Orígenes históricos del cristianismo

panes y pecesEl cristianismo tiene como centro a Jesús de Nazaret, persona excepcional que vivió hace dos mil años en Palestina y que se hace presente en el mundo a través de sus testigos. A diferencia de los mitos, las noticias sobre Jesús y el cristianismo especifican tiempos y lugares concretos; hablan de sucesos ocurridos en la historia, tal y como se ejemplifica, por ejemplo, en las palabras introductorias del capítulo tercero del evangelio de Lucas:

«En el año quince del reinado de Tiberio César, Poncio Pilato gobernaba la provincia de Judea, Herodes era tetrarca en Galilea, su hermano Felipe en Iturea y Traconite, y Lisanias en Abilinia;  el sumo sacerdocio lo ejercían Anás y Caifás. En aquel entonces, la palabra de Dios llegó a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto».

Este es uno de esos pasajes que llaman la atención por la gran cantidad de datos facilitados. Se nota que Lucas quería documentar bien la poderosa irrupción de Jesús de Nazaret en la historia humana. Lucas era un hombre bien formado, médico de profesión. Su relato no tiene la apariencia de una narración mítica, oscura o legendaria; no usa expresiones parecidas a las de El Quijote, tales como «en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero ni acordarme». No; ofrece datos concretos ratificados por la historia en un estilo y rigor propios del mejor periodismo documentado. Detalles no faltan:

  •  Tiberio César: emperador romano durante los años 14 a.C.-37 d.C.
  • Poncio Pilato fue prefecto o gobernador romano de Judea, Samaria e Idumea durante los años 26 a.C.-36 d.C.
  • Herodes, llamado Antipas, hijo de Herodes el Grande (Mt 2.1 nota b), fue tetrarca de Galilea y Perea del 4 a.C. al 39 d.C.
  • Felipe, otro hijo de Herodes el Grande, gobernó en Iturea y Traconítide, regiones al nordeste de Galilea, del 4 a.C. al 34 d.C.
  • Abilinia: región al occidente de Iturea.
  • Anás fue Sumo sacerdote durante los años 6-15 d.C., y su yerno Caifás en los años 18-36 d.C. Al parecer, se seguía aplicando el título también a Anás, debido a su prestigio y a que conservaba cierto grado de autoridad (cf. Jn 18.13; Hch 4.6).

El cónsul romano Publio Sulpicio Cirenio (51 a.C-21 E.C) fue enviado a Siria por César Augusto para hacer un censo con intención de establecer un impuesto. Judea estaba incluida.

«Y aconteció en aquellos días que salió un edicto de César Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado. Este fue el primer censo que se levantó cuando Cirenio era gobernador de Siria. Y todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta. Y sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón».– Lucas 2:1-7, La Biblia de las Américas.

Sin embargo, a veces se suele cuestionar a las fuentes cristianas, como es el caso de los evangelios y otros, porque se dice que son solo el testimonio de cristianos para cristianos y que Jesucristo mismo no escribió nada personalmente. No obstante, y si se piensa bien, habría que decir lo mismo de los testimonios que existen sobre el filósofo griego Sócrates, y que fueron transmitidos por sus discípulos Jenofonte y Platón. Él no dejó ningún escrito que se conozca, pero sus discípulos sí. No obstante, veamos de cuánta documentación se dispone cuando se trata del cristianismo.

Manuscritos  griegos del Nuevo Testamento

Papiro Rylands p52

Existen unos cinco mil manuscritos griegos antiguos del Nuevo Testamento o Escrituras Griegas Cristianas. El manuscrito más antiguo que se conserva de los poemas de Homero procede del siglo XIII. El texto de las tragedias de Sófocles se basa en un único manuscrito del siglo VIII o IX. Para el Nuevo Testamento la distancia es mucho más corta, los manuscritos conservados mucho más numerosos, su concordancia mucho mayor que en cualquier otro libro de la Antigüedad.

Lo que se muestra a la izquierda es un pequeño fragmento del papiro Rylands p52. Corresponde a Juan 18:31-33 y 37 y 38. Es el fragmento en papiro del Nuevo Testamento más antiguo que existe hasta el momento. Se encontró en Egipto y data de alrededor del 125 A.D. y por lo tanto escrito aproximadamente sólo un cuarto de siglo después de la muerte del apóstol Juan. Actualmente se encuentra en la biblioteca de John Rylands, Manchester, Gran Bretaña. La traducción al español de esa porción dice:

«Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?»– Juan 18:31-33, 37,38.

El manuscrito más antiguo que existe de las Escrituras Griegas cristianas es el Chester Beatty Papyrus No. 2 hallado en 1930 en Egipto por el estadounidense A. Chester Beatty. Data, según las últimas investigaciones, del año 80 d.C, es decir, muy próximo a los escritos originales. El hallazgo completo data de los siglos II al IV. Consta de porciones de ocho libros del Antiguo Testamento en griego, y porciones de quince libros del Nuevo Testamento, entre ellos fragmentos de nueve de las cartas del apóstol Pablo: Romanos, Hebreos, Primera a los Corintios, Segunda a los Corintios, Efesios, Gálatas, Filipenses, Colosenses, y Primera a los Tesalonicenses. Hoy día se conserva parte en Dublín, Irlanda, y otra en la universidad de Michigan, Estados Unidos.

Papiro Bodmer (Papiro Bodmer (P66, P72-75P66, P72-75). Colección compuesta por unos cincuenta manuscritos en griego descubierta en Egipto por M. Martin Bodmer entre 1955 y 1956. La mayor parte se conserva en la bibliotheca Bodmerianasi, Colonia, cerca de Ginebra y el resto en la Biblioteca Vaticana. Contiene partes de los evangelios de Juan y de Lucas así como las cartas de Pedro. Es la aportación más importante a la colección de papiros bíblicos desde el descubrimiento de los papiros de Chester Beatty. El papiro p75, que contiene los evangelios de Lucas y Juan, es textualmente idéntico al manuscrito Vaticano 1209 del siglo IV y que contiene tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento.

Manuscritos muy cuidados de los evangelios datan ya de los siglos III y IV. Las ampliaciones y reinterpretaciones míticas (en los evangelios apócrifos, etc.) solo se encuentran a partir del siglo II. Evidentemente, pues, el camino condujo de la historia al mito y no del mito a la historia.

Arqueología

Es significativo ver cómo la arqueología corrobora también parte de ese registro evangélico. En un artículo aparecido el 13 de diciembre de 2007 en el diario La Vanguardia de Barcelona, España, se decía:

César Augusto«La prospección geofísica realizada en el subsuelo de la Catedral de Tarragona ha permitido localizar un templo de ocho columnas frontales igual al dedicado a Cesar Augusto, por lo que los arqueólogos dan prácticamente por seguro que se trata del construido en honor del emperador romano…

«Ya en los Anales de Tácito queda documentada la existencia de un templo de culto dedicado al emperador Augusto en la antigua Tarraco, e incluso parece probado que una embajada tarraconense viajó a Roma en el siglo I d.C, y obtuvo el permiso de Tiberio, sucesor de Augusto, para la construcción del recinto»

Es muy interesante lo que el historiador Eusebio de Cesaréa (263-339) escribe en su obra «Historia de la Iglesia«, capítulo 2:

«Pilato notificó a Tiberio los rumores que corrían por toda Palestina acerca de la resurrección de entre los muertos de nuestro salvador Jesús… En su «Apología de los cristianos», Tertuliano, que conocía con exactitud las leyes romanas, famoso por diversos hechos y muy notable en Roma, redacta estas cosas en el idioma de Roma, pero traducido al griego. A continuación cito textualmente sus palabras:

«Así pues, Tiberio, en tiempos del cual entró en el mundo el nombre de cristianos, en el momento en que le fue anunciada esta doctrina que venía de Palestina -pues allí empezó-, se la comunicó al Senado, mostrándoles que a él le agradaba esta doctrina. No obstante, el Senado la rehusó por no haberla aprobado antes. Pero Tiberio persistió en su decisión anterior y amenazó con la muerte a los acusadores de los cristianos».

Poncio PilatoHasta el año 1961, muchos dudaban de que Pilato hubiera existido. Pero la arqueología cambió para siempre su perspectiva. La inscripción que puede observarse aquí fue descubierta en 1961 precisamente en el teatro de Cesaréa, y es la primera que se descubre con el nombre de Poncio Pilato, prefecto (gobernador) de Judea entre los años 26 a 36 de nuestra era. Está en latín, lengua de la Roma Imperial, y dice así:

‘Tiberieum Pontius Pilatus… Praefectus Iudaicae’ (Tiberio Poncio Pilato… Prefecto de Judea)

Algunas fuentes no cristianas

Cornelio Tácito (55-125)

Tácito: (55-125), abogado, senador y proconsul, en sus Anales (115-117) relata la historia de Roma desde el año 14 al 68 a partir de documentos oficiales. Cuando narra el intento de Nerón de culpar a los cristianos por el incendio de Roma, escribe:

«Para acabar con los rumores, Nerón presentó como culpables y sometió a los más rebuscados tormentos a los que el vulgo llamaba cristianos, aborrecidos por sus ignominias. Aquel de quien tomaban el nombre, Cristo, había sido ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato; la execrable superstición, momentáneamente reprimida, irrumpía de nuevo no solo por Judea, origen del mal, sino también por la Ciudad, lugar en el que de todas partes confluyen».

Plinio el Joven: (61-113), escritor romano, legado Imperial para la provincia de Bitinia. En correspondencia con el emperador Trajano (98-117) le pregunta cómo tratar con el asunto de la persecución de cristianos en documento oficial:

Plinio el Jóven (62-113)

«Jamás he participado en investigaciones sobre los cristianos; por tanto no sé por qué motivo o en qué medida haya de castigarlos o buscarlos. He dudado mucho si hacer alguna discriminación por motivo de edad o si tratar del mismo modo a jóvenes y a adultos; si quien se arrepiente merece indulgencia o si a uno que ha sido cristiano le sea de alguna utilidad el haber abandonado el cristianismo… Hasta ahora éste ha sido mi proceder cuando me traían personas acusadas de ser cristianas. Les preguntaba a ellos mismos si eran cristianos. A quienes respondían afirmativamente les repetía dos o tres veces la pregunta bajo amenaza de suplicio; si perseveraban, les hacía matar. Porque no dudaba, fuera lo que fuese lo que confesaban, que tal persistencia e inflexible obstinación debía ser castigada».

Respuesta de Trajano:

Trajano
Trajano (53-117)

«Caro Segundo, has seguido acendrado proceder en el examen de las causas de quienes te fueron denunciados como cristianos. No se puede instituir una regla general, es cierto, que tenga, por así decir, valor de norma fija. No deben ser perseguidos de oficio. Si han sido denunciados y han confesado, han de ser condenados, pero del siguiente modo: quien niegue ser cristiano y haya dado prueba manifiesta de ello, a saber, sacrificando a nuestros dioses, aun cuando sea sospechoso respecto al pasado, ha de perdonársele por su arrepentimiento. En cuanto a las denuncias anónimas, no han de tener valor en ninguna acusación, pues constituyen un ejemplo detestable y no sin dignas de nuestro tiempo».

Suetonio: (69-140), contemporáneo de Tácito, tenía dos cargos al servicio del emperador: secretario para la correspondencia imperial y responsable de las bibliotecas imperiales. Escribió las biografías de los primeros emperadores romanos, Julio César, y desde Augusto hasta Domiciano. En su libro De Vita Caesarum se lee:

«Explusó de Roma a los judíos, que provocaban alborotos continuamente a instigación de Cristo». (Divus Claudius 25,4; Vidas de los doce césares).

Algunas fuentes judías sobre el cristianismo

Las Dieciocho Bendiciones se rezaban en las sinagogas, según el Talmud de Babilonia, y fue adaptada contra los cristianos durante los años del rabí Gamaliel II alrededor del año 80. Ésta decía:

«No haya esperanza para los apóstatas… y perezcan los nazarenos y los herejes. Sean borrados del libro de la vida».

Justino, en sus diálogos con Trifón, finales del siglo I, ratifica esa maldición a los nazarenos, al decir:

«Vosotros, en vuestras sinagogas madecís a los que se han hecho cristianos».

Flavio Josefo: (37-100), historiador judío muy leído en la Edad Media, a quien el emperador Vespasiano le otorgó la ciudadanía romana, escribió en su libro Antiguedades Judías, lo que se conoce con el nombre de Testimonio Flaviano:

«Por ese tiempo vivió Jesús, un hombre sabio. Fue autor de obras increíbles y el maestro de todos los hombres que acogen la verdad con placer. Atrajo a muchos judíos y también a muchos paganos. Y aunque Pilatos lo condenó a morir en la cruz por instigación de las autoridades de nuestro pueblo, sus anteriores adeptos no le fueron desleales. Y hasta el día de hoy existe el linaje de los cristianos, que se denominan así en referencia a él» (18,63s).

Conclusión

Es difícil imaginar, por ejemplo, la ingente obra de Isaac Newton sobre la ley de la gravitación universal, etc, sin pensar en un Newton; tampoco los frescos de la Capilla Sixtina, sin pensar en un Miguel Ángel, o el Modernismo catalán sin un Antonio Gaudí. Del mismo modo, es muy difícil asumir que todo el impacto del cristianismo, que aparece en un momento de la historia sin mass media ni Internet, tuvo lugar sin la impronta de un Jesús de Nazaret.

Esteban López

3 respuestas a “Orígenes históricos del cristianismo

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  1. GRACIAS, por acercarme conocimientos qué, no por sabidos a veces son olvidados. Cuando uno estudió y estudia Filosofía -mi caso- tropezamos con filósofos con los cuales, más allá de compartir sus verdades debemos obviar, o no, la concepción que muchos de ellos tienen de la Creación y el Creador de todo aquello que, en muchos casos, se termina descubriendo una discusión bizantina.

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  2. Es cierto que el cristianismo no carece de evidencia histórica, todo lo contrario, sin embargo el tipo de evidencia que más habla a favor de Cristo y los cristianos es el poder mismo de su Persona y de su Palabra. El Apóstol Pablo se lamentaba en cierto de modo de que los griegos rechazaran a Cristo por considerar irracional la explicación de la resurrección y que los judíos lo rechazaran por no encontrar contunentes las demostraciones de que Jesús fuera el Mesías, sin embargo escribió: [el evangelio] es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. en últimas, pues, la evidencia que cuenta debe estar ligada a la fe… en términos de filosofía contemporánea yo lo señalaría como un compromiso ontológico.

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