La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en 1948, establece que:
«Todos tienen derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye la libertad de mantener opiniones sin interferencia y de buscar, recibir e impartir información e ideas a través de cualquier medio y sin importar las fronteras«.
La Declaración de Principios de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) adoptada en 2003 afirmó:
«Reafirmamos, como fundamento esencial de la sociedad de la información, y como se señala en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que todos tienen derecho a la libertad de opinión y expresión; que este derecho incluye la libertad de mantener opiniones sin interferencia y de buscar, recibir e impartir información e ideas a través de cualquier medio y sin importar las fronteras. La comunicación es un proceso social fundamental, una necesidad humana básica y la base de toda organización social. Es central para la sociedad de la información. Todos, en todas partes, deberían tener la oportunidad de participar y nadie debería ser excluido de los beneficios de las ofertas de la sociedad de la información«.
Se entiende sin embargo, que la libertad de expresión no es absoluta sino que tiene límites concretos. Por ejemplo en su obra Sobre la libertad, John Stuard Mill (1806-1873) escribió que «debería existir la libertad más plena de profesar y discutir, como una cuestión de convicción ética, cualquier doctrina, por inmoral que pueda ser considerada«, pero también que «el único propósito para el que el poder puede ejercerse legítimamente sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, contra su voluntad, es evitar daños a otros«.
Vivimos en una sociedad ideológicamente plural y diversa, por lo que es imprescindible que el derecho a expresar ideas o convicciones no sea solo para las mayorías ideológicas sino también para minorías que sin la protección debida, no podrían nunca expresarse o incluso ser castigadas por prejuicios o injustas acciones judiciales. Una sociedad democrática sana permirte el debate público y el escuchar ideas contrarias a las propias. Esa actitud dialógica enriquece y hace crecer en compresión a todos.
El caso Päivi Räsänen
Päivi Räsänen (1959), médico de profesión, que fue ministra del Interior entre 2011 y 2014, y líder de los demócratas cristianos, había sido acusada de tres delitos de odio contra homosexuales. Räsänen, una cristiana convencida, había cuestionado también la decisión de la iglesia estatal evangélica luterana finlandesa, a la que ella pertenece, de asociarse con una asociación líder de derechos LGBTI para organizar un evento del Orgullo. Así mismo había publicado una foto de una cita de la Biblia (Romanos 1:24-27) en la que se condena las relaciones homosexuales.
La fiscal general de Finlandia había considerado que, tras una investigación de casi 2 años, se habían recogido pruebas suficientes como para abrir un proceso penal. Afirmó que las declaraciones de Räsänen eran “despectivas y discriminatorias contra los homosexuales” y consideraba que “violan su igualdad y dignidad”, y que por tanto, “traspasarían los límites de la libertad de expresión y de religión y es probable que alimenten la intolerancia, el desprecio y el odio”. Desde 2019, Räsänen había sido interrogada por la policía en tres ocasiones diferentes. A pesar de todo ello, expresó:
“La decisión me parece chocante. No me considero culpable de amenazar, difamar o insultar a ningún grupo de personas. Todo lo que he dicho se basa en las enseñanzas de la Biblia sobre el matrimonio y la sexualidad. La investigación previa al juicio ni siquiera debería haberse iniciado de acuerdo con la decisión de la policía, que ha apuntado: ‘Si se considerara que algunos de los puntos de vista de la Biblia cumplen per se los criterios de un delito de agitación, la difusión de la Biblia o su puesta a disposición sería en principio punible como un delito de agitación’. Esto tiene mucho que ver con la libertad de expresión y la libertad de religión. En nuestro Código Penal se sitúa el concepto de intencionalidad como criterio respecto a la finalidad del autor y el hecho de que el autor perciba la naturaleza del acto como una infracción judicial culpable. Al evaluar la culpa, uno debe esforzarse por comprender genuinamente los antecedentes y el propósito del autor. Como miembro del Parlamento, he participado en la promulgación de esta precisa enmienda a nuestra legislación. Ni siquiera se me ocurrió que mi tuit o mis opiniones basadas en el cristianismo pudieran ser difamatorias o insultantes en cualquier aspecto”.
La sentencia
Finalmente, un tribunal filandés desestimó todos los cargos contra la diputada finlandesa Päivi Räsänen y el obispo luterano Juhana Pohjola. En una sentencia unánime, el tribunal concluyó que “no corresponde al tribunal interpretar los conceptos bíblicos”. La fiscalía ha sido condenada a pagar más de 60.000 euros en costas judiciales teniendo siete días para apelar la sentencia. El Tribunal reconoció que, aunque algunos pueden objetar a las declaraciones de Räsänen, «debe haber una razón social imperiosa para interferir y restringir la libertad de expresión«. El Tribunal concluyó que no existía tal justificación.
Sobre la sentencia, Päivi Räsänen expresó:
«Estoy muy agradecida de que el tribunal haya reconocido la amenaza a la libertad de expresión y haya fallado a nuestro favor. Siento que me he quitado un peso de encima tras ser absuelta. Aunque estoy agradecida por haber tenido esta oportunidad de defender la libertad de expresión, espero que esta sentencia ayude a evitar que otros tengan que pasar por el mismo calvario… cuanto más callan los cristianos sobre temas controvertidos, más estrecho se vuelve el espacio para la libertad de expresión”.
La libertad de expresión es un derecho reconocido en todas las democracias avanzadas. Pero es un derecho de todos. No puede haber más derecho para unos que para otros, más derecho para las corrientes ideológicas mayoritarias y mucho menos derecho para las minorías, por muy en desacuerdo que se esté. Está en juego la libertad que todo ser humano tiene de poder expresar sus ideas y creencias más profundas.
El siguiente vídeo es el testimonio directo de Päivi Räsänen sobre su caso personal tiempo antes del juicio.
Esteban López
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