Sócrates y los sofistas

SócratesEn la antigua grecia existía una clase de maestros conocidos con el nombre de sofistas. Como su nombre indica, se suponía que eran maestros en sabiduría. Y en realidad así era en el principio. La expresión sofista no tenía la connotación peyorativa que tiene hoy día. En ella aparece la palabra sabiduría, y está compuesta por el verbo griego philein (amar) y sofía (sabiduría). Por eso la palabra filosofía significa «amor a la sabiduría». Y así eran en realidad al principio los sofistas, «hombres sabios». Protágoras (480-410 a.C.) y Sócrates (470-399 a.C.), por ejemplo, originalmente se ganaban la vida como uno de ellos.

Viajaban por diversos lugares dando sus clases, instruían a jóvenes aristócratas que aspiraban al poder, participaban en política y cobraban por sus lecciones. En principio sabían de todo: música, pintura, astronomía, etc. Sin embargo, con el tiempo su labor se desvirtuó, porque su problema era que su ciencia no buscaba la verdad real o moral de las cosas, sino la simple apariencia del saber debido sobre todo a que ésta reviste de autoridad. Usaban su retórica para defender cierto argumento solo para convencer a su audiencia, pero sin importarles si estaba basado en la verdad o no. Eran escépticos y relativistas, pues no creían que fuera posible alcanzar una verdad que fuera válida para todos. De ahí que Sócrates finalmente los abandonara para buscar una sabiduría superior basada en la verdad. No parece que las cosas hayan cambiado mucho desde entonces, sobre todo porque semejante actitud puede seguir observándose a veces en líderes políticos y religiosos.

Sócrates (470 A.C-399 A.C), cuya reflexión se centraba en el ser humano particularmente en la ética, denunció a los sofistas por tramposos y falta de rigor. Él creía que la verdad moral de las cosas debería buscarse por inducción, es decir, yendo de lo particular a lo general; si trataba el asunto de la justicia cuando hablaba con varias personas, les animaba a que expusieran ejemplos concretos de la vida diaria que mostraran lo que es específicamente justo; entonces todos podían llegar a una conclusión correcta. No se conformaba con decir si algo era justo; preguntaba a su interlocutor por qué lo era y entonces le obligaba con ello a una definición del concepto de justicia. Así, por el argumento inductivo y la definición general apelaba a buscar juntos la verdad; enseñó a pensar, a buscar la verdad y a saber que es posible alcanzarla. En realidad mostró la esencia del verdadero pensador o filósofo, el que busca realmente la verdad y que no se conforma con la retórica o la simple apariencia de las cosas.

Sócrates es un ejemplo de integridad intelectual y falta de prejuicios que podría ayudarnos también hoy día a no poner etiquetas fáciles a lo que otros expongan solo porque no pertenezcan a nuestra tribu, partido político o religión. Lo que Sócrates enseña es a preguntarse sinceramente si lo que se dice es realmente la verdad o no.

Su método consistía en hacer preguntas a su interlocutor, simulando ignorancia, de modo que fuera él mismo el que descubriera sus propios errores. Alguien así acabó por ser mal visto entre las clases poderosas de su día. Sócrates fue acusado de corromper a la juventud y condenado a muerte obligado a ingerir cicuta. Tuvo la posibilidad de escapar, pero sin embargo aceptó el castigo para estar en armonía con su propia doctrina.

Algo de su pensamiento

Sócrates no dejó obra escrita conocida. Todo lo que sabemos hoy día acerca de él es gracias a los escritos de su discípulo Platón. Aunque han pasado muchos siglos desde entonces, en lo que se refiere a honestidad intelectual y amor por la verdad, muchos «Sócrates» siguen siendo todavía necesarios hoy día. Al leer a Sócrates, nunca deja de sorprender también su rabiosa actualidad y vigencia de su pensamiento. El profesor Manuel Fraijó dice también que “por sus constelaciones de sentido, Sócrates y Jesús de Nazaret tienen mucho en común«.

«No puedo decirte lo que es el bien, solo puedo decirte cómo es: Es como el Sol que irradia todo, que hace a todo fértil y lleva a todo hacía adelante«.

«Lo que mejor sienta a la juventud es la modestia, el pudor, el amor a la templanza, y la justicia. Tales son las virtudes que deben formar su carácter«.

«Cuatro características corresponden al juez: escuchar de manera cortés, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente».

«Solo es útil el conocimiento que nos hace mejores«.

«Desciende a las profundidades de ti mismo, y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con la buena conducta».

«Cada uno de nosotros sólo será justo en la medida en que haga lo que le corresponde«.

«Es peor cometer una injusticia que padecerla porque quien la comete se convierte en injusto y quien la padece no«.

«Si quieres gozar de una buena reputación preocúpate en ser lo que aparentas ser«.

«Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta«.

«En cualquier dirección que recorras el alma, nunca tropezarás con sus límites«.

«La belleza de la mujer se halla iluminada por una luz que nos lleva y convida a contemplar el alma que tal cuerpo habita, y si aquélla es tan bella como ésta, es imposible no amarla«.

«Para desembarcar en la isla de la sabiduría hay que navegar en un océano de aflicciones«.

«El mayor de todos los misterios es el hombre«.

«Las nociones de bien y de mal son innatas en el alma humana«.

«Habla para que yo te vea«.

«Si alguien busca la salud, pregúntale si está dispuesto a evitar las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle«.

«El conocimiento empieza en el asombro«.

«El único conocimiento verdadero es saber que no sabes nada«.

«No la vida, sino una vida buena, es lo que debe ser valorado«.

«Las almas ruines solo se dejan conquistar mediante regalos«.

«El grado sumo del saber es examinar el por qué«.

«La belleza es una efímera tiranía«.

«Ni los reyes ni los gobernantes llevan el cetro, sino los que saben mandar«.

«Un hombre desinhibido no puede generar afecto, porque resulta difícil de tratar y le cierra la puerta a la amistad«.

«No hay que dejar que crezca la hierba en el camino de la amistad«.

«Dejad que quien vaya a mover el mundo primero se mueva él mismo«.

«Una moral que se basa en valores emocionales relativos es una mera ilusión«.

«Solo Dios es el sabio definitivo«.

«Soy ciudadano, no de Atenas o de Grecia sino del mundo«.

«Para encontrarte a ti mismo, piensa por ti mismo«.

«Cuando el debate se ha perdido, la calumnia es la herramienta del perdedor«.

«El lujo es pobreza artificial«.

«Solo el conocimiento que llega desde el interior es verdadero conocimiento«.

«Si yo me hubiese dedicado a la política habría muerto hace mucho«.

«No hagas a otros lo que te enfurecería si te lo hicieran los demás«.

«Prefiero el conocimiento a la riqueza, pues el primero es perenne, mientras que el segundo es caduco«.

«El amor más caliente tiene el final más frío«.

«El más rico es el que se contenta con poco«.

«Preferiría que las muchedumbres estuvieran en desacuerdo conmigo que encontrarme fuera de armonía conmigo mismo«.

«Los niños de hoy son tiranos: contradicen a sus padres, engullen su comida y actúan como tiranos ante sus profesores«.

«El camino más noble no es someter a los demás, sino perfeccionarse a uno mismo«.

«Ser es hacer«.

«Mantén un buen ánimo acerca de la muerte, y haz tuya esta verdad: que nada malo le puede pasar a un hombre bueno, ni en vida ni después de morir«.

«El mal uso del lenguaje introduce el mal en nuestra alma«.

«Entenderse a uno mismo es el inicio del conocimiento«.

«Haz que la faceta pública y la privada del hombre sea una«.

«Es mejor cambiar de opinión que mantenerse en la errónea«.

«Los poetas son los intérpretes de Dios«.

«El orgullo engendra al tirano«.

«La mejor conciencia es la mejor almohada para dormir«.

«El orgullo divide a los hombres; la humildad los une«.

Esteban López

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