Jürgen Moltmann, teología de la esperanza

¿Qué ha pasado con la esperanza de que esta vida de setenta u ochenta años no sea todo lo que hay? La perspectiva de envejecer y finalmente morir se suele aliviar hoy día con ideas como «un minuto de eternidad«, «Carpe diem«, «sólo se vive una vez» o «vive cada momento de tu vida como si fuese el último«. Fue en el año 13 a. C. que ya el poeta latino Horacio escribía en sus Odas, «Abraza el día (carpe diem) y dale el mínimo crédito al futuro«, y fue a partir del Renacimiento que ese concepto fue cobrando mayor auge.

Sin embargo, hay que decir que toda esa filosofía de vida se suele tener cuanto menos peso ha llegado a tener el cristianismo en la vida de la gente, incluso en el caso de personas que afirman ser creyentes. Como escribió Julián Marías:

«La infidelidad más grave al cristianismo es la que tiene mayor actualidad en nuestro tiempo: el olvido de la otra vida, la atenuación de la perspectiva de la muerte y la perduración de la vida personal. Para muchos hoy lo cismundano es el único horizonte. Como consecuencia de varios factores, se ha ido disipando la referencia a la perduración, la proyección hacia una vida con la cual se deja de contar… Nuestros contemporáneos prefieren lo único de que se puede tener seguridad: la nada. Acaso la escasez de amor es un factor que entibia el deseo, la necesidad de otra vida: si no se ama, ¿para qué? Otro factor es la politización que ha dominado a grandes porciones de la humanidad».- La perspectiva cristiana, Alianza Editorial, 1999.

Porque, ¿de qué sirve «vivir intensamente«, o tener muchos «minutos de eternidad» si realmente vamos a vivir sólo setenta u ochenta años? Además, ¿qué ocurre con tantos millones de personas a quienes se les ha arrebatado la vida prematuramente sin que apenas tuvieran la oportunidad de tener su «carpe diem» o siquiera algún «minuto de eternidad«? Y es que como escribió Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), «Necesitamos la esperanza para que nuestra alegría sea perfecta«. Y es que el cristianismo no ofrece sólo un minuto de eternidad

Debido a los horribles sufrimientos de que fue testigo durante la Segunda Guerra Mundial, un jóven alemán llamado Jürgen Moltmann vio en el cristianismo suficientes razones de peso como para no tener que renunciar a un futuro luminoso. Es significativo cómo aquel horrendo período de tiempo dio a luz grandes hombres para la historia como fue el caso de filósofos, teólogos o políticos de renombre. Jürgen Moltmann fue uno de ellos.

Biografía

 Jürgen Moltmann (nacido el 8 de abril de 1926 en Hamburgo, Alemania) es uno de los teólogos más influyentes del siglo XX y principios del XXI, conocido por su enfoque en la esperanza, la escatología y la relación entre la teología y las cuestiones sociales. Su obra está estrechamente vinculada a los contextos históricos y sociales de la posguerra, y su teología refleja una profunda preocupación por los problemas humanos y el futuro de la humanidad, especialmente en el marco del sufrimiento, la liberación y la esperanza cristiana.

Jürgen Moltmann creció en una Alemania marcada por la inestabilidad política y económica de la posguerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado en el ejército alemán, y en 1944 fue capturado por las fuerzas británicas, pasando varios años como prisionero de guerra en un campo de concentración en Bélgica y más tarde en otro campo en Escocia. Cuando llegó a saber sobre Auschwitz, Buchenwald y el resto de campos nazis de exterminio, sufrió una terrible decepción en la cultura germánica y procuraba distribuir fotos de aquel horror a sus compañeros en el campo. Fue allí cuando alguien le regaló un Nuevo Testamento y el libro de los Salmos, lo que hizo que se identificara progresivamente con la fe cristiana. Esta experiencia, marcada por el sufrimiento y la reflexión sobre el dolor humano, influyó profundamente en su posterior pensamiento teológico.

Después de su liberación, Moltmann estudió teología en las universidades de Göttingen, Bonn y Münster, donde se formó en un ambiente teológico alemán que, a pesar de los efectos del Tercer Reich, buscaba reconstruir una nueva comprensión de la fe cristiana. En 1958, Moltmann se unió a la comunidad cristiana de la iglesia reformada y fue influenciado por el pensamiento de teólogos como Karl Barth y Dietrich Bonhoeffer, así como por los movimientos sociales de la época.

A lo largo de su carrera, Moltmann ha enseñado en diversas universidades y ha sido una figura de gran influencia tanto en la teología protestante como católica, desbordando así los límites confesionales. Ha escrito extensamente sobre la esperanza cristiana, la teología política y la relación entre la fe y la justicia social. Su pensamiento se ha ido desarrollando en el contexto de las luchas por los derechos humanos, la paz y la justicia, y ha sido una fuente importante para los movimientos de liberación en el mundo, sobre todo en Latinoamérica.

Pensamiento

El pensamiento teológico de Jürgen Moltmann se caracteriza por varios temas centrales, algunos de los cuales se destacan a continuación:

– La teología de la esperanza: Moltmann es conocido principalmente por su desarrollo de lo que él llama una «teología de la esperanza», que se basa en la convicción de que la fe cristiana está orientada hacia el futuro, hacia la esperanza de la resurrección, la restauración del mundo y la llegada del Reino de Dios. Para Moltmann, la esperanza no es simplemente una actitud personal o una virtud, sino una fuerza transformadora que impulsa a los creyentes a comprometerse activamente con la mejora de la humanidad y la creación. Recibió influjo de Ernst Bloch, abierto a la trascendencia de la esperanza.

– Escatología y Reino de Dios: Moltmann pone un énfasis fundamental en la escatología (el estudio de los «últimos tiempos» o del fin del mundo), pero en un sentido dinámico y de transformación. Cree que la esperanza cristiana no solo se refiere a una vida después de la muerte, sino a la transformación del mundo presente a través de la justicia, la paz y la liberación. Este énfasis en la escatología también está estrechamente vinculado con su visión de la creación, donde la restauración del cosmos y la reconciliación de todas las criaturas con Dios son una parte central del mensaje cristiano.

– La teología de la cruz: En un enfoque que dialoga con la teología de la liberación, Moltmann destaca la cruz de Cristo no solo como el sacrificio por los pecados humanos, sino como un acto de solidaridad con el sufrimiento humano y un anuncio de la esperanza de la resurrección. La cruz es, para Moltmann, el lugar donde se encuentra la justicia de Dios con el sufrimiento del mundo.

– La relación entre fe y justicia social: Moltmann ha abogado por una teología que no esté separada de los problemas sociales y políticos del mundo. Su teología es «activista» en el sentido de que, para él, la fe cristiana implica un compromiso con la justicia social, la lucha contra la opresión y la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Esto lo llevó a participar en los debates sobre teología de la liberación y a abogar por la reconciliación entre las naciones y las clases sociales.

– Teología política: La teología de Moltmann tiene una fuerte dimensión política, ya que considera que la fe cristiana debe implicar una transformación de las estructuras sociales y políticas injustas. Es crítico con las ideologías totalitarias y aboga por una comunidad humana más solidaria, en la que las diferencias y los conflictos sean superados por la paz y la justicia.

Obras destacadas

«Teología de la esperanza» (1964): Esta obra es uno de los pilares del pensamiento de Moltmann. En ella, el autor desarrolla su concepto de una teología centrada en la esperanza escatológica, en la que la fe cristiana no se limita al pasado (la vida y muerte de Jesús) ni al presente, sino que se orienta hacia el futuro y la promesa de la transformación del mundo.

– «El Espíritu de vida» (1992): En esta obra, Moltmann reflexiona sobre el papel del Espíritu Santo en la creación y en la historia humana. Para él, el Espíritu es la fuerza activa de la esperanza y de la renovación del mundo, que promueve la liberación de las personas y la reconciliación de la humanidad con Dios y con la creación.

– «La crucifixión de la cristianidad» (1974): En esta obra, Moltmann aborda el tema de la cruz desde una perspectiva de solidaridad con el sufrimiento humano, señalando que la crucifixión de Jesús no es solo un acto de expiación, sino también un acto de identificación con el dolor y la injusticia del mundo.

– «Dios en la creación» (1985): En este libro, Moltmann desarrolla una teología de la creación que está estrechamente vinculada con la esperanza y la escatología. La creación es vista como una obra abierta, que está en proceso y espera ser completada en el futuro con la venida del Reino de Dios.

-«La comunidad cristiana» (1979): Aquí, Moltmann reflexiona sobre la naturaleza de la iglesia como comunidad de esperanza, lugar de la reconciliación y el compromiso social.

Legado

moltmann6Jürgen Moltmann ha sido una figura clave en la teología contemporánea, particularmente por su énfasis en la esperanza y en la necesidad de que la fe cristiana se articule con los desafíos sociales, políticos y ecológicos del mundo. Su influencia ha sido amplia en la teología de la liberación, el movimiento ecuménico y la reflexión sobre la justicia social.

El pensamiento de Moltmann continúa siendo relevante en un mundo que enfrenta grandes retos, como la violencia, la pobreza, la injusticia y el cambio climático. Su teología, centrada en la esperanza y la transformación, sigue ofreciendo una visión de la fe que no se limita a un consuelo privado, sino que busca la liberación y la reconciliación en el plano global.

Algo de su pensamiento

«Los campos de cadáveres de la historia, que hemos visto, nos prohíben… toda ideología del progreso y todo gusto por la globalización… Si los logros de la ciencia y de la técnica pueden emplearse para el aniquilamiento de la humanidad (y si pueden, lo serán algún día), resulta difícil entusiasmarse con Internet o la tecnología genética«.

Sólo con la esperanza en el futuro del mundo puede soportar el creyente el dolor que siente ante la impiedad de este mundo”.

  • Citas de Jon Sobrino en «Cartas a Ellacuría, 1998-2004″.

La fe, donde sea que se convierta en esperanza, no causa descanso sino inquietud e impaciencia. Aquellos que esperan en Cristo ya no pueden soportar la realidad tal como es”. 

«En los seres humanos, el conocimiento del ‘Dios viviente’ despierta sed y hambre de vida […] les hace sentirse insatisfechos con lo que son y los impulsa a buscar un futuro en que entrará más vida en las vidas que ya tienen«.

El que espera en Cristo no puede conformarse ya con la realidad dada, sino que comienza a sufrir a causa de ella, a contradecirla. Paz con Dios significa discordia con el mundo, pues el aguijón del futuro prometido punza implacablemente en la carne de todo presente no cumplido”.

  • The living God and the fullness of life (El Dios viviente y la plenitud de la vida), presentación de Jürgenn Moltmann en el Consejo Mundial de Iglesias, febrero 2016.

No existe en el Nuevo Testamento ninguna fe que no arranque “a priori” de la resurrección de Jesús… La fe cristiana que no sea fe en la resurrección no puede, en consecuencia, ser llamada ni cristiana ni fe”.

La tortura eterna infernal sirve para justificar la tortura sobre la tierra… Mientras exista un ‘infierno’ para los enemigos de Dios y nuestros enemigos en el terreno de la religión, existirán asimismo justificaciones directas o indirectas de las cámaras de tortura sobre la tierra”.

Las parábolas tomadas de la naturaleza hace que el reino de Dios apele a todos los sentidos. Huelo una rosa y huelo el reino de Dios. Gusto del pan y del vino y gusto del reino de Dios. Camino por un colorido campo en flor y palpo el reino en el que todo puede crecer y desarrollarse, el reino en el que hay suficiente para todos”.

    • Jürgen Moltmann (1926), “Cristo para nosotros hoy”, Trotta, 1997, pág. 16.

«La fe cristiana afirma que es imposible armonizar la vida y la muerte sin resurrección. ¿Debemos aceptar la muerte como parte natural de la vida? Eso significaría renunciar al amor, pues el amor desea la vida y no la muerte… Experimentamos la fuerza de la resurrección ya aquí en el amor: `Sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a nuestros hermanos’, dice 1 Juan 3:24″.

    • Jürgen Moltmann, “Cristo para nosotros hoy“, Trotta 1997, pág. 74.

«La esperanza es el motor que mueve al mundo hacia adelante«.

«La fe no es un refugio de la realidad, sino una invitación a transformarla«.

«La justicia solo puede existir si está basada en el amor».

«La vida solo tiene sentido si se vive en comunión con otros«.

«El amor es el fundamento de la vida y la fuerza que nos une con el universo«.

«La paz verdadera solo puede alcanzarse a través del diálogo y la reconciliación«.

«La muerte no es el final, sino el comienzo de una nueva etapa en la vida«.

«El perdón libera al corazón y permite la sanación de las heridas«.

«La esperanza es una actitud que nos permite enfrentar los desafíos con valentía«.

«La resurrección de Jesús es la promesa de una nueva vida para todos«.

«La fe no debe separarnos de los demás, sino unirnos en la lucha por un mundo mejor«.

«El sufrimiento puede revelar la grandeza y dignidad del ser humano«.

«La esperanza nos sostiene en los momentos más oscuros y nos da fuerza para seguir adelante«.

«El amor es la respuesta a todas las preguntas y la solución a todos los problemas«.

moltmann5«La fe nos invita a buscar la verdad y cuestionar las estructuras de poder«.

«La vida adquiere significado cuando se vive en comunión con Dios y con los demás«.

«El sufrimiento no es un castigo divino, sino una oportunidad de crecimiento espiritual».

«La esperanza nos ayuda a superar el miedo y mirar hacia el futuro con valentía«.

«La fe no niega el sufrimiento, sino que nos ayuda a encontrarle un sentido«.

«El amor es el lenguaje universal que une a todas las personas más allá de las diferencias«.

“La promesa es la que da vida a la fe, y por ello ésta es esencialmente esperanza, seguridad y confianza en el Dios que no mentirá, sino que será fiel a su palabra de Promesa”.

«La esperanza atraviesa la felicidad y el dolor, pues puede vislumbrar en las promesas de Dios un futuro también para lo pasajero, para lo moribundo y para lo muerto. Para ello habrá que decir que vivir sin esperanza es como no vivir ya«.

«La esperanza englobará toda la reflexión teológica cuando sea capaz de influir en el pensar y el obrar del hombre, transformándolo«.

    • Jürgen Moltmann, Teología de la esperanza (1964), Sígueme 2005.

Esteban López, 16 de enero de 2025.

 

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