Aunque en la vida uno tenga cubiertas sus necesidades básicas de amor, salud, trabajo, amistad, etc, muy difícil es ser feliz de manera plena si se sabe que otros sufren. Al menos si se tiene un mínimo de sensibilidad y empatía por el sufrimiento ajeno.
Por ejemplo, cuando supe por primera vez sobre el horror del que voy a dar cuenta a continuación, confieso que me estremecí profundamente, aunque sé muy bien que como ese y otros muchos horrores han tenido lugar en la historia y siguen teniendo lugar. Es difícil asumir que los seres humanos seamos capaces de tanta maldad. En casos como éste, poco importan las razones que se den. Lo mismo da que lo llevaran a cabo unos u otros, porque sin ninguna duda lo que importa aquí son las víctimas inocentes. Recuerdan las palabras de Eclesiastés 8:9 (DHH),
«Todo esto he visto al entregarme de lleno a conocer lo que se hace en este mundo y el poder que el hombre tiene de hacer daño a sus semejantes«.
La masacre de Katyn
Parte de lo ocurrido lo relata la Wikipedia del modo siguiente :
«El 5 de marzo de 1940, en Moscú, el Politburó del PCUS ordena la ejecución de 21.768 ciudadanos polacos, ejecutados tanto en el bosque de Katyn —actualmente territorio de Rusia— como en las prisiones de las ciudades de Kalinin, Járkov y otros lugares próximos. Del total de muertos, cerca de ocho mil eran militares prisioneros de guerra, seis mil eran policías y el resto eran civiles integrantes de la intelectualidad polaca —profesores, artistas, investigadores e historiadores— presos bajo la acusación de ser saboteadores, espías, terratenientes, dueños de fábricas, abogados, funcionarios públicos peligrosos y sacerdotes católicos.
El 16 de abril de 2012, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenció como crimen de guerra la matanza de Katyn.
El 21 de octubre de 2013, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a Rusia por «no haber ofrecido todas las facilidades necesarias» para investigar adecuadamente la matanza. Las investigaciones iniciadas en 1990 por Mijaíl Gorbachov fueron frenadas en 2004 por Vladímir Putin en virtud de una disposición secreta de la Fiscalía Militar. Esta situación se mantiene hasta el presente».
Toma de conciencia
Cabe preguntarse desde el estupor, cómo pudo ocurrir algo así; cómo pudo invalidarse la conciencia de tantos como para causar un sufrimiento tan horrible a otros seres humanos en nombre de ideologías que acabaron perdiéndose en el tiempo. Y se podría incluir también el genocido del pueblo armenio en 1915 a manos del imperio otomano, el holocausto judío por los nazis, los millones de muertos durante el régimen Stalinista soviético, los dos millones de muertos durante el régimen de Pol Pot en Camboya, el sufrimiento constante del pueblo sirio, o del palestino a manos del actual estado de Israel, etc, etc. Y todo ¿para qué y por qué? ¿En el nombre de Dios, de la patria, de la democracia o del socialismo? La verdad es que tanta maldad acumulada, tantos crímenes contra la humanidad hace que uno no vea tan descabellado que el gobernante de este mundo, según indica el Evangelio (Juan 14:30), sea el mismo Diablo, porque es difícil entender que tanta maldad pueda emerger solo desde el corazón humano.
No es posible vivir con plena felicidad cuando se sabe que tienen lugar de modo constante horrendos crímenes contra la humanidad. Por ejemplo, en el momento de escribir estas líneas está teniendo lugar también una horrorosa guerra en Europa (Ucrania), donde miles de personas han tenido que abandonar su hogar perdiendo todo lo que tenían y con un futuro oscuro e incierto. Otros muchos, con mucha menor suerte, mueren por las bombas o en lucha fraticida. Y es que nadie podía esperar que algo así pudiera volver a suceder en una Europa tan «culta» y que no se hayan aprendido ya las lecciones de la historia.
Y una guerra tan horrenda como esa tiene efectos perversos en otros; porque todos vivimos en el mismo hogar terrestre, y si en varios lugares hay heridas sangrantes, de un modo u otro a todos nos afecta. Como dijo Peter Salisbury, un experto en Yemen del International Crisis Group:
«Yemen ha sido golpeado tres veces por la invasión rusa de Ucrania. Primero, por la pérdida de suministros de alimentos de Ucrania y precios más altos en los mercados internacionales. Luego, por mayores precios de los combustibles. Y tercero, por un cambio en el enfoque internacional”.- Infobae, 5 de febrero de 2023.
Vienen también a la mente las palabras de John Donne («Devociones para ocasiones emergentes», 1624):
«Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti».
A menudo se tiene la sensación de que a algunos políticos les importa muy poco el efecto adverso de sus decisiones en la gente. Son pocos los que toman decisiones graves según sus intereses de poder o prestigio, pero miles los inocentes que padecen sus consecuencias. Así ha sido a lo largo de la historia humana y así sigue siendo hoy día. Como escribe el sociólogo y teólogo José María Mardones,
«Mucha de la ceguera social de la política y de los políticos procede del alejamiento de los lugares del sufrimiento… El raquitismo y la corrupción que se achaca a los políticos en nuestros días, su carencia de sensibilidad, honradez, austeridad y solidaridad frente al paro, la marginación, la soledad miserable de los ancianos con pensiones ridículas, etc., ¿no proceden de una insensibilidad moral propiciada por una ceguera y alejamiento ante los problemas de la realidad?«
“La compasión funciona desde el anhelo de otra cosa. Padece con los otros porque no acepta como normal la condición humana de sufriente… en el fondo de la compasión late un sentido global de justicia… ante el sufrimiento y la injusticia brota la indignación”.
– José María Mardones,“La autoridad del sufrimiento. Silencio de Dios y preguntas del hombre”, Anthropos, 2004.
Sirva el siguiente ejemplo como ilustración de lo que se quiere decir, cuando sí existe compasión por parte de un dirigente político. Debido a la terrible crisis financiera que tuvo lugar en 2008 propiciada por la especulación de personas y entidades, el gobierno de Italia se vio obligado a efectuar cambios drásticos en su economía. Fue la ministra de trabajo Elsa Fornero, la tuvo que dar una explicación pública sobre la magnitud de esos cambios y de cómo afectaría eso a la gente. El diario La Vanguardia lo informó de este modo:
«Las lágrimas de Elsa Fornero, la ministra de Trabajo y Protección Social italiana, han dado un rostro más humano al Gobierno técnico de Mario Monti. Fornero no consiguió, en la rueda de prensa del domingo por la noche, terminar una frase que comenzó así: «Ninguna reforma produce ahorros en el año de su introducción. Es un mecanismo largo y por tanto hemos debido, y nos ha costado mucho psicológicamente, pedir sacr…». Iba a decir «sacrificios», pero no pudo articular la palabra. Rompió a llorar y se tapó la boca.
«La reacción de Fornero sorprendió, pues tiene fama de poseer un carácter de hierro. Se trata de una mujer menuda pero enérgica, con las ideas claras, excelente oradora. Pero la emoción pudo con ella. Había vivido días previos de mucha tensión y de decisiones drásticas que jamás se hubiera imaginado tener que tomar. Una cosa es abordarlas a nivel teórico, académico, y otra muy distinta firmar un decreto que afecta a las vidas de millones de personas«.
Dedicarse a la política, al servicio público, es una grave y seria responsabilidad, no una oportunidad para alcanzar intereses egoístas. Es tener espíritu abnegado y procurar sinceramente el bienestar de la gente, por lo que virtudes como honradez, humildad, compasión o empatía deberían estar bien presentes en el alma de todo político. Si no, sería mucho mejor que se dedicara a otra cosa. Como dice Emilio Lledó, «a la política deberían dedicarse solo las buenas personas«.
Jesús de Nazaret y el sufrimiento ajeno
Por otro lado, es un contraste reflexionar en el sentir de Jesús de Nazaret cuando observaba a la gente oprimida de su día,
«Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor«.- Mateo 9:36, La Biblia Latinoamericana (LBLA).
Jesús mostró una profunda sensibilidad por el dolor ajeno porque no solo se limitaba a observarlo y dar cuenta de ello, sino que tomaba acción benefactora a favor de los que sufrían,
«Se le acercó un hombre enfermo de lepra, el cual se puso de rodillas delante de él y le dijo: —Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. Jesús lo tocó con la mano, y dijo: —Quiero. ¡Queda limpio! Al momento, el leproso quedó limpio de su enfermedad«.- Mateo 8:1-3, Dios Habla Hoy (DHH).
Aceptar en el corazón su ejemplo de sensibilidad por el dolor ajeno, puede ayudarnos a comprender su importancia y sentirnos estimulados también a obrar del mismo modo sin adoptar una posición cínica o indiferente, porque a toda persona que ha puesto su confianza en él se le anima a que «siga sus pasos con sumo cuidado y atención» (1 Pedro 2:21). Por eso se dijo de él,
«No aplastará la caña más débil, ni apagará una vela que titila. Al final, hará que la justicia salga victoriosa. Y su nombre será la esperanza de todo el mundo«.-Mateo 12:20-22, según una profecía de Isaías 42:1-4.
Adoptando su ejemplo, solo será normal que salga de nuestro corazón el impulso positivo de ayudar a otros cuando lo necesiten. Como se dice en una carta a cristianos del primer siglo,
«La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y no mancharse con la maldad del mundo«.- Santiago 1:27, Dios Habla Hoy (DHH).
Identificar el sufrimiento allí donde esté
La sensibilidad por el sufrimiento ajeno no entiende de razones partidistas ni mentalidades sectarias. Identifica el mal y el sufrimiento del inocente allí donde esté. Llama a las cosas por su nombre y sin eufemismos, sea aborto, terrorismo, explotación, discriminación, crimen contra la humanidad, abuso de menores o abuso de poder. Es sólo cuando se identifica la maldad y se la reconoce con claridad que se puede empezar a reflexionar y tomar posición firme contra ella.
Ser sensibles por el sufrimiento ajeno en nuestro entorno, hará con la suma de todos un mundo mejor. Todos deseamos estar libres del temor para nosotros mismos y nuestros seres queridos. Eso es lo que deseamos en todas partes. No importa en qué país se viva: Ucrania o Rusia, Israel o Palestina, Siria o Yemen, la humanidad entera. El nacionalismo, el fundamentalismo religioso y la ambición enfermiza de poder, han probado ser de los más acérrimos enemigos de la humanidad y de todas las personas que aman la paz. Sin embargo, todos vivimos en el mismo planeta teniendo las mismas necesidades básicas de amor, salud, trabajo, educación, etc, y es nuestra obligación moral ayudarnos y amarnos más los unos a los otros. Nunca es mal momento para recordar que el mundo sería un lugar mucho mejor si se cultivara mucho más el espíritu en el corazón humano. Como se escribió hace tiempo y con el mejor deseo,
«El Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de todo esto«.- Gálatas 5:22, 23, Traducción en Lenguaje Actual (TLA).
Esteban López
Estoy de acuerdo contigo, Esteban. Si quitamos de nuestro horizonte el amor, nos queda la miseria del consumo, que nos envanece y nos ahoga como un mal bicho.
Gracias a Dios, de vez en cuando vemos cosas tan maravillosas como el comportamiento de Polonia (que no es un país rico ) ayudando a sus vecinos. Esto me reconcilia con la vida y con Dios que lo siento dentro de ella.
Saludos
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Muchas gracias por escribir, Juana. Una bella reflexión que comparto contigo plenamente. Hay razón para la esperanza.
Un saludo afectuoso 🌹
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