El nacionalismo

nacionalismoEl concepto de nación aparece en la Baja Edad Media. En los siglos XV-XVI se fraguan en Europa los primeros estados nacionales: España, Inglaterra, Francia o Portugal. Primero el principio de soberanía estaba encarnado en la persona del rey por una exageración del concepto cristiano de que todo poder viene de Dios. Después, con la Revolución francesa, ese principio de soberanía residirá en la nación.

El nacionalismo no es solo amor a la tierra donde uno ha nacido y que nos ha ayudado a crecer y a conformar nuestra identidad cultural. Más bien es una ideología que convierte a la nación en un fin en sí mismo, donde el individuo se siente obligado a dar su lealtad suprema al Estado Nacional, su devoción total por el cual la nación se convierte en un fin absoluto.

Cuando se produce esa elefantiasis o nación como concepto absoluto surgen también sus fiestas nacionales, sus panteones nacionales, sus banderas nacionales, su guardia nacional, etc, además de sus propios mitos. Pero no solo eso. También aparecen los sacrificios: la guerra ahora es un asunto de todos, por tanto, el servicio militar llega ser obligatorio en muchos casos. Surge en la historia todo ese proceso y eso conlleva también el nacimiento de la guerra moderna, con el consiguiente sufrimiento de millones de personas, crecimiento de la violencia y demás dramas existenciales.

Es la aparición de una religión cívica donde el Estado lleva a cabo ahora funciones (inscripción del nacimiento, vida y muerte de la persona) que antes correspondían solo a la Iglesia. Aparecen altares y expresiones como «El ciudadano nace, vive y muere por la Patria«, o «Todo por la Patria».  Además, se procurará afianzar ese espíritu nacionalista a través de la educación (el nacionalismo siempre ha usado la escuela para adoctrinar y construir su propia ideología), donde también se impondrá un aspecto que suele ser decisivo: la homogenización lingüística.

De manera progresiva van conformándose nuevas naciones con sus respectivos ejércitos y sistemas de educación y con la mirada puesta en el pasado, en las tradiciones y en sus propios mitos: Alemania, Italia, Rusia, Polonia, Hungría, Rumanía, Checos, Eslavos, etc. Lo mismo ocurre en la América latina (Simón Bolívar) y en África, con la aparición de nuevos Estados después de la colonización. Y hoy día, la presencia del nacionalismo como ideología se manifiesta también en el problema anglo-irlandés del Úlster, en la difícil convivencia entre balones y flamencos en Bélgica, o los nacionalismos vasco y catalán en España.

Con el nazismo en Alemania, ciertas formas de racismo en Estados Unidos y Sudáfrica, o el etnocentrismo como tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades, el nacionalismo todavía encontró un modo más de envilecerse, siendo causa todavía mayor de ingente sufrimiento.

Por qué el éxito del nacionalismo

Si el nacionalismo tiene éxito es porque utiliza medios más sentimentales que intelectuales y que suele encontrar eco en el alma humana. La unidad es fácil en cuanto algo toca el corazón y las pasiones. Se suele encontrar una gran carga de sentimiento religioso, aunque secularizado. Por ejemplo en el «amor sagrado a la Patria» del himno nacional francés. Con adoctrinamiento bien dirigido, se crea entonces toda una mitología alrededor de lo nacional que hace que la gente lo acepte todo como verdad y esté incluso dispuesta a dar la vida por ello. Es aquello de «mi patria, tenga razón o no«.

El nacionalismo mantiene una visión reduccionista de la naturaleza humana. Poner el énfasis solo en la pertenencia a una nación específica, a una raza, etnia o cultura determinadas hace muy difícil la apertura al otro y la comunión con los demás. Y eso es vital para que se sea mas humano, para el diálogo intercultural y sentirse más parte de la raza humana, reconociendo la dignidad intrínseca de toda persona. El nacionalismo se empobrece, se queda pequeño y oscuro cuando se cierra a otros horizontes existenciales y deja de enriquecerse con la comunicación interpersonal. Aunque algunos intentan diferenciar entre nacionalismo y ultra nacionalismo, la realidad es que no hay ‘grados’ de nacionalismo, porque el nacionalismo en sí lleva ya en su propio seno el germen de la absolutización (nosotros/ellos) y la exclusión por método del otro.

Solo hay que conocer un poco la historia, como por ejemplo dos horrorosas guerras mundiales además de infinidad de conflictos bélicos entre distintas naciones del mundo, para poder percatarse del carácter sectario del nacionalismo y de cómo ha sido y sigue siendo una verdadera lacra para la humanidad. Y ese espíritu contendiente, disgregador, nefasto y repugnante hasta la náusea del nacionalismo, puede también apreciarse en ocasiones en el deporte, cuando éste deja de serlo y se convierte en ocasión para el insulto, la descalificación gratuita, el desprecio e incluso la violencia hacia «el otro». Lo que ilustra muy bien que la línea divisoria entre el simple amor a la patria y el nacionalismo más recalcitrante es a menudo demasiado delgada.

Son muchos los pensadores que han reflexionado sobre el tema. A continuación se adjuntan comentarios de algunos de ellos.

«Cuando pienso en todos los males que he visto y sufrido a causa de los odios nacionales, me digo que todo ello descansa sobre una odiosa mentira: el amor a la patria».- Citado por Sarú Toledo, Zulema. Parliament. Ediciones Escritores Argentinos de Hoy, 2005, p. 9

stefan«Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea«.

Stefan Zweig, 1881-1942. Escritor austriaco. Prefacio de «El mundo de ayer.

ortega2«Los nacionalismos no son nada, sólo una manía, un pretexto para escapar de la necesidad de inventar algo nuevo, alguna gran empresa. Sus métodos primitivos de acción y el tipo de hombres que lo lideran revelan que es lo opuesto a la creación histórica. Solo la determinación de construir un gran grupo de personas del continente daría nueva vida a los pulsos de Europa. Se empezaría a creer en ella de nuevo».

José Ortega y Gasset, «La Rebelión de las Masas«, 1929.

huxley-aldous4La eficacia de una propaganda política y religiosa depende esencialmente de los métodos empleados y no de la doctrina en sí. Las doctrinas pueden ser verdaderas o falsas, pueden ser sanas o perniciosas, eso no importa. Si el adoctrinamiento está bien conducido, prácticamente todo el mundo puede ser convertido a lo que sea».

Las doctrinas del nazi fascismo, el comunismo, el nacionalismo, etc., son manifestaciones idiotas; mas quienes creen en ellas logran caldear enormemente sus corazones a través de estas creencias; y esta excitación inmediata les hace olvidar los desastres a largo plazo que son la consecuencia inevitable de semejantes creencias».

– Adoux Huxley, 1894-1963. Novelista, ensayista, crítico y poeta inglés.

«El nacionalismo es el gallo jactancioso en su propio corral«.

Richard Aldington (1892-1962), escritor británico.

«El gran enemigo de la verdad muy a menudo no es la mentira­ deliberada, bien tramada y deshonesta, sino que es el mito persistente, persuasivo e irreal».

 – John Fitzgerald Kennedy (1917-1963).

«No es fácil ver cómo las formas más extremas de nacionalismo pueden sobrevivir a la larga, cuando ya los hombres han visto la Tierra en su verdadera perspectiva, como un pequeño globo contra la inmensidad de las estrellas».

Arthur C. ClarkeThe Exploration of Space (1951), p. 187.

«El nacionalismo divide a la humanidad en unidades mutuamente intolerantes. En consecuencia, los hombres piensan demasiado en sí mismos como norteamericanos, chinos, egipcios, rusos, africanos o negros antes que en otra cosa. y en segundo lugar, si acaso, como ser humano».

Ivo D. Duchacek (1913-1988), Profesor de política, «Conflict and Cooperation Among Nations».

«El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad«.

Albert Einstein (1879-1955)

Keane«El nacionalismo tiene un núcleo fanático de exclusión y de la negación de la diferencia y trata de convertir a la nación en una especie de comunidad de creyentes. Tiende a destruir la heterogeneidad que puede haber dentro de un Estado. Habría que «desterritorializar» la identidad nacional y favorecer un pluralismo de identidades dentro de una sociedad internacional».

John Keane, profesor Ciencias Politicas la Universidad de Sydney y en la Wissenschaftszentrum de Berlin. http://johnkeane.net/

«Amo demasiado a mi país para ser nacionalista

Albert Camus, (1913 – 1960) autor y filósofo francés.

fernando-savater«El nacionalismo en general es imbecilizador, aunque los hay leves y graves, los del forofo del alirón y el que se pone el cuchillo en la boca para matar. Hay gente sin conocimientos históricos, el nacionalismo atonta y algunos son virulentos. Afortunadamente en Cataluña la situación es diferente a la del País Vasco, aunque esa minoría es una alarma que nos dice que algo hay que hacer. El nacionalismo es una inflamación de la nación igual que la apendicitis es una inflamación del apéndice«.

Fernando Savater, 1947. Filósofo e intelectual español.

«El nacionalista no solo no desaprueba las atrocidades cometidas por su propio lado, sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas… «El nacionalismo es hambre de poder atemperada por el auto engaño». 

George Orwell, 1903-1950. Escritor y periodista británico autor de «Rebelión en la granja«, «1984» y creador del concepto «Gran Hermano» como crítica de las técnicas modernas de vigilancia.

Billewicz - Znani«La ideología del siglo XXI debe ser el humanismo global, pero tiene dos peligrosos enemigos: el nacionalismo y el fundamentalismo religioso… El nacionalismo es algo intrínsecamente malo por dos motivos. Primero por creer que unas personas son, por su pertenencia a un grupo, mejores que otras. Segundo, porque cuando el problema es el otro, la solución implícita de este problema siempre será el otro».

– Ryszard Kapuściński, 1932-2007. Periodista, escritor y poeta polaco.

«El nacionalismo, lo mismo el centralista que los periféricos, es una catástrofe en todas sus manifestaciones».

«El nacionalismo es siempre fuente de crispación, de confrontación y de violencia, y eso no excluye al nacionalismo que juega a la democracia al mismo tiempo que a la exclusión. Es, sigue siendo, el gran desafío».

«Creo que, en última instancia, el nacionalismo está reñido con la democracia. Aunque hay que diferenciar el nacionalismo de pistoleros terroristas del nacionalismo burgués. Pero si usted escarba en las raíces ideológicas del nacionalismo, éstas son un rechazo de las formas democráticas, un rechazo a la coexistencia en la diversidad, que es la esencia de la democracia. Por eso yo combato el nacionalismo en todas sus manifestaciones».

Mario Vargas Llosa, 1936. Escritor y ensayista peruano.

«El nacionalismo es una ideología que levanta fronteras, excluye al otro y menosprecia lo ajeno porque en definitiva se es nacionalista contra los demás».

Mario Vargas LLosa. Entrevista en El País, 2/1/94.

Karl Popper«Inicialmente me opuse al sionismo porque yo estaba contra toda forma de nacionalismo. Pero nunca creí que los sionistas se volvieran racistas. Esto me hace sentir vergüenza de mi origen, pues me siento responsable de las acciones de los nacionalistas israelíes«.

«El nacionalismo halaga nuestros instintos tribales, nuestras pasiones y prejuicios, y nuestro nostálgico deseo de vernos liberados de la tensión de la responsabilidad individual que procura reemplazar por la responsabilidad colectiva o de grupo».

– Karl Popper (1902-1994), La Sociedad Abierta y sus Enemigos (1945), Buenos Aires, Hyspamérica Ediciones, 1985. Filósofo austriaco de origen judío que se opuso desde muy joven a toda clase de nacionalismo («volver a la tribu») incluido el sionismo. Le parecía peligroso el concepto de «pueblo escogido» al igual que las versiones modernas de «la clase elegida» del marxismo o la de «la raza elegida» del nazismo. Popper había perdido a 16 miembros cercanos de su familia así como a una gran cantidad de amigos en el genocidio nazi.

«Nacionalismo y socialismo son dos términos antitéticos al parecer, pero cuyos fines se confunden y se complementan recíprocamente, existiendo entre ambos una íntima e indestructible conexión. Uno y otro amenazan los cimientos mismos de la sociedad actual. Ninguna doctrina tan revolucionaria como ellas«.

Andreu Nin, 1892-1937. Revolucionario marxista español.

«El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia».

Miguel de Unamuno, 1864-1936. Filósofo español.

Herta Müller«El nacionalismo tiene efectos perversos porque aísla y siempre es contestado por otro nacionalismo. El nacionalismo no es un sentimiento, sino una ideología que abandona la racionalidad y puede ser programada entre la masa como cualquier otra, como el racismo».

Herta Müller, 1953. Novelista, poetisa y ensayista rumano-alemana, Premio Nobel de Literatura 2009.

El nacionalismo es la extraña creencia de que un país es mejor que otro por virtud del hecho de que naciste ahí”.

– George Bernard Shaw, 1856-1950. Dramaturgo irlandés, premio Nobel de Literatura en 1925.

La nacionalidad no aspira ni a la libertad ni a la prosperidad, sino que, si le es necesario, no duda en sacrificar ambas a las necesidades imperativas de la construcción nacional». 

– Lord Acton, 1834-1902. Historiador y político inglés creador del conocido aforismo «El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente«.

El orgullo más barato es el orgullo nacional, que delata en quien lo siente la ausencia de cualidades individuales».

– Johann Wolfgang von Goethe, 1749-1832. Poeta, dramaturgo y científico alemán.

Cuantas menos razones tiene un hombre para enorgullecerse de sí mismo, más suele enorgullecerse de pertenecer a una nación».

– Arthur Schopenhauer, 1788-1860. Filósofo alemán.

 “Nuestra verdadera nacionalidad es la del género humano”.

– Herbert G. Wells, 1866-1946. Escritor y filósofo británico.

Arnold Toynbee«A las guerras de religión siguieron, luego de una brevísima tregua, las guerras de las nacionalidades; y en nuestro mundo occidental moderno, el espíritu de los fanatismos religioso y nacional [constituye] evidentemente una sola y misma pasión maligna«. 

Arnold Toynbee (1889-1975), historiador británico. «A study of history», Volumen 5. Coautor: Royal Institute of International Affairs. 2ª Edición. Editorial Oxford University Press, 1961. pp. 159-160.

«Muchísimos de los problemas que arrostramos hoy día son el resultado de actitudes equivocadas […]. Entre estas se halla el concepto del nacionalismo irracional: ‘Mi patria, tenga razón o no’».

U Thant (1909-1974), tercer secretario general de las Naciones Unidas, «Link», volumen 17, número 2. Editorial United India Periodicals, 1974. p. 2.

«El proceso autonómico tampoco puede ser una vía para la destrucción del sentimiento de pertenencia de todos los españoles a una Patria común. La autonomía no puede, por tanto, convertirse en un vehículo de exacerbación nacionalista, ni mucho menos debe utilizarse como palanca para crear nuevos nacionalismos particularistas«.

Adolfo Suárez (1932-2014), político español, «Primera legislatura: debates políticos», Volumen 2. Autor España. Cortes Generales. Editor Cortes Generales, Servicio de Estudios y Publicaciones, 1980

«El nacionalismo es particularismo devastador, egoísmo disolvente y factor de debilitamiento democrático, toda vez que defiende la existencia de unos derechos colectivos, proclives a todos los populismos, que casi siempre son incompatibles con los principales derechos individuales«.

Antonio Papell, periodista español. Diario ABC, 29 de mayo de 2006.

«Lo mejor de los grandes poetas de todos los países no es lo que poseen de nacional. sino lo que poseen de universal. Sus raíces están en la tierra natal, pero sus ramas se mecen en esta atmósfera común que tiene el mismo lenguaje para todos los hombres«.

Henry Wadsworth Longfellow, poeta estadounidense (1807-1882)

JuanAntonioEstrada«Mucha gente que perdió la fe en Dios, la sustituyó por la patria. La cual exigió tantos sacrificios humanos en el siglo XX como las religiones en las peores épocas de la historia. El carácter sustitutivo del nacionalismo respecto de la religión explica la sacralización de la nación y del Estado que la representa. Frecuentemente se da un traspaso de los valores religiosos a los nacionales, fusionando el imaginario religioso con el patriótico. El clero ha sido siempre muy propicio a esa fusión de ideales, la mayoría de las veces con preponderancia de lo político sobre lo religioso.

«La sacralización de la religión es la otra cara de la sacralización de la política. Ambas confluyen en el Estado confesional y en la religión del Estado. También puede sacralizarse el Estado laico, que se convierte en una instancia absoluta, en una divinidad secular, que decide sobre las personas».

«Pero el nacionalismo y el catolicismo son en sí mismos contradictorios. El cristianismo se definió como el «tercer pueblo», formado por judíos y paganos, pasando de la religión de un pueblo a la universal de todos«.

Juan Antonio Estrada, filósofo y teólogo español, «¿Qué decimos cuando hablamos de Dios? La fe en una cultura escéptica«, Trotta, 2015.

Vivimos en un mundo lleno de una gran diversidad humana y cultural que en lugar de dividir, debería enriquecernos más a todos. Matt demuestra aquí de un modo simple que es posible sacar lo mejor del ser humano y que en realidad todos pertenecemos a una sola patria: nuestro hogar terrestre.

Esteban López

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