a mi familia, lo desterraría de mi espíritu; si supiera algo útil para mi familia pero que no lo fuese para mi patria, intentaría olvidarlo; si supiese algo útil para mi patria pero que fuese perjudicial para Europa, o bien fuese útil para Europa y perjudicial para el género humano, lo consideraría un crimen y jamás lo revelaría, pues soy humano por naturaleza, y francés sólo por casualidad«.
– Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu (1689-1755), «Del espíritu de las leyes«.
Creo que la ley más importante con diferencia de todo nuestro código es la de la difusión del conocimiento entre el pueblo. No se puede idear otro fundamento seguro para conservar la libertad y la felicidad. […] Aboga, mi estimado compañero, por una cruzada contra la ignorancia; establece y mejora la ley de educar a la gente común. Informa a nuestros compatriotas […
] de que el impuesto que se pague con el propósito [de educar] no es más que la milésima parte de lo que se tendrá que pagar a los reyes, sacerdotes y nobles que ascenderán al poder si dejamos al pueblo en ignorancia«.
– Thomas Jefferson (1743-1826), tercer presidente de los Estados Unidos. Carta del 13 de agosto de 1786 dirigida a su amigo George Wythe.
«Es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo«.
– Abraham Lincoln (1809-1865).
«Creo que deberíamos ser hombres primero y ciudadanos después».
– Henry David Thoreau, 1817-1862.
«Admiro a quien defiende la verdad y se sacrifica por sus ideas, pero no a quienes sacrifican a otros por sus ideas».
– Gaspar Melchor de Jovellanos, (Gijón, 5 de enero de 1744 – Puerto de Vega, Navia, 27 de noviembre de 1811), escritor, jurista y político ilustrado español.
“Los principios éticos elevados producen métodos comerciales eficaces”.
– James Watts (1736-1819), ingeniero escocés e inventor de la máquina de vapor, determinante en el desarrollo de la primera Revolución Industrial en todo el mundo.
“Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea“.
– Stefan Zweig, 1881-1942. Escritor austríaco. Prefacio de “El mundo de ayer».
«Cuando la vida se teje con estambres legalistas surge una atmósfera de mediocridad moral que paraliza los más nobles impulsos humanos».
«La justicia es conciencia, no una conciencia personal, sino la conciencia de toda la humanidad. Los que reconocen claramente la voz de su propia conciencia por lo general también reconocen la voz de la justicia«.
«Los fallos de la conciencia humana, privada de su dimensión divina, han sido un factor determinante en todos los grandes crímenes de este siglo» (Discurso en la concesión del Premio Templeton, 10 de mayo de 1983).
– Aleksandr Solzhenitsyn, 1918-2008, escritor e historiador ruso, disidente de la Rusia soviética y por ello preso durante varios años y desterrado. Autor de «Archipiélago Gulag«, un análisis del sistema de prisiones soviético, del terrorismo, de la policía secreta y de los campos de internamiento. Premio Nobel de Literatura en 1970.
“Nuestra verdadera nacionalidad es la del género humano”.
– Herbert G. Wells, 1866-1946. Escritor y filósofo británico.
«No me siento culpable por el veredicto del tribunal. Al contrario, me siento orgulloso de haber salvado la vida de cientos de personas oprimidas. Sólo era una cuestión de salvar vidas humanas que estaban amenazadas de muerte. ¿Cómo podría yo entonces dar prioridad a simples cuestiones burocráticas?»
– Paul Grüninger, policía de frontera suizo que permitió ilegalmente la entrada de 3,600 judíos desesperados a Suiza durante la II Guerra Mundial. Debido a ello perdió su trabajo y su pensión. Murió en completa pobreza.
«La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin».
– Václav Havel (1936-2011) Escritor, dramaturgo y político checo. Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades el 11 de abril de 1997.
«Inglaterra no aceptará integrarse en Europa si no la obligan a ello los acontecimientos… Alemania nunca ha sido más peligrosa que cuando se aislaba, confiando en sus propias fuerzas y en sus cualidades que son muchas, embriagándose en cierto modo con su superioridad, sobre todo frente a las debilidades de los otros. Por otra parte, Alemania tiene más sentido de la comunidad que cualquiera; en el seno de la Europa unida, podrá desempeñar su papel con plenitud.
«Nunca se dirá bastante: Europa no se hará ni únicamente ni principalmente con instituciones europeas; su creación marchará por el camino del espíritu con que se vaya haciendo. De ahí la importancia de una libre circulación de las ideas y de los hombres entre los países europeos; los países que se nieguen a ello se excluyen por principio ellos mismos de Europa.
«Servir a la humanidad es un deber igual que el que nos dicta nuestra fidelidad a la nación. Así es como nos encaminaremos hacia la concepción de un mundo en el que se apreciarán cada vez más la visión y la búsqueda de lo que une a las naciones, de lo que les es común, y en el que se conciliará lo que las distingue y las opone.
«Europa está buscando; sabe que tiene en sus manos su propio futuro. Jamás ha estado tan cerca de su objetivo. Quiera Dios que no deje pasar la hora de su destino, la última oportunidad de su salvación».
– Robert Schuman (1886-1963), «Pour L’Europe», 1960. Político francés de origen germano-luxemburgués considerado como uno de los «padres de Europa» en referencia a su determinante participación en la creación de las Comunidades Europeas. Promotor del «gran experimento» para establecer una Europa unida.
«El problema del poder es saber cómo darle un uso responsable en lugar de irresponsable o negligente, cómo hacer que los que tienen el poder vivan para servir a la gente en lugar de que vivan de la gente».
«Solo el hombre prosaico se aferra todavía a la oscura y ponzoñosa superstición de que el mundo se acaba en la colina más cercana, su universo llega hasta la orilla del río, su humanidad queda encerrada en el estrecho círculo de aquellos que comparten su ciudad, sus puntos de vista o el color de su piel«.
– Robert Kennedy, 1925-1968.
«Sólo quedó una vía para salvar nuestra libertad política, nuestra libertad personal, nuestra seguridad, nuestra forma de vida, desarrollada desde hacía muchos siglos, y que tenía como base un concepto cristiano y humano del mundo: una firme conexión con los pueblos y países que tengan las mismas opiniones que nosotros sobre estado, persona, libertad y propiedad».
– Konrad Adenauer (1876-1967), primer canciller de la República Federal de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Heredó una Alemania totalmente destruida y arruinada por la guerra. Pero su experiencia y brillante conocimiento político hicieron que se produjera el llamado «milagro alemán», poniendo las bases para la gran potencia económica que es hoy día Alemania.
“El gran enemigo de la verdad muy a menudo no es la mentira deliberada, bien tramada y deshonesta, sino que es el mito persistente, persuasivo e irreal“.
“El valor en la vida es con frecuencia un espectáculo menos dramático que el valor ante el momento final; pero no deja de ser una magnífica amalgama del triunfo y tragedia. Un hombre hace lo que debe -sin importarle las consecuencias personales, los obstáculos, las presiones ni los peligros-, y este es el fundamento de toda moralidad humana”.
– John Fitzgerald Kennedy (1917-1963).
“No hay posibilidad alguna de satisfacer en un pueblo la necesidad de verdad si para ello no pueden encontrarse hombres que la amen“.
– Simone Weil, 1909-1943.
“En un país en que la política era sinónimo de corrupción, Gandhi introdujo la ética en ese dominio a través de la prédica y el ejemplo. Vivió en una pobreza sin paliativos, jamás concedió prebendas a sus familiares, y rechazó siempre el poder político, antes y después de la liberación de la India. Este rechazo convirtió al líder de la no-violencia en un caso único entre los revolucionarios de todos los tiempos».
– Comentario en biografía sobre Mahatma Gandhi.
«El político debe tener: amor apasionado por su causa; ética de su responsabilidad; mesura en sus actuaciones».
– Max Weber, 1864-1920. Filósofo, historiador y sociólogo alemán, autor de «La ética protestante y el espíritu del capitalismo».
«Un político no puede ser un hombre frío. Su primera obligación es no convertirse en un autómata. Tiene que recordar que cada una de sus decisiones afecta a seres humanos. A unos beneficia y a otros perjudica. Y debe recordar siempre a los perjudicados«.
– Adolfo Suárez (1932-2014). Presidente del gobierno de España entre 1976 y 1981. Figura clave en la transición política de España a la democracia.
«El fundamento del periodismo es buscar la verdad y contarla«.
– Ben Bradlee (1921-2014). Director ejecutivo del diario The Washington Post entre 1968 y 1991. Desafió al gobierno de los Estados Unidos durante el mandato del presidente Richard Nixon al publicar los llamados Documentos del Pentágono. Dirigió las investigaciones relacionadas con el caso Watergate que comprometían seriamente a toda la administración y que desembocó finalmente en la dimisión del presidente Nixon.
«Para hacer política hace falta tener valentía, de lo contrario es mejor que no se haga política. El político sirve al bien común, que es la forma más alta de bien temporal. Santo Tomás de Aquino decía que la política es la más alta de las actividades humanas, porque si la moralidad de una acción se mide con relación al bien que persigue, no existe bien temporal mayor que el bien común. Pero es necesario restaurar los valores morales. No hay cosa más notable, necesaria y justa que la política. El hecho de que existan políticos ladrones es otro tema».
– Francesco Cossiga, (1928-1910) octavo presidente de la República Italiana.
«El principio de igualdad de oportunidades es una toma de posición moral en último término (…) se trata del respeto por el valor y la dignidad de los individuos. La democracia se basa en la participación y en el valor idéntico de todos. Por eso los recursos fundamentales que necesitan las personas para realizar sus proyectos vitales deben repartirse según los mismos principios. Es algo a lo que se debe tener derecho simplemente en virtud de su valor humano, de su particularidad individual… La sociedad tiene que vivir según el código de que las personas tienen el mismo valor». – Olof Palme, 1927-1986. Político sueco, líder del Partido Socialdemócrata de Suecia desde 1969. Primer Ministro de Suecia entre 1969 y 1976, reelecto en 1982. El 28 de febrero de 1986 cuando aún ejercía el cargo de Primer Ministro, fue asesinado por un desconocido mientras paseaba en compañía de su esposa tras salir del cine.
«Nunca olvidéis que todo lo que hizo Hitler en Alemania era legal».– Martin Luther King.
«La guerra es, por su propia naturaleza, un uso de la fuerza desmesurado e incontrolado, encaminado a aniquilar al adversario y destinado inevitablemente a golpear también a la población civil. El empleo legítimo de la fuerza es, por el contrario, sólo el estrictamente necesario para mantener y restablecer la paz y la seguridad internacional y, precisamente por ello, para garantizar estos vínculos y estas finalidades, sometido a la constante dirección del Consejo de Seguridad… la guerra ha sido prohibida por el derecho. Pero también es verdad lo contrario. La guerra ha sido prohibida porque se ha hecho inaceptable moralmente».
– Luigi Ferrajoli (1940), «No en mi nombre» (Trotta, 2003) págs. 214-215, profesor de teoría del derecho de la universidad de Roma.
El 7 de diciembre de 1970, el canciller de la Alemania occidental Willy Brandt visita Varsovia, Polonia. La fotografía muestra el momento en el que cae sobre sus rodillas ante el monumento erigido en recuerdo de todas las víctimas del llamado «Gueto de Varsovia«, uno de los episodios más ignominiosos de la II Guerra Mundial, donde a miles de judíos se les hacinó en una área reducida de la ciudad y se les dejaba morir de hambre y de miseria todos los días. Muchas personas se sintieron conmovidas ante ese gesto de pena y arrepentimiento, sobre todo al entender lo vano y absurdo de las ideologías que llevan a la guerra y que atentan vilmente contra la dignidad humana.
«Parece que el mundo se ha vuelto loco, y las convicciones religiosas arraigadas —las cuales deberían unir en amor a la gente— parecen desempeñar su parte en esa locura y asesinato». – Jimmy Carter, 1924, anterior presidente de los Estados Unidos. Discurso en una convención religiosa. Premio Nobel de la Paz en 2002 por sus esfuerzos infatigables para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, por impulsar la democracia y los derechos humanos, y por fomentar el desarrollo económico y político de los pueblos.
«En materia de buen gobierno de las empresas caben dos técnicas. Una, que los abogados llamamos vía legix, es decir, por vías de disposiciones legales: lo que hay que hacer y lo que no. Y la otra, es la de generar en las compañías un convencimiento de que gobernar bien es hacerlo con ética y honestidad. Gobernar sin ética y sin honestidad conduce al fracaso. Las firmas que sobreviven son las que combinan honestidad y rentabilidad… Además, comportándose de una manera ética se puede tener éxito. Las empresas que operan con principios responsables son las que prevalecen, las que desaparecen son las otras».
– Antonio Garrigues Walker, Madrid 1934. Político y jurista español.
Balduino I de Bélgica (1930-1993). En 1990 el parlamento aprobó una ley que ampliaba los supuestos legales del aborto. Sin embargo, Balduino en conciencia rehusó sancionarla, algo sin precedentes. Tras varios intentos de convencer al rey para que sancionara la ley, se adoptó una solución de compromiso: el 4 de abril el rey Balduino dimitía y el gobierno, tomó la Regencia. Así, el Consejo de Ministros sancionó la ley. Al día siguiente se declaró que Balduino volvía a ser de nuevo rey de los belgas. Su ejemplo muestra que la conciencia individual de un gobernante puede ser determinante también a la hora de mostrar respeto por los derechos de los más débiles.
«En la Unión Soviética viven personas de muchas confesiones: cristianos, musulmanes, judíos, y budistas entre otros. Todos ellos tienen el derecho de satisfacer sus necesidades espirituales, por lo que en breve se adoptará en nuestro país la Ley de Libertad de Conciencia».
– Mijaíl Gorbachov (1931), secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1985 a 1989. Figura clave en la transición desde el más férreo comunismo a la democracia.
“El peor enemigo de la democracia es la persistencia en el seno de la sociedad de los valores disolventes del egoísmo individual o de grupo, de los prejuicios y de los dogmatismos. El principio de la solidaridad social puede no estar explicitado en la Constitución ni en la plataforma de los partidos políticos, puede no figurar en los estatutos de los sindicatos y organizaciones empresarias, pero sin su presencia efectiva en las mentes y en los comportamientos de los ciudadanos no hay sistema democrático real. La solidaridad es la argamasa del edificio social y es el lubricante de los mecanismos de interrelación entre los hombres“.
– Raúl Alfonsín (1927-2009), estadista argentino promotor de los derecho humanos.
«Cuando se ha descrito la democracia por parte de los políticos o los periodistas, siempre se ha hecho referencia a un sistema basado en la libre elección de representantes. Esta descripción hay que ampliarla. Aunque las estructuras representativas son un pilar fundamental en el sistema, la democracia también va sobre el control del poder. En esa necesidad de controlar el poder se resuelven muchos problemas vinculados con la democracia. Sin embargo, hay poderes que se mantienen fuera del alcance del control. El sistema bancario financiero global o el armamentístico huyen del escrutinio público, de la democracia ideal, del control ciudadano. No debemos olvidar que la democracia consiste en evitar que alguien tenga la capacidad de acaparar todo el poder, por eso es importante la presencia de las herramientas de monitorización ciudadana».- John Keane, profesor Ciencias Politicas la Universidad de Sydney y en la Wissenschaftszentrum de Berlin. Entrevista El Mundo 11/2/2020. http://johnkeane.net/
“En algunas regiones, los conflictos internos y regionales han desmantelado estados que ahora son incapaces de asegurar de manera eficaz la protección de sus ciudadanos. En otros lugares, la seguridad humana se ve amenazada por los gobiernos que se niegan a actuar a favor del interés común, persiguen a sus opositores y castigan a los miembros inocentes que pertenecen a grupos minoritarios”.
“Los derechos humanos son sus derechos. Tómenlos. Defiéndanlos. Promuévanlos. Entiéndanlos e insistan en ellos. Nútranlos y enriquézcanlos… Son lo mejor de nosotros. Denles vida”.
«Mientras que uno de cada cinco habitantes de nuestro planeta viva en la pobreza absoluta, no puede haber estabilidad verdadera en el mundo».
«Si la guerra es el fracaso de la diplomacia, entonces. . . La diplomacia, bilateral y multilateral, es nuestra primera línea de defensa. El mundo, hoy en día, gasta miles de millones preparándose para la guerra; ¿no deberíamos gastar uno o dos mil millones preparándonos para la paz?»
«El conocimiento es poder. La información es libertadora. La educación es la premisa del progreso, en toda sociedad, en toda familia».
«No he logrado nada solo. Millones de personas en todo el mundo ansiaban la paz. Por eso digo que no hay que minusvalorar el poder de la oración». – Kofi Atta Annan (n. Kumasi, Ghana; 8 de abril de 1938), séptimo Secretario General de las Naciones Unidas, cargo que ocupó entre 1997 y 2006. Fue galardonado, junto a la ONU, con el Premio Nobel de la Paz de 2001.
«Contemplado de un modo verdaderamente realista, el mundo es una realidad dual, y también en el hombre se hallan mezcladas las dos cosas, lo bueno y lo malo. Los hombres ni son ángeles ni demonios. Si fueran demonios, ningún gobierno sería posible; si fueran ángeles, ningún gobierno sería necesario. Pero el hombre es un ser complejo y ambivalente entre razón e irracionalidad, bien y mal, una mezcla de egoísmo y virtud que puede hacer un uso bueno o malo del poder, tanto en lo grande como en lo pequeño, en la vida privada como en la política«.
– Hans Küng, Una ética mundial para la economía y la política, Trotta, 1999, pág. 65.
«La primera necesidad es siempre desmitificar la historia, que está llena de mitos, porque cada país tiene su tradición, o sus memorias históricas, que muchas veces son distorsionadas, por razones políticas o por lo que sea. Y la gran obligación de los historiadores es intentar hacer entender al público, a los lectores, que efectivamente hay muchos senderos en la historia. Algunos se tomaron y otros no, pero había otras posibilidades en cualquier momento.
«El gran peligro que tiene todo esto es vivir pensando que tu historia es la única versión correcta de la historia. Esta simplificación de una historia poniendo blancos y negros, sin pensar en los matices entre los dos«.
– John Elliott, 1930, historiador e hispanista británico, Regius Professor Emeritus en la Universidad de Oxford y Honorary Fellow del Oriel College, Oxford y del Trinity College, Cambridge.
http://www.abc.es/cultura/libros/20131217/abci-john-elliott-entrevista-condeduque-201312171028.html
«Conocer el pasado es una forma de liberarse de él porque sólo la verdad permite asentir o repudiar con total lucidez«.
– Raymond #Aron (1905-1983), filósofo y sociólogo liberal francés siempre opuesto a los extremismos políticos. Fue un defensor de los valores de la libertad, la tolerancia, la moderación y profundamente crítico con los intelectuales de su día afectos al marxismo.
«La corrección necesaria (hacia un mundo más ético) no va a venir de recomendaciones políticas. Sólo podrá formarse como consecuencia de una nueva época histórica en la que tenga lugar un cambio de valores y de comportamientos, y, por tanto a través de un trabajoso proceso de autocrítica cultural y de reorientación espiritual, que, con el tiempo, vaya poco a poco ejerciendo su influjo en la actitudpolítica de occidente y del mundo no occidental».
– Zbigniew Kazimierz Brzezinski (1928-2017), «Out of Control. Global Turmoil on the Eve of the 21st Century«, New York, 1993. Politólogo norteamericano de origen polaco, anterior consejero de Seguridad del presidente James Carter.
«Derechos del hombre, democracia y paz son tres momentos necesarios del mismo movimiento histórico: sin derechos del hombre reconocidos y protegidos no hay democracia; sin democracia no se dan las condiciones mínimas para la solución pacífica de los conflictos. En otras palabras, la democracia es la sociedad de los ciudadanos, y los súbditos se convierten en ciudadanos cuando les son reconocidos algunos derechos fundamentales; habrá paz estable, una paz que no tenga la guerra como alternativa, solamente cuando seamos ciudadanos no de este o aquel Estado, sino del mundo«. (p. LVIII de la introducción a la Teoria generale della politica).
–Norberto Bobbio, 1909-2004. Jurista y filósofo italiano.
«Parece haberse olvidado de que la primera manera de abandonar nuestro compromiso sustancial con la democracia consiste en prescindir de que el adversario, el político en el que no creemos, el hombre o la mujer a la que nunca votaremos es un ser humano. Que sus ideas no son lo primordial que demanda el respeto a su persona sino que lo exige una condición previa a su pensamiento, un estatus que se caracteriza por el hecho elemental a no ser humillada, en un escenario global que deje su alma a la intemperie, que desguace su espíritu y pisotee su dignidad. No es que nos hayamos ganado ese privilegio, es que tenemos esa condición«.
– Fernando García de Cortázar (1942), historiador español, Premio Nacional de Historia 2008, Católicos en tiempo de confusión, Encuentro 2018.
«Yo no soy nacionalista… Creo que cualquier bandera entorpece. Lo que tenemos que tener es una bandera de justicia, de bondad, de educación, de cultura, de sensibilidad, de filantropía, otro sustantivo maravilloso de los griegos, el amor a los otros. Pero trazar fronteras me parece una equivocación. No lo entiendo”.
– Emilio Lledó (1927), El País, 26 de octubre de 2017.
«Hoy es necesario favorecer la construcción de una conciencia planetaria bajo su base humanitaria: incentivar la cooperación entre los países con el objetivo principal de hacer crecer los sentimientos de solidaridad y fraternidad entre los pueblos«.
– Edgar Morin (1921), filósofo y sociólogo francés, El País, 12 de abril 2020. https://elpais.com/cultura/2020-04-11/edgar-morin-vivimos-en-un-mercado-planetario-que-no-ha-sabido-suscitar-fraternidad-entre-los-pueblos.html?fbclid=IwAR23gHKDk1izZoPhh8rSm38bKQvaov7N8AhmP3GSQEAy1iJkurglANm2fvQ
«Aquellos Estados cuya gloria y cuyo valor descansan – por medio de su constitución – en la dignidad humana y los derechos humanos, no pueden permitir la tortura, ni siquiera en situaciones excepcionales. Aunque en un caso particular todo parezca justificarlo, estamos aquí ante un límite absoluto, pues el fundamento del Estado democrático de derecho está en juego. Cuando un soldado o policía tortura en nombre del Estado, lo destruye en vez de protegerlo».
– Jürgen Moltmann (1926), teólogo alemán, «Cristo para nosotros hoy«, Trotta 1997, pág.57.
«Fuera de la amenaza de muerte violenta, no hay ninguna circunstancia humana que desacredite tanto a un régimen y provoque que tantas personas abandonen y desprecien la sociedad civil y se vuelvan contra ella como el desempleo masivo continuado«.
– Bernard Crick (1929-2008), «En defensa de la política«, Tusquets, 2001.
«Mucha de la ceguera social de la política y de los políticos procede del alejamiento de los lugares del sufrimiento… El raquitismo y la corrupción que se achaca a los políticos en nuestros días, su carencia de sensibilidad, honradez, austeridad y solidaridad frente al paro, la marginación, la soledad miserable de los ancianos con pensiones ridículas, etc., ¿no proceden de una insensibilidad moral propiciada por una ceguera y alejamiento ante los problemas de la realidad?»
– José María Mardones (1943-2006). Doctor en Sociología y Teología. «La autoridad del sufrimiento. Silencio de Dios y preguntas del hombre«, Anthropos, 2004.
Esteban López