Dice Marco Tulio Cicerón (106-43 a. C.) que «la naturaleza ha puesto en nuestras mentes un insaciable deseo de ver la verdad«. Y es que no nos conformamos con la superficie de las cosas, sino que preferimos indagar y llegar al fondo de todo, aunque a veces eso sea decepcionante. No obstante y a pesar de todo, hay que decir que el final de la pesquisa es casi siempre liberador.
Un abogado quiere saber toda la verdad para defender bien su caso; un juez usa su prudencia y escucha a ambas partes para dilucidar bien la verdad del caso que tiene entre manos y poder así emitir el mejor veredicto; un médico observa bien los síntomas que tiene su paciente para poder diagnosticar la enfermedad real que padece y así procurar su sanación. Un periodista sincero y honrado buscará con ahínco la verdad, que está ahí pero que no ve la opinión pública, con el mejor deseo ético de informar. Y así se podrían mencionar muchos otros ejemplos en los que hombres y mujeres de todos los tiempos se han desvivido por llegar al fondo de todo, por ver finalmente la luz que trae la verdad. El siguiente caso de la vida real podría ser toda una metáfora de lo que se quiere decir.
Watergate
El caso Watergate fue un escándalo político que ocurrió en los Estados Unidos en la década de 1970. Se inició en junio de 1972, cuando cinco hombres fueron arrestados por allanamiento de la sede del Partido Demócrata, ubicada en el complejo de oficinas conocido con el nombre Watergate en Washington, D.C.
Se esperaba que esos cinco hombres fueran simplemente ladrones de poca monta cogidos in fraganti mientras intentaban robar algo de dinero. Pero cuando fueron llevados ante el juez y se les pidió decir a qué se dedicaban, todos dijeron que estaban relacionados con la CIA (Agencia Central de Inteligencia, entidad que se encarga de reunir y analizar información sobre personas, organizaciones y gobiernos extranjeros para el desarrollo de las políticas de seguridad. También lleva a cabo operaciones encubiertas y secretas). Como es de imaginar, las declaraciones de esos cinco hombres sorprendió sobremanera a toda la opinión pública, además de ser el comienzo de una investigación que llevó a uno de los escándalos más sonoros de la historia de los Estados Unidos.
En ese momento, el presidente de los Estados Unidos era Richard Nixon, del Partido Republicano. Pronto se descubrió que los hombres arrestados habían sido contratados por el Comité para la Reelección del Presidente (CRP), equipo de campaña de Nixon, para espiar a los demócratas.
A medida que la investigación continuaba, se descubrieron más pruebas de que la administración de Nixon estaba involucrada en el encubrimiento del delito y en otros actos ilegales, como el soborno a los acusados para que no revelaran información sobre el escándalo. Se descubrieron también grabaciones de conversaciones en la Casa Blanca que incriminaban al mismo presidente Nixon.
A medida que el caso se hacía más grande, la presión pública y la investigación del Congreso aumentaron. En 1974, la Cámara de Representantes inició un proceso de juicio político contra Nixon por obstrucción de la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso. Sin embargo, antes de que el juicio político llegara al Senado, Nixon renunció a la presidencia en agosto de 1974.
Watergate es considerado uno de los mayores escándalos políticos en la historia de los Estados Unidos y ha tenido un impacto duradero en la política y la cultura del país. Ha sido objeto de numerosas películas, libros y programas de televisión, y ha sido citado como un ejemplo de la importancia de la prensa libre y la necesidad de responsabilidad en el gobierno.
Para ampliar un poco más, es importante señalar que el caso Watergate no tuvo que ver solo con el allanamiento de la sede del Partido Demócrata en el complejo de oficinas Watergate; fue también una serie de actos ilegales y antiéticos cometidos por la administración de Nixon para encubrir el delito y mantenerse a toda costa en el poder. Un acto ilegal destacado fue el intento de la administración de Nixon de obstruir la investigación del FBI sobre el allanamiento del edificio Watergate. El propio presidente Nixon intentó utilizar su poder para impedir la investigación y cubrir el delito, incluyendo la eliminación de documentos comprometedores y la realización de sobornos a los acusados para que no revelaran información. Sin embargo, lo que finalmente llevó a la caída de Nixon fue la revelación de las cintas de grabación que demostraban su implicación en el encubrimiento. Durante mucho tiempo, Nixon se negó a entregar las cintas, argumentando que estaban protegidas por el privilegio ejecutivo, pero finalmente fueron entregadas después de una orden judicial.
El caso Watergate también tuvo un impacto significativo en la prensa y la libertad de prensa. Los periodistas del Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, desempeñaron un papel importante en la investigación del caso y en la revelación de la información al público. Durante el caso Watergate, el Washington Post estaba siendo dirigido por Katherine Graham como propietaria del periódico, y por Ben Bradlee como editor ejecutivo. Ambos jugaron un papel crucial en la decisión de publicar los informes sobre el escándalo de Watergate, lo que eventualmente llevó a la renuncia del presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon. También cabe destacar la labor de los editores Howard Simons y Harry M. Rosenfeld, quienes lideraron el equipo de periodistas del Washington Post que trabajó en la investigación del caso Watergate, y la del abogado del periódico, James C. Goodale, quien defendió el derecho del Post a publicar los informes sobre el escándalo ante los intentos del gobierno de Nixon de detener la publicación.
Los principales responsables del gobierno de Nixon implicados en el caso Watergate fueron:
- John N. Mitchell: fiscal general de los Estados Unidos y director de la campaña de reelección de Nixon en 1972. Fue condenado por obstrucción de la justicia en relación con el caso Watergate.
- H.R. Haldeman: jefe de gabinete de Nixon y uno de los principales asistentes de la Casa Blanca implicados en el caso. Fue condenado por conspiración, obstrucción de la justicia y perjurio.
- John Ehrlichman: asesor principal de Nixon para asuntos domésticos y uno de los principales arquitectos de la política interna de la administración de Nixon. Fue condenado por conspiración, obstrucción de la justicia y perjurio.
- Charles Colson: consejero especial de Nixon y uno de los principales asistentes de la Casa Blanca implicados en el caso. Fue condenado por conspiración y obstrucción de la justicia.
- Jeb Stuart Magruder: director adjunto de la campaña de reelección de Nixon y uno de los principales implicados en el caso. Fue condenado por conspiración y perjurio.
- G. Gordon Liddy: asesor especial del comité de reelección de Nixon y uno de los principales implicados en el caso. Fue condenado por conspiración, obstrucción de la justicia y perjurio.
Además de estos funcionarios del gobierno de Nixon, otros individuos fueron implicados y condenados por su papel en el escándalo, incluyendo a los cinco hombres que fueron arrestados en el edificio de la sede del Partido Demócrata en el complejo Watergate en junio de 1972.
De modo que fue la colaboración efectiva de varias personas la clave para que finalmente la opinión pública llegara a conocer toda la verdad, además de la cobertura del caso por los medios de comunicación; todo unido ayudó a aumentar la conciencia pública sobre la corrupción en el gobierno y la necesidad de responsabilidad y transparencia. Al final, se produjo la dimisión del mismo presidente de los Estados Unidos. La perseverante búsqueda de la verdad incidió determinantemente en el sistema, causando de momento la necesaria profilaxis que necesitaba. Ben Bradlee lo tenía claro: «La verdad nunca es tan peligrosa com una mentira a largo plazo. Creo sinceramente que la verdad libera a los hombres«.
Reflexiones
Hay que reconocer que un caso como ese solo podía tener lugar en una sociedad democrática, imperfecta, pero bien asentada. Hubiera sido imposible que se produjera en una dictadura, donde a menudo se cercena la libertad de expresión y la libertad de información, algo que no solo sucede en la política sino también en organizaciones religiosas y empresariales. Porque frecuentemente sucede que quienes se atreven a manifestar su criterio aunque sea de modo constructivo, se les margina o señala, se les despide, se les expulsa, se les destierra, y hasta en el peor de los casos se les mata. Es aquello de «el que se mueva no sale en la foto«.
Un elemento que resultó clave en el caso Wartergate fue la información a cuenta gotas que William Mark Felt (1913-2008), un agente del FBI, filtraba a los periodistas de The Washington Post. Se le conocía como «Garganta profunda» (Deep Throat) y su ayuda fue vital en desenmascarar las irregularidades del gobierno de Nixon. Y es que suele ocurrir que cuando las cosas no se hacen bien, aparecen molestos disidentes que colocan al autoritarismo en jaque, a la incómoda vista de toda la opinión pública, algo que les incomoda profundamente.
Hoy día sin embargo, Internet lo ha transformado todo. Con la red de redes es muy difícil que se pueda «poner puertas al campo». A pesar de las noticias «fakes» o falsas, la información que sí se puede comprobar fluye fácilmente. Eso es un problema para gobiernos u organizaciones de inclinación autoritaria, tanto dictaduras como democracias. Y es que el espíritu de Nicolás de Maquiavelo a menudo lo impregna todo, haciendo que en ciertas organizaciones valga todo y que se justifique fácilmente aquello de que «el fin justifica los medios«.
Watergate también ilustra que aunque se tenga una apariencia de respetabilidad y se hagan declaraciones con toda seriedad, la corrupción, el engaño y la podredumbre pueden estar en el interior. Organizaciones políticas, religiosas o empresariales han tenido que vérselas a menudo con la justicia y el desapego de la opinión pública precisamente por eso. Muestra también este caso que, en una sociedad verdaderamente democrática y humana, nadie absolutamente está por encima de la ley ni de la ética, y que debe prevalecer el respeto a todos los ciudadanos procurando siempre su bien por encima de todas las cosas.
Por otro lado el caso Watergate muestra la importancia de perseverar cuando se busca la verdad objetiva de las cosas en cualquier campo de la vida. Nunca hay que conformarse, incluso cuando se trate de la búsqueda de la verdad en filosofía o teología. Como dijo Ben Bradlee, editor ejecutivo del diario The Washington Post, «el fundamento del periodismo es buscar la verdad y contarla“. Esa debería ser la razón de ser de todo periodismo o medio de comunicación. No una verdad a medias o sujeta a interes partidistas o sectarios, sino todo aquello que significara luz e información real para la gente. En definitiva, información veraz e imparcial, algo que si se es sincero, es muy difícil de ver hoy día. Sin embargo, solo la verdad genuina tiene un efecto liberador en la gente, porque como escribió Julián Marías, «la verdad es la autenticidad de la vida«.
«Todos los hombres del presidente»
«Todos los hombres del presidente» es una película de 1976 dirigida por Alan J. Pakula y protagonizada por Robert Redford y Dustin Hoffman. Está basada en el libro homónimo de Carl Bernstein y Bob Woodward, responsables de destapar el escándalo de Watergate, que finalmente llevó a la renuncia del presidente Richard Nixon.
La película sigue a Bernstein (interpretado por Hoffman) y Woodward (interpretado por Redford) mientras investigan el allanamiento del Comité Nacional Demócrata en el edificio Watergate en Washington D.C. A medida que profundizan en la historia, descubren una red de corrupción que llega hasta los más altos niveles del gobierno y el Partido Republicano.
El filme es una obra maestra del cine político, y fue aclamada por la crítica y el público por su veracidad y precisión histórica. La actuación de Hoffman y Redford es excepcional, y la dirección de Pakula es original, innovadora e impecable en su capacidad para capturar la tensión y el drama de la investigación periodística. Es un relato fascinante de uno de los momentos más oscuros de la historia política estadounidense, y una muestra de la importancia del periodismo riguroso y la transparencia en la lucha contra la corrupción. Un filme absolutamente recomendado.
Esteban López
Excelente análisis y resumen. Un episodio que hoy se repite. Hay parte de la prensa y parte del judiciario que no busca la verdad, no quiere conocer la verdad y prefiere eliminar los que les presentan contraargumentación.
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Buena reflexión, Joe. Muchas gracias. Un abrazo.
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Cuando Dios terminó la creación del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: «No te he dado una forma, ni una función específica, a ti, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la Tierra, ni del Cielo. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia como si fueras una bestia o podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus, aquellos que son divinos.»
Pico Della Mirandola
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Muchas gracias por compartirlo, Aelfrich. Un saludo afectuoso.
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Eso es así, puede que más tarde o más temprano LA VERDAD TERMINA POR EMERGER
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