Cuando el Episcopado brasileño se reunía en Brasilia, solía criticar que perdiese dos días yendo a la reunión en autobús en lugar de trasladarse en avión. Él solía responder que emplea el mismo tiempo que los campesinos en ir a Brasilia para vender un saco de frijoles. Poco después de ser nombrado obispo en los años setenta, recibió amenazas de terratenientes así como del régimen político existente entonces. Su vicario, João Bosco, fue asesinado por unos sicarios porque lo habían confundido con él.
Durante más de 33 años, Pedro Casaldáliga (1928), pensador, poeta y circunstancialmente obispo de Sao Félix de Araguaia, Brasil, vivió dedicado a trabajar a favor de los indígenas, de los campesinos y a la causa de la justicia. Era obispo católico ordenado, pero siempre se negó a vestir como tal, llevando él mismo una vida de pobreza. Su obra de carácter espiritual, pastoral y sobre todo poética es ingente, y ha sido traducida a muchos idiomas. Por el testimonio de su vida como de sus obras, Casaldáliga es todo un referente en toda la comunidad eclesial latinoamericana. Suele decir que sus principales maestros espirituales eran Jesús de Nazaret, Francisco de Asís, Teresa de Lisieux, Carlos de Foucault, y formadores que había tenido a lo largo de sus estudios eclesiásticos, compañeros del episcopado en América Latina. Y que en poesía ama las obras de San Juan de la Cruz y de Antonio Machado.
Cuando se conoce la pobreza o se está cerca de ella, mucho de la perspectiva vital de uno cambia a la fuerza. Como reconoció Jesús de Nazaret, «a los pobres siempre los tenéis con vosotros«. Fueron por tanto personas sensibles, cristianos «del Sur», de la América latina, las que alzaron su voz a favor de los más pobres y desfavorecidos de la tierra entendiendo plenamente lo violento de la pobreza. Por ejemplo, Gustavo Gutiérrez (1928), teólogo y filósofo peruano, que escribió:
“En este mundo de información, de técnica, el pobre está marginado del circuito económico… Ser cristiano es ser testigo de la resurrección de Jesús, y significa también superar la pobreza, que es muerte, algo inhumano, contrario a la voluntad de Dios. Si la pobreza es contraria a la voluntad de vida de Dios, luchar contra la pobreza es una forma de decirle sí al reino de Dios… La teología es una reflexión sobre la fe y la fe lo que tiene que hacer es movilizar a las personas para cambiar«.
O también Hélder Câmara (1909-1999) obispo brasileño y gran defensor de los derechos humanos:
«Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista… Siempre que busqué defender a los pobres, la iglesia me acusó de hacer política… Los que tratamos de tomar la antorcha y seguir los pasos de Jesucristo, no debemos descansar hasta que los muros de la injusticia, la exclusión y la mentira caigan en nuestra preciosa tierra americana «ancha y enajenada».
Aparecía así la llamada «teología de la liberación«, nombre del libro escrito por el teólogo presbiteriano brasileño Rubem Alves (1933-2014), y a la que Casaldáliga también ha estado siempre vinculado. Esa llamada de atención, ese grito de desesperación a partir de los más pobres y desheredados fue recogido también por Juan Pablo II en una carta al episcopado brasileño con fecha 9 de abril de 1986, afirmando: «La teología de la liberación es, no solo oportuna, sino útil y necesaria«. ¿Por qué? Porque surge directamente del espíritu de Jesús de Nazaret y de su sensibilidad por los más desfavorecidos.
Ahora bien, también es necesario decir con claridad que esa ‘teología por los pobres’ no tiene ninguna necesidad de planteamientos ni de métodos marxistas a la hora de defender su causa; para ayudarlos de verdad no solo ‘dando el pescado sino enseñando a pescar‘, el cristianismo, de sobra, tiene sus propios recursos e impulsos positivos. Otra cosa es que, en ciertos entornos, las instituciones religiosas no hayan mostrado suficiente talla y sensibilidad por los pobres, olvidándose de ellos, algo que por otro lado es contrario al espíritu del Evangelio:
«Si al recoger la cosecha dejan olvidado en el campo algún manojo, no regresen por él. Déjenlo allí para los pobres, los refugiados, los huérfanos y las viudas. Y cuando corten sus aceitunas y cosechen sus uvas, harán lo mismo: no las cortarán todas, sino que dejarán algunas para ellos«.- Deuteronomio 24:19-21, TLA.
«Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber? «¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos? ¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?» Respondiendo el Rey, les dirá: «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis«. – Mat. 25:35-45, BLA.
«La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo».- Santiago 1:27, BLA.
Algo de su pensamiento
«Todo es relativo, menos Dios y el hambre«.
«No basta con ser creyente. Hay que ser creíble«.
«Uno de los pecados importantes de la Iglesia santa y pecadora, es la falta de capacidad para unirse las iglesias, absolutizando lo que no es absoluto, y no respondiendo al testamento de Jesús, “que todos sean uno».
«He tenido momentos tristes, pero como la esperanza continúa no llega a ser un drama, una tragedia. No creo que pueda decir que he vivido tristezas mayores. Relativizar porque la esperanza continúa dando garantía posterior a todos los fracasos, a todas las decepciones. Yo digo en un lugar de un diario mío “Dios es amor, nosotros somos amor, traición y miedo, pero también esperanza” y esa esperanza resuelve todas las decepciones y todas las tristezas, todos los fracasos».
«Mi mayor deseo es que se acabe el hambre en el mundo, que se acabe la fabricación de armas, la carrera armamentista, que se acabe la guerra sobre todo esa guerra por religión o respaldada por religiones».
«Mis tres mayores preocupaciones son que la iglesia, las iglesias, no se unan, que no seamos capaces de administrar este mundo que daría para todos y tengamos que seguir viviendo en medio de una humanidad, cuyas dos terceras partes, no tienen el derecho a vivir. Y en el cada día, los fallos sobre todos nuestros y de los agentes de pastoral».
«Me arrepiento de muchas cosas. De todo un poco. Podía haberlo hecho mejor, con más esperanza incluso, con más sencillez, con mayor generosidad. Yo recuerdo siempre la frase de aquel santo que decía que cuando se presentase delante de Dios le pediría: “olvídate de mis buenas obras, vamos a hablar solo de mis fracasos, de mis pecados que eso tu lo sabes resolver muy bien, olvídate de mis buenas obras».
«De los pueblos indígenas he aprendido la convivencia con la naturaleza, un cierto sentido de comunidad, y relativizar también muchas cosas que nuestra civilización considera absolutas».
«En mi infancia oí muchas veces de mi padre y de mi madre: ‘Nosotros somos pobres.’ Ya inculcado en la infancia, poco después con contactos, con análisis, convivencias religiosas he ido sintiendo realmente que la opción por los pobres ha de ser opción fundamental para la Iglesia. Una opción que defina a la Iglesia recordando aquella frase de Van-der Meerch: ‘La verdad, Pilatos, es estar del lado de los pobres.’ Para la Iglesia también».
«Los tres grandes retos o desafíos que tiene planteados la Iglesia del tercer milenio son ecumenismo y el macro ecumenismo. La pobreza estructural de sus instituciones. La profecía contra sistemas, estructuras que matan, que excluyen, que prohíben. Entonces sería, la unión de las propias iglesias, la profecía diaria, una profecía que denuncia, anuncia y consuela».
«Si fuera nombrado Papa (es un chiste), tres serían las decisiones primeras y más importantes que tomaría: la primera sería suprimir el estado Pontificio y que el Papa dejase de ser Jefe de Estado. La segunda, poner en suspenso, en entredicho la curia romana, y la tercera convocar un encuentro llámenle Concilio, si quieren, verdaderamente ecuménico, para rehacer totalmente la curia romana, para redefinir el ministerio de Pedro y para proponerse con seriedad la inculturación de los diferentes pueblos y la relativización de lo que es relativo, que podía ser el propio celibato sacerdotal, legislaciones rígidas, en el derecho canónico, a veces en liturgia, en pastoral».
«Yo soy un hijo obediente de la iglesia, pero al mismo tiempo no puedo permitir que se sigan usando métodos anti democráticos en la relación de los obispos, nombrándolos sin la menor consulta con la comunidad local».
«Nunca he empleado los símbolos de poder episcopal. Con todo respeto a los hermanos que la usan, creo que no son símbolos ni gestos evangélicos. Están vinculados a estatus y sería lo más lógico prescindir de escudo, prescindir de mitra, de báculo, y celebrar las eucaristías con simplicidad. No creo que le haga ningún bien a la Iglesia toda esa simbología».
«Para mí, un hombre o una mujer espiritual es vivir en profundidad, asumir opciones dignas de una vida humana. Ser coherente, abrirse a las necesidades del prójimo. Celebrar la vida».
«El llamado tercer mundo es un escándalo en la historia humana. Porque tercer mundo por definición significa un mundo prohibido, marginado, explotado, inferior».
«Para mí la vida eterna es la convivencia plena con el Dios vivo, y con todos los hijos e hijas de Dios».
– Porciones escogidas de la entrevista realizada por Eduardo Lallana y Charo Garcia de la Rosa en Sao Felix de Araguaia, Mato Grosso. Brasil, el 10 de Enero de 2007, y de El País, del 16 de enero de 2005.
Esteban López