Sobre la expresión ‘hermano’

hermanoA veces usamos la expresión «compañero» sin que haya en realidad verdadero compañerismo. También «camarada«, sin que exista tampoco verdadera camaradería. Se ha usado y se usa también la expresión «hermano«, sin que en realidad exista verdadera hermandad, e incluso entre hermanos de la misma sangre.

Cuando leemos el libro de Hechos o las cartas apostólicas observamos una expresión que aparece de tanto en tanto: “los hermanos». Parece que la relación existente entre los primeros discípulos de Jesús era la que él mismo les animó a que tuvieran: “uno solo es vuestro maestro, mientras que todos vosotros sois hermanos».

Compartían fe y esperanza pero también se ayudaban en amor. La expresión ‘hermano’ no era simplemente una etiqueta artificial. Era sincera. Se sentía y se vivía. De nada vale que se llame ‘hermano’ a alguien si el que habla no es el corazón. Un hermano es el que está ahí todo el tiempo, incluso cuando presionan las pruebas o la tribulación, pues es el que busca siempre el bien de uno y es una ayuda en todo tiempo. Incluso es alguien que se alegra por tus logros y sin que asome el menor atisbo de envidia.

Usar la palabra ‘hermano’ por simplemente pertenecer a la misma denominación religiosa puede convertirse en un anacronismo artificial si tras ello no hay verdad ni sinceridad. Sería como usar la expresión ‘camarada’ en la Rusia de Stalin, pero que se desvanecía ante la mínima diferencia de opinión. La uniformidad doctrinaria no hace más ‘hermanos’ a los hombres. No es solo una cuestión de compartir fe y esperanza. Es sobre todo mostrar verdadera solidaridad práctica (amor agape) y procurarse el bien mutuo. Porque de nada sirve que se tengan las mismas creencias si a la hora de la verdad no existe el perdón, el respeto, la compasión o el altruismo. Como dice Pablo de Tarso, «sin amor solo soy un trozo de metal que resuena… sin amor nada soy».- 1 Cor. 13.

Pablo de Tarso entendió muy bien el espíritu de Jesús de Nazaret cuando en Romanos 12:10 escribe: (interesante ver cómo se vierte en distintas traducciones)

Ámense cordialmente con amor fraternoestimando a los otros como más dignos». – Biblia de Jerusalén.

Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros«. – Valera

Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente«. – Nueva Versión Internacional.

Ámense unos a otros como hermanos, y respétense siempre.” – Biblia en lenguaje sencillo

Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, dáos preferencia unos a otros«. – Biblia de las Américas.

En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”. – Traducción del Nuevo Mundo.

Lo que prevalece aquí es la honra que deberían darse unos a otros fruto de un amor sincero. La razón era bien obvia: todos habían aceptado a Jesús, mantenían la misma esperanza y de un modo u otro sufrían por esa fe. Solo era de esperar que ‘llevaran la delantera’ en honrarse unos a otros. Fuera deberían quedar las descalificaciones personales, la asignación de malos motivos y las agrias disputas teológicas. Y es que de momento, entendían todos que ‘veían como a través de un espejo de metal‘, pero sabían que llegaría el momento en que podrían ‘ver cara a cara‘. Hasta entonces, en esa relación de familia espiritual solo habrían de permanecer ‘la fe, la esperanza y el amor’. Eran de verdad hermanos, no solo por su esperanza en Cristo, sino sobretodo porque se ayudarían solidariamente unos a otros y se mostrarían con cariño la honra debida.

Fue en Getsemaní que Cristo Jesús oró a Dios sobre quienes habían puesto fe en él (sudando incluso sangre), «que ellos sean uno como tú y yo somos uno«. El tiempo demostró tristemente que eso no fue posible debido a la división que tendría lugar a través de los siglos. Algo que debe haber sido una vergüenza para Cristo, es haber contemplado cómo unos «cristianos» excomulgaban a otros, se perseguían unos a otros, o se quemaban en la hoguera. A estas alturas de la historia habría que decir que ya ha habido bastante de todo ese horror. Pero hay que reconocer también que, en el momento de escribir estas líneas, todavía existe profunda división fáctica, pues creyentes de unas iglesias no tienen ningún trato con los «hermanos» de otras. Sin embargo, una vez más hay que recordarlo: ese no era el deseo del Nazareno, y de acuerdo a sus deseos, todos los creyentes en Cristo deberían procurar la hermandad sincera. Como escribiera el respetado teólogo Hans Urs Von Balthasar (1905-1988), «incluso si una unidad de fe no es posible, una unidad de amor sí lo es”.

Y una de las más bellas lecciones de hermandad y consideración por el ser humano, es la Parábola del Buen samaritano. Es la gran lección magistral de Jesús de Nazaret que ilustra que nuestro prójimo, nuestro hermano, es cualquiera que esté ahí y lo necesite. Es el gran meollo, el centro todo del cristianismo. De ahí que el Gran Maestro dijera, “Mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lucas 8:21, NVI). Y Pablo de TarsoPorque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos». – Romanos 8:29, NVI. 

 Esteban López

 

4 respuestas a “Sobre la expresión ‘hermano’

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  1. Dios te bendiga hermano. Puedo decirlo con propiedad porque somos hermanos en Cristo Jesús.
    Vine a tu portal para buscar información acerca de C S Lewis, y decirte que tengo años estudiando sus libros. Pienso escribir una breve entrada el més entrante acerca de él
    Tengo un blog en wolpress pero lo uso solo como respaldo. es lo que te va a salir aquí, pero en realidad mi blog activo está en blogspot. me gustaría que me visitaras por allá.
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    ¡saludos desde venezuela!

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