Si hay algo que desconcierta profundamente a la opinión pública es escuchar de vez en cuando noticias relacionadas con abuso de menores por parte del clero, pastores o ancianos en distintas iglesias. Y no es de extrañar, porque solo la idea de que un niño tenga que soportar la maldad de alguien mucho más fuerte que él enerva por completo la sangre.
Pero el caso es que en los últimos años y hasta hoy siguen apareciendo noticias relacionadas con abusos de menores no solo dentro de la iglesia católica sino en otras iglesias. Incluso ha trascendido el hecho de que durante años muchos de esos abusos eran ya conocidos por parte de las autoridades religiosas pero que nunca hicieron nada por solucionarlo. Y que los abusos no solo han sido por parte de hombres célibes, sino también por parte de hombres casados.
El abuso es también delito
Lo primero que hay que decir es que abusar de un menor no es sólo un mal moral y pecado contra Dios sino que también es un delito, y que éste debe notificarse a las autoridades para que tome cartas en el asunto. Es verdad que la reputación de la organización religiosa envuelta sufre y que algo así es siempre un escándalo, pero eso no es ni mucho menos tan importante como el dolor psicólogico causado al menor inocente, tal y como muestran infinidad de testimonios.
Hechos así son sin duda causa de preocupación para muchos cristianos así como una piedra de tropiezo para muchas personas ajenas a la fe. Cristo Jesús fue muy claro cuando trató el asunto de hacer tropezar a otros, sobre todo a los más débiles cuando dijo:
“Los tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello, que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños. Así que, ¡cuídense!”- Lucas 17:1-3, Nueva versión Internacional.
Hay que decir que los casos de abusos de menores se han producido siempre en distintos entornos. Pero no cabe la menor duda de que es profundamente turbador cuando tienen lugar en entornos religiosos y en distintas iglesias, sobre todo por la ejemplaridad que se esperaría de ellas.
Iglesia Católica
La gran cantidad de casos de abuso de menores que han aparecido dentro de la iglesia católica ha conmocionado a la opinión pública de todo el mundo. Sobre todo cuando se ha sabido de clérigos abusadores que han permanecido en sus cargos (o han sido trasladados de lugar) y cuyo delito nunca fue denunciado a las autoridades judiciales. La situación llegó a ser causa de tanta preocupación y escándalo que el 24 de febrero de 2019 se organizó una cumbre en el mismo Vaticano en el que se trataría sobre el grave problema de los abusos de menores dentro de la iglesia católica. Son profundamente significativas y llenas de razón las palabras de la periodista Valentina Alazraki al dirigirse con total sinceridad a un auditorio bien atento compuesto por altos dirigentes eclesiásticos. Algo que muestra la extrema preocupación que ha suscitado en muchas personas todo este grave asunto.
Testigos de Jehová
Los recientes casos de abuso de menores por parte de algunos dirigentes de la organización de los testigos de Jehová, ha hecho que como religión organizada no se diferencien tanto de la iglesia católica o de otras iglesias a las que ellos suelen criticar tanto, porque también han tratado de ocultar por todos los medios lo que no solo es un pecado contra Dios sino un grave delito según la ley. Los abogados de la organización procuran llegar a acuerdos económicos con los afectados para que los casos no lleguen a juicio. Muestran más preocupación por la reputación de su organización que por el daño psicológico que han sufrido las víctimas inocentes.
Ha habido casos en que el sufrimiento de la víctima ha sido triple. Primero porque en ocasiones no se la cree. Los hombres acusados son tan respetados en la iglesia que una acusación así parece increíble. Si la noticia de la acusación trasciende al resto de la congregación, ésta también suele despreciar a quien supuestamente acusa falsamente, lo que es también causa de ignominia para la víctima. Y si por otro lado además se forma un comité judicial como es el caso de los testigos de Jehová, si quien acusa no puede probar su acusación se le puede llegar a expulsar, lo que significa que toda su familia y amigos, así como el resto de los miembros de la congregación cortan de por vida todo trato con ella. Al final para la víctima no solo se ha tratado de abuso físico si no también espiritual.
Como se demostró en un juicio legal llevado a cabo en Australia, los testigos de Jehová no denuncian los casos de abuso de menores dentro de sus filas a las autoridades, de modo que aunque en algunos casos se expulse al abusador, éste queda libre sin haber sido condenado por la ley y siendo un peligro para otros menores de su entorno.
Reflexión
La llamada autoridad espiritual de los hombres que están nombrados en puestos de responsabilidad no debería ser pretexto para bloquear la búsqueda de la verdad relacionado con el caso que haya sido denunciado. Si hay suficientes indicios que indiquen que ha habido algún abuso, éste se debería investigar sin dilación para no alargar el sufrimiento de la víctima y denunciarlo con prontitud a las autoridades. Ocultar lo que ha sucedido en aras de evitar un escándalo es inmoral desde el punto de vista de Dios y de los hombres, porque está envuelta la vida y la dignidad de un ser humano que sufre. Los pastores del rebaño deben cuidar del bienestar físico y espiritual de las ovejas, no causarles indebida opresión. Pero lamentablemente, en ocasiones se ha usado rematadamente mal esa autoridad causando un gran sufrimiento. Como escribió el obispo Benjamin Hoadly (1676 -1761), obispo de Salisbury:
“La autoridad es el enemigo más grande e irreconciliable con la verdad y la razón que el mundo jamás haya dado. Todo sofisma, todo artificio y astucia pueden ser desenmascarados, pero con- tra esa autoridad no hay defensa“.
En contraste, en las Escrituras se muestra cómo deberían ser los hombres en posiciones de servicio a otros (la verdadera autoridad) cuando leemos:
«Cada uno será como un refugio contra el viento, como un resguardo contra la tormenta; como arroyos de agua en tierra seca, como la sombra de un peñasco en el desierto». – Isaías 32:2, NVI.
En uno de sus viajes, Pablo de Tarso se reunió con todos los ancianos de Éfeso exhortándoles a que pudieran tratar a los fieles con verdadera consideración cuando les dijo:
«Por lo tanto, estén atentos y cuiden de toda la congregación, en la cual el Espíritu Santo los ha puesto como pastores para que cuiden de la iglesia de Dios, que él compró con su propia sangre«.- Hechos 20:28, DHH.
Cuando una persona cifra su total confianza en Dios y en la esperanza que ofrece a través de Jesucristo, ha entregado completamente su corazón, lo mejor de ella. Es de imaginar que una persona así debe ser muy querida por Dios y por tanto nadie tiene el derecho de hacerle daño o hacerle tropezar en algún sentido. De ahí el extremo cuidado que deberían tener quienes dirigen espiritualmente a otros.
En la fotografía de al lado (Premio Pulitzer 1963) puede verse a un sacerdote auxiliando a un soldado herido por un francotirador en las revueltas de Venezuela en 1962. Ilustra muy bien cómo quienes han elegido servir a los demás deben tener las cualidades espirituales necesarias para dar soporte y apoyo a quienes sufren o a los más débiles.
El actor británico Alec Guinness (1914-2000) relata que cierto día descasaba en uno de sus rodajes en una película en la que él vestía de sacerdote. Mientras daba un paseo notó que un niño pequeño lo cogía de la mano con plena confianza porque se había perdido. Alec Guinnes confiesa que aquella confianza plena por parte del niño cambió su perspectiva de la vida para siempre y que eso lo motivó a hacerse creyente. Y es que necesitamos referentes éticos y morales que no decepcionen y que sean verdaderos baluartes en defensa de lo bueno y lo recto.
Spotlight
Se adjunta también el tráiler del film Spotlight, de Thomas McCarthy. En el año 2002, un reducido equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas del estado de Massachussets. La publicación de estos hechos, que la archidiócesis de Boston intentó ocultar, sacudió a la Iglesia Católica como institución. Radio Vaticano, el servicio de radio oficial de la Santa Sede, la calificó como «honesta» y «convincente» y dijo que ayudó a la Iglesia católica en Estados Unidos a «aceptar plenamente el pecado, admitirlo públicamente, y pagar todas las consecuencias«.
Y es que como dijo Jesús de Nazaret, «no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz«.- Lucas 8:17, LBA.
Esteban López