¿Tiene base en las Escrituras la política doctrinal de extremo rechazo al prójimo?

rechazo cristianismoLos testigos de Jehová están entre los grupos religiosos que practican el rechazo de manera extrema a anteriores miembros. De todas las doctrinas de la sociedad Watchtower, quizá sea esta una de las principales que hacen que anteriores miembros se levanten en contra de la organización, lo que ha resultado en denuncias exhaustivas de sus doctrinas defectuosas y de su historia.

Anteriores miembros que rechazan las doctrinas de la organización Watchtower son calificados de «apóstatas». A los testigos de Jehová se les enseña que los deben odiar. Un artículo que apareció en La Atalaya 1 de octubre de 1993, intitulado «Escudríñame completamente, oh Dios» , hablando acerca de los «apóstatas», en la página 19 y empezando en el párrafo 15, leemos:

«El salmista dijo respecto a ellos: «¿No odio yo a los que te odian intensamente, oh Jehová, y no me dan asco los que se sublevan contra ti? De veras los odio con un odio completo. Han llegado a ser para mí verdaderos enemigos». (Salmo 139:21, 22.) David aborrecía a esas personas porque odiaban intensamente a Jehová. Los apóstatas están entre los que odian a Jehová y se sublevan contra él. La apostasía es, en realidad, una rebelión contra Jehová. Algunos apóstatas dicen que conocen y sirven a Dios, pero rechazan las enseñanzas y los requisitos de su Palabra. Otros sostienen que creen en la Biblia, pero rechazan la organización de Jehová y procuran activamente estorbar su obra. Cuando escogen a propósito obrar con maldad después de haber conocido lo que es correcto y la maldad está tan arraigada en ellos que es parte inseparable de su modo de ser, entonces el cristiano tiene que odiar (en el sentido bíblico de la palabra) a los que se han apegado inseparablemente a la maldad. Los cristianos verdaderos sienten lo mismo que Jehová siente hacia los apóstatas; no les intrigan las ideas apóstatas. Al contrario, les «dan asco» los que se han convertido en enemigos de Dios, pero dejan que Jehová se encargue de ejecutar venganza. (Job 13:16; Romanos 12:19; 2 Juan 9, 10.)»

Un artículo en La Atalaya, del 15 de Noviembre de 1981, en la página 23 bajo el encabezamiento «PARIENTES EXPULSADOS QUE NO VIVEN EN LA CASA DE UNO» dice lo siguente, empezando en el párrafo 18, (vea también la referencia de La Atalaya del 15 de Noviembre de 1988):

«La segunda situación que es necesario que consideremos tiene que ver con un pariente expulsado o desasociado que no es del círculo familiar inmediato ni está viviendo en el hogar de uno. Esta persona todavía es pariente por consanguinidad o es pariente político, y por eso puede que haya asuntos de familia que a grado limitado necesiten atención. No obstante, no es como si él estuviera viviendo en la misma casa de uno, donde no se pudiera evitar el contacto y la conversación con él. Debemos recordar con claridad la instrucción inspirada de la Biblia: «Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento . . ., ni siquiera comiendo con tal hombre». -1 Cor. 5:11.

El propósito de este análisis, es probar que la doctrina de la Sociedad Watchtower de rechazar a otros no se adhiere a la Biblia. Más bien, se requiere un entendimiento de las prácticas de las congregaciones cristianas del primer siglo en la cultura Judía, para lograr una comprensión de los textos bíblicos envueltos en el asunto. El texto en cuestión es:

«Pero ahora les escribo que cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre.-1 Corintios 5:11, TNM

Queda claro en el texto que la persona con quien la congregación no debería mezclazse en su compañía es el que: 1º «llamándose hermano»; y 2º que practique fornicación, avidez, idolatría, injuriar, borracheras habituales y/o extorsión (hurto).

Los testigos de Jehová no expulsan personas por «avidéz». Ellos no pueden expulsar a los miembros que se emborrachan con regularidad a menos que su conducta sea tan escandalosa y públicamente conocida que traiga reproche sobre los testigos de Jehová. No expulsan a la gente por cosas que ellos mismos clasifican como idolatría (por ejemplo: materialismo, el adorar a una organización, etc.). Los testigos de Jehová expulsan y rechazan a la gente por:

 – ya no quieren que se les siga llamando hermano o hermana

– el estudio y consideración independiente de la Biblia que haga que la doctrina de los testigos de Jehová se cuestione

– el poseer literatura escrita por anteriores miembros

– el haber comido con un anterior miembro, aunque ese anterior miembro profese ser cristiano y no fuera expulsado por fornicación, avidéz, idolatría, injuriar, ser borracho o extorsionar

– el asistir al servicio de cualquier otra iglesia u organización religiosa

– el permitir una transfusión de sangre, aunque sea para salvar la vida de sus propios hijos

– numerosas otras acciones que no se mencionan en las Escrituras, pero que son juzgadas por los ancianos como «conducta relajada», o «conducta no apropiada» para un testigo de Jehová. «Conducta» en este caso abarca una amplia variedad de comportamientos que no son claramente definidos por la Sociedad, que deja la prerrogativa de discernir lo que no es aceptable a la discreción de los ancianos de la congregación. Como resultado, las normas por las cuales se puede expulsar a la gente son inconsistentes de un lugar a otro de esta religión que afirma que la «unidad» es una de las características que la identifican.

«No comiendo en compañía de»…»ni aún comiendo con…»

Es importante que conozcamos ahora cuál era la costumbre de los judíos y cristianos en el primer siglo en cuanto al tipo de compañía que tenían cuando adoraban, teniendo en cuenta que Jesús y los apóstoles eran judíos. Vivieron según el estílo de vida y costumbres de su día. Jesús enseñaba en las sinagogas; por eso se le llamó Rabbí.» Mat.26:25; 26:49; Mar.9:5;11:21; 14:45; Juan 1:38, 49; 3:2, 26; 4:31; 6:25; 9:2; 11:8

Había dos clases de compañías en la adoración religiosa: 1) reuniones públicas, como las del templo y en la sinagoga a las cuales cualquiera podía asistir; y 2) reuniones privadas de diferentes sectas. Los cristianos y los judíos participaban en ambas. Los cristianos se reunían en hogares privados, usualmente para una comida especial y para orar. El ministro que presidía preparaba la comida con fondos de la hermandad que formaban o con los suyos propios. (Hech. 20:20; véase la nota al pié de la página de las ediciones más antíguas de la Traducción del Nuevo Mundo)

Se instruyó a los cristianos a que se «saludaran» unos a otros con un beso. (Rom. 16:16; 1ªCor. 16:20; 2ªCor.13:12; 1ªPed. 5:14) Cuando Pablo en una carta envió sus «saludos» a los cristianos de Tesalónica, les pidió que saludaran de parte suya a los «hermanos» con un «beso santo». (1ªTes. 5:26) Y fue por medio de este mismo gesto que Judas traicionó a Jesús. (Lucas 22:47,48)

Pablo instruyó claramente a los cristianos a que expulsaran de la compañía de la congregación a cualquier persona que estuviera practicando voluntariamente el pecado. Naturalmente, la desasociación los excluiría completamente de que se les saludara con el señalado «beso santo» así como que no se les permitiría participar de las reuniones y de las comidas para la adoración cristiana y oración. Sin embargo, la instrucción de Pablo no prohibía tener conversación normal o testificar a anteriores miembros. Ni se les prohibía el que adoraran en el templo o en las sinagogas. Jesús, los apóstoles y Pablo, junto con el resto de los judíos, adoraban a Dios tanto públicamente en el templo y sinagogas, como privadamente con grupos pequeños en hogares diversos. (Hechos 5:42)

¿Qué hay de la instrucción de 2ª Juan 10,11?

«Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas.» – -2ª Juan 10,11. TNM

El texto de arriba no se refiere a personas que han sido espulsadas de la congregación cristiana. Cuando se lee el contexto, se ve que se refiere a cualquiera que «no trae esta enseñanza (la de Cristo).» Debido a que llevaban a cabo reuniones en sus hogares (lo que también podría incluir el estar en alguna zona excavada o en alguna tienda fuera de los muros de la ciudad de Jerusalén), en su cultura sus vecinos podrían verlo como que estaban invitando a su hogar a personas no cristianas y que compartían con ellos su forma de adorar.

Los testigos de Jehová, mientras rechazan a las personas expulsadas o desasociadas, no les prohiben que asistan a las reuniones de congregación en el Salón del Reino. Sin embargo, Pablo fue muy claro cuando específicamente instruyó a los cristianos a que no «se mezclaran en compañía con» pecadores expulsados. Si 2ªJuan 10, 11 se observara literalmente por los testigos de Jehová, tendrían que verse obligados a no invitar nunca a otras personas que no fueran testigos de Jehová de buena reputación a sus hogares o nunca saludar a nadie que no lo fuera.

¿Cómo dijo Jesús que se debería tratar a
alguien expulsado de la congregación?

«Además, si tu hermano comete un pecado, ve y pon al descubierto su falta entre tú y él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no escucha, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos se establezca todo asunto. Si no les escucha a ellos, habla a la congregación. Si no escucha ni siquiera a la congregación, sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos». -Mat.18:15-17, TNM.

La instrucción era primero tratar el asunto del pecado entre las dos personas a solas. Entonces, si el pecador no se arrepentía, traer a uno o dos más como testigos. Como último recurso, el asunto se tenía que tratar ante la entera congregación (no privadamente con los «ancianos»). Si la persona no escuchaba todavía, entonces debería ser tratada como un gentil o como un recaudador de impuestos. En otras palabras, los cristianos trataban a los anteriores miembros del mismo modo que a los que nunca se habían asociado con la congregación. Ser tratado como «un hombre de las naciones», (lo cual es decir, un gentil o extranjero) estaba muy lejos de significar ser rechazado («hombre de las naciones», Gr. ethnikos -de ethnos, étnico- que significa raza o nacionalidad, distinta de la de Israel. Literalmente, un «extranjero». Se traduce también como «gentiles», «naciones», «paganos», «gentes»). Los judíos trabajaban con gentiles, se asociaban con ellos, tenían tratos de negocios con ellos y les predicaban. En cuanto a los «recaudadores de impuestos», Jesús comió y se asoció con ellos. No eran populares pero no se les rechazaba.

Conclusión

No hay ninguna base bíblica que ordene a los cristianos que rechacen totalmente a anteriores miembros (es decir, no tener comunicación o conversación con ellos). La instrucción es expulsarlos de la congregación y tratar con ellos como cualquier otra persona que no sea miembro. Especialmente, no hay apoyo bíblico para que se rechace a los propios parientes de uno, es decir, padres, hijos y hermanos. «Si alguno no provee para sus familiares, y especialmente para su familia inmediata, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.» -1ª Tim.5:8 NIV

Cuando un testigo de Jehová varón califica para ser anciano en la congregación, se le asigna la propiedad de un libro que no es de circulación externa y que da instrucción para dirigir consejo y acciones disciplinarias de acuerdo con las reglas de la Sociedad. El título de ese libro es Presten Atención A Ustedes Mismos y a Todo el Rebaño. Es interesante ver que, en la página 104 del libro (edición 1993), se dice que no es necesario que los testigos de Jehová sean expulsados por asociarse con familiares expulsados excepto si el asociarse envuelve «asociación espiritual» o si se intenta excusar las acciones condenables del anterior miembro. Dice:

«Por lo general no se expulsaría a un pariente cercano por asociarse con un expulsado, a menos que haya asociación espiritual o se haga un esfuerzo por justificar o excusar el mal proceder». Pág.104, párr.1

A pesar de esta exclusión, a los testigos de Jehová por todo el mundo se les enseña que para agradar a Jehová Dios tienen que rechazar a sus hermanos, a sus hijos e incluso a sus padres que han sido expulsados, especialmente si el «pecado» fue el expresar desacuerdo con la doctrina de la Watchtower y por eso se les tachó de «apóstatas.» Esto es así, incluso si los cambios doctrinales subsecuentes llegan a concordar con los de la persona expulsada. Muchos testigos han sido ellos mismos expulsados por negarse a rechazar a sus parientes expulsados.

La ley del amor

Si pudiera resumirse en una sola palabra la ley del cristianismo, esta sería la del «amor«. ¿No rescata y recupera el amor al pecador? ¿Rechazaría Jesús a la oveja extraviada del rebaño?

«Ahora bien, todos los recaudadores de impuestos y los pecadores seguían acercándose a él para oírle. Por consiguiente, tanto los fariseos como los escribas seguían murmurando, diciendo: «Este hombre recibe con gusto a pecadores, y come con ellos». Entonces él les habló esta ilustración, y dijo: «¿Qué hombre de ustedes que tiene cien ovejas, al perder una de ellas, no deja las noventa y nueve atrás en el desierto y va en busca de la perdida hasta que la halla? Y cuando la ha hallado, la pone sobre sus hombros y se regocija. Y cuando llega a casa convoca a sus amigos y a sus vecinos, y les dice: ‘Regocíjense conmigo, porque he hallado mi oveja que estaba perdida’. Les digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento». -Lucas 15:1-17, TNM

Note que no es la oveja la que tuvo que regresar al encuentro del pastor; es el pastor el que sale en busca de la oveja perdida.

Oremos para que algún día los dirigentes de la Sociedad Watch Tower se sientan movidos a cesar de imponer sobre sus miembros este mandato no cristino, y de ese modo liberar a muchos miles, dentro y fuera de su religión, de este destrozar sin sentido las relaciones humanas.

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