Nora Ephron, talento y dignidad

El talento puede encontrarse por doquier, sin importar el sexo, y aunque tantas veces se minusvalore el que tiene la mujer. Nora Ephron (1941-2012), escritora, dramaturga y guionista norteamericana, era el Woody Allen de Hollywood: original, creativa y única en agudeza, había sido la responsable como guionista y productora de llevar al éxito varios filmes para el cine, como Silkwood (1983), interesante drama sobre la falta de seguridad en una planta nuclear, «Cuando Harry encontró a Sally (1989), interpretada por Meg Ryan y Billy Crystal, «Algo para recordar» (1993), «Tienes un e-mail» (1998), etc.

Nora se casó enamorada con el periodista Carl Bernstein, del caso Watergate. Dejó Nueva York, ciudad donde se había curtido como escritora en una época en la que ser mujer lo hacía más difícil, y se trasladó a Washington. Fue durante su matrimonio que consultando las notas de su marido, Nora llegó a saber quién era realmente «Garganta Profunda«, el confidente que reveló los detalles del caso Watergate tanto a Carl Bernstein como a Bob Woodward, periodistas del Washington Post, y que resultó ser ni más ni menos que el director asociado del FBI, Mark Felt. Ella llegó a saberlo mucho antes de que el propio Felt lo desvelara a la prensa, y aunque durante años Nora solía comentarlo abiertamente a amigos y familiares, nadie mostró nunca el menor interés en que la prensa lo conociera.

Aún en las relaciones de pareja más breves, lo que la mayoría de la gente espera es que ambos procuren la felicidad del otro y por lo tanto un mínimo de lealtad. Hace mucho tiempo, ya en las Escrituras se decía que «el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo… el que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo» y que «la esposa debe mostrar respeto a su esposo» (Ef. 5:28,29), es decir que ambos deberían amarse y respetarse facilitándose la vida y ayudándose el uno al otro.

Sin embargo, algo sacudiría terriblemente la paz de Nora. Estando embarazada de siete meses de su segundo hijo, se entera de la infidelidad persistente de su marido. Como es de imaginar, un mazazo así no suele dejar indemne a nadie. Completamente rota, se vuelve con sus hijos a Nueva York, da a luz allí a su hijo y llora durante seis meses. Normalmente, y quienes han pasado por algo parecido lo saben, el dolor de un divorcio es mayor cuanto más se ha entregado en la relación de pareja.

Sin embargo, lejos de amilanarse, Nora convierte su experiencia en una aleccionadora y deliciosa comedia, «Hearburn» (Se acabó el pastel, 1984), donde se narra su propia experiencia dolorosa. Es de imaginar que el filme no fuera muy del agrado de su anterior marido. Pero el talento de Nora la convierte entonces en toda una heroína ante miles de mujeres de todo el mundo, que hasta entonces muchas de ellas solían resignarse ante toda clase de abusos. Y es que, en una relación de pareja, puede existir sin duda el perdón, pero nadie tiene por qué aguantar indefinidamente ciertas situaciones opresivas, como humillaciones, desprecios, insultos, violencia física o psicológica de ningún tipo, etc; ante algo así no cabe duda de que lo mejor es salir de todo eso con la mayor dignidad.

Nora se casó de nuevo y fue feliz. Falleció a los 71 años el 26 de junio de 2012 debido a una leucemia. Llevaba seis años enferma pero nunca se lo dijo a nadie, ni siquiera a su familia más próxima. Es verdad, llega un día en que la vida se acaba para todos nosotros, pero como en el caso de Nora, todavía está en nuestra mano vivirla con la frente alta, como dice la canción, «mirando al viento» y con plena dignidad.

Esteban López

2 respuestas a “Nora Ephron, talento y dignidad

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